Los triunfitos empezaban el día del 8 de noviembre con ganas de divertirse. A lo largo de la mañana los concursantes de 'OT 2017' ideaban una broma que realizarían más tarde a uno de sus compañeros. ¿La protagonista de la pequeña inocentada? Entre todos se decidían por la favorita del público de la gala 2, Amaia. Aunque Alfred se mostraba algo reticente en un principio, terminaba cediendo y se preparaba, junto al resto, para la acción.
Miriam y Amaia de 'OT 2017'
Alrededor de las 9:30 de la noche, cuando Amaia se encontraba en una de las salas de la Academia tocando el piano, aparecía el gancho del plan, Miriam, para decirle que todos sus compañeros estaban en plató ensayando sin ella. La pamplonesa no daba crédito a lo que estaba escuchando y no paraba de repetirse que era una broma. Miriam, entre risas, terminaba convenciéndola de que no se trataba de ninguna broma y que corriera a preguntar a alguien que podía hacer.
"Que pringada me siento, dios mío" le confesaba Amaia a su compañera cuando comenzaba a creerse que todo era verdad. Entonces, la favorita de esta semana empezaba a lamentarse por los pasillos de la Academia, detrás de una Miriam que se quedaba sin ideas para seguir la broma. La víctima no paraba de repetirse que ella no había tenido la culpa y que nadie le había avisado de nada, no sabía que todos se habían marchado a ensayar sus respectivos temas.
Con la inocencia que la caracteriza, Amaia no entendía porque se habían olvidado de ella. "A ver si me van a reñir, pero no me pueden reñir, porque yo no he hecho nada, ¿no?", decía nerviosa junto a Miriam, a la que le pedía apoyo. "No perdón no, porque yo no he hecho nada. Bueno sí, sí, perdón, voy a pedir perdón", le comentaba a su compañera, que no podía evitar reírse de la situación.
Lo más leído
¡Inocente, inocente!
La broma se alargaba y la pamplonesa comenzaba a sentirse culpable mientras no paraba de cuestionarse si se habrían enfadado el resto de compañeros y profesores. Al ver que Amaia empezaba a sentirse mal por lo sucedido, Miriam la acompañaba a una habitación y desvelaba el secreto. Al grito de "¡Inocente!", el resto de triunfitos salían de su encierro para abrazarla y explicarle que todo había sido una broma. Fue entonces cuando juntos, comentaron la jugada y se disculparon con su compañera.