Tan solo unos minutos han servido para que la organización de 'GH Revolution' deje desnuda la casa de Guadalix de la Sierra donde habitan los concursantes del programa. El reality ha eliminado este jueves durante la gala todos los muebles, toda la comida y toda la ropa de los concursantes como parte de un juego que ponía en un brete a los habitantes de la casa.
Un teléfono rojo en cada una de las habitaciones de la casa y una tentación para cada uno de sus concursantes: si descolgaban el teléfono, podrían hablar con un ser querido, pero renunciaban a perder todo aquello que antes ocupaba la habitación en la que se encontraran.
Adiós a las camas de todos los concursantes y clausurada la cocina
El juego comenzó con Mina, responsable de haber perdido las camas de una de las habitaciones tras coger el teléfono y hablar con su madre. A la catalana le siguió Pilar, que si descolgaba el teléfono perdía toda la comida que había en la casa más la nueva compra semanal. Tras un llanto desconsolado, Pilar ha declinado la opción de hablar con su madre para no perder los alimentos.
Mina se sorprende al conocer las reglas del juego
En la misma línea ha continuado Yangyang, que ha protagonizado uno de los momentos más graciosos de la semana. A la china le ha costado entender el juego. En un primer momento estaba dispuesta a descolgar el teléfono creyendo que perdería toda su ropa, pero cuando ha sabido que se jugaba la ropa de todos sus compañeros, entre lágrimas ha decidido no coger el teléfono y no hablar con su amiga Yaiza.
Por su parte, Hugo se ha jugado las hamacas del jardín y los elementos del gimnasio. Una llamada de su hermano ha tentado al concursante, que finalmente ha decidido desechar la propuesta y no ponerse en contacto con él, recuperando así el jardín de la casa. Rubén ha sido el siguiente y ha jugado las mismas cartas que Mina: una llamada a cambio de perder las camas de la segunda habitación.
Pilar llora desconsolada tras decidir no hablar con su madre
Las toallas, el jabón, los cepillos de dientes y el agua caliente volverán a estar disponibles en la casa. Y todo gracias a Maico, que tampoco ha aceptado hablar con la madre de su hija a cambio de recuperar el baño de la casa. No ha corrido la misma suerte la cocina, que ha quedado clausurada después de que Carlos descolgara el teléfono para hablar con su novia.
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Por su parte, Cristian Fernández ha preferido no hablar con su abuela para recuperar los muebles del salón. El menaje de la cocina, en este caso, dependía de Christian Gabaldón, que lo ha perdido a cambio de charlar unos segundos con su novia. Miguel ha sido el último en jugar, pero él no ha cogido el teléfono. En su lugar, el concursante recupera así los enseres del lavadero.