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Discriminación laboral, objetificación mediática, sexualización del lenguaje, brecha salarial, acoso sexual, violaciones, asesinatos machistas. La lista de cómo el machismo sigue presente en nuestra sociedad es interminable. Por ello, Jon Sistiaga y #0 se han propuesto dedicar una nueva temporada de 'Tabú' a abordar, a lo largo de cuatro episodios, el extenso tema que supone el machismo y la complejidad de combatirlo desde el feminismo.
¿Hasta qué punto el machismo tiene calado en nuestra educación y no somos conscientes de ello? ¿Cómo es posible que una víctima de violencia machista no abandone y denuncie inmediatamente a su agresor? ¿Quién le ha creado esa mala imagen al concepto "feminismo"? A pesar de las políticas de igualdad y la negación de algunos sectores, todavía no se ha acabado con el machismo y el periodista guipuzcoano se ha propuesto demostrarlo en la cuarta temporada de 'Tabú', para la que contará una vez más con testimonios de todo tipo como el de la cantante Bebe, que hace unas semanas era noticia por rechazar identificarse como feminista a pesar de la letra de canciones como "Malo" o "Ella".Jon Sistiaga presentó en Madrid esta semana 'Tabú: Machismo', que se estrena este miércoles a las 22:00 horas en #0. Tras un breve coloquio con Natalia Massó y Anna Sanmartín, el periodista defendió ante los medios la necesidad de seguir abordando este tema en el momento y contexto en el que nos encontramos. "En la Casa Blanca, con 60 millones de votos, hay un tipo que habla de 'grab a pussy'", comentaba, en alusión a Donald Trump. Precisamente, en España el estreno coincide con el juicio de La Manada en plena actualidad.
Para el futuro pide, quizás, una nueva temporada centrada en el mundo de las drogas, pero por el momento FormulaTV ha entrevistado a Jon Sistiaga para hablar de las nuevas entregas de 'Tabú: Machismo' y abordar la persistencia del machismo en la sociedad española actual.
Jon Sistiaga estrena 'Tabú: Machismo' el 22 de noviembre en #0
¿Por qué decidisteis dedicarle cuatro episodios de 'Tabú' al machismo?
'Tabú' es olfatear y poner foco en temas que nuestra sociedad considera que puedan ser incómodos, tabús o estigmas. Obviamente, el machismo en estos momentos es uno de los temazos de nuestra sociedad, no solo porque tengamos portadas cada semana, sino porque existe una enorme sensibilización creciente en la sociedad española de que hay muchas cosas que deben cambiar, que además se pueden cambiar y que en muchos casos es muy fácil.
Pero sobre todo porque, además, la consideración de nuestra sociedad como una sociedad machista explica por qué unas cuantas veces al año, unos hombres malos llevan al extremo este machismo cultural que tienen, considerando a la mujer como un objeto, como algo de su posesión, y llegan incluso a agredirla o a matarla.
La violencia de género es la consecuencia última de una cultura, de una tradición, de una educación machista que nos viene ya de serie a todos
¿Por qué crees que ahora mismo, tanto en España como en otros países del mundo, hay tanta sensibilización con el machismo?
Quiero pensar que cada vez nos estamos civilizando más, aunque creo que las redes sociales han hecho bastante por visibilizar temas y generar contenidos en los que muchas veces ni nos damos cuenta y no poníamos el foco. Creo también que una de las pocas cosas buenas que han hecho casi todos los gobiernos de nuestro alrededor, incluidos también los nuestros, es empezar a poner el foco en la violencia de género y en cómo acabar con ella, y de ahí saltar a que la violencia de género es la consecuencia última de una cultura, de una tradición, de una educación machista que nos viene ya de serie a todos.
Empezar a repensarnos como sociedad es algo que hemos tardado en hacer, que todavía nos va a costar. Hay muchas reticencias y muchas negaciones. De alguna manera deconstruirnos a nosotros mismos como hombres muchas veces va a ser muy complicado, porque no estás acostumbrado a una serie de cosas que las ves como algo absolutamente normal, ocasional, cultural o incluso algo a lo que tampoco hay que darle tanta importancia. Por ejemplo, seguir diciendo que algo muy bueno es "la polla" o es "cojonudo" y algo muy malo es un "coñazo" es, de alguna manera, sexualizar o genitalizar el lenguaje o considerar que lo que es negativo tiene condición de femenino.
Bebe se reafirma como no feminista en el primer episodio de 'Tabú: Machismo'
¿Qué testimonio o aspectos que hayas podido descubrir sobre el machismo te han sorprendido más?
Cada capítulo tiene sus puntos interesantes. En el primero, las reflexiones que hacen las propias feministas sobre por qué su mensaje, que es tan simple como defender la igualdad de oportunidades y derechos entre hombres y mujeres, no ha calado como tal. Esa autocrítica creo que era necesaria y me parece muy valiente. Hay testimonios sorprendentes como el de la cantante Bebe, que pese a ser tener cuatro grandes canciones que son auténticos himnos feministas ella no se considera feminista.
En el segundo episodio, que va un poco más sobre la educación y los jóvenes, creo que va a sorprender mucho el testimonio de Raquel Revuelta, ex Miss España, empresaria y modelo. De alguna manera, considera que los concursos de belleza en este momento no tienen ningún sentido, no aportan nada a la mujer pese a que ella vivió de uno de ellos, y reconoce que han estado históricamente manejados y organizados por hombres, no por mujeres. Es decir que el patrón de belleza femenino, llamado "dictadura de la hermosura", ha sido siempre decretado y manejado por hombres. Como ves, 'Tabú' siempre intenta buscar miradas laterales a temas de los que todo el mundo hablamos.
El último capítulo va a ser probablemente el más comentado porque hablan los maltratadores
En el tercer y cuarto episodio habláis con las dos partes de la violencia machista: víctimas y maltratadores.
En el tercer episodio tenemos testimonios de víctimas de violencia de género, cuatro mujeres con unos testimonios apabullantes que no por muy escuchados dejan de impresionar o de existir en esta sociedad. Lo que más me interesaba a mí era que ellas nos contaran ese mecanismo invisible, esas cadenas que las unen durante tanto tiempo a sus agresores, a los personajes que las humillan constantemente. No hay una sola explicación, hay múltiples factores que hacen que esa persona siga unida a ellos, sobre todo el pensar "ya cambiará" o "le voy a hacer cambiar".
El último capítulo va a ser probablemente el más comentado porque hablan los maltratadores y en 'Tabú' habla todo el mundo sin ocultar su rostro ni su identidad. Hablan con la cara descubierta y veremos cómo hay diferentes hombres, diferentes masculinidades, diferentes tipos de maltratadores. La gran pregunta que se harán espectadores es si un maltratador puede curarse o no. Esa es una pregunta que no me la hagas porque tampoco te la puedo responder, creo que cada uno tiene que sacar sus conclusiones. Creo que alguno de los que hablan está absolutamente curado, porque se ha deconstruido completamente, y algún otro... tengo todavía muchas, muchas dudas.
Jon Sistiaga, hablando con Cristina Seguí en el primer episodio de 'Tabú: Machismo'
¿No crees que precisamente por ser un tema tan sensible puede que os critiquen no haber hecho más denuncia en vez de exponer los testimonios?
No, 'Tabú' no es un programa de denuncia, es un programa espejo. 'Tabú' es un programa incómodo para espectadores inteligentes que son capaces de asumir que van a ver algo que quizás no les guste pero que les va a hacer aprender algo. Pretendemos utilizar la empatía como herramienta periodística, escuchar al otro y ponerse en el lugar del otro. No para que te convenza, sino para que veas cómo está pensando la otra persona y para reforzarte en tus propias ideas, si quieres. La denuncia como tal ya existe. Las políticas de igualdad, aunque la crisis ha hecho numerosos recortes, existen en las comunidades autónomas y el Gobierno central, si bien deberían tener más peso. 'Tabú' lo que busca es escuchar a la gente de otro entorno.
Creo que en España hacemos un periodismo demasiado de titulares, demasiado rápido, buscando el cliqueo rápido. 'Tabú' es un formato donde la gente puede hablar tranquilamente, dejarse escuchar y que les escuchemos. Creo que esa es la ventaja del formato, no se trata de convencer. La línea argumental del programa está muy clara. El machismo es un temazo que está en la calle, que lo sacas allá donde vayas y todos y todas tienen algo que decir, porque ya es un tema que nos afecta a todos, porque lo sufrimos. Muy poca gente puede decir que está fuera.
Los hombres deberían hacerse feministas, todos
Personalmente, ¿no te daban ganas de replicar cuando escuchabas testimonios como los de Cristina Seguí o Yobana Carril?
Las réplicas están dadas, por eso se provocan esas respuestas. Pero el periodista es un tipo que tiene que tratar de ser lo más neutro posible, aunque no te guste lo que estás escuchando. Luego, lo tienes que refutar. Si alguien dice que hay numerosas denuncias falsas, pues tienes que decir que los datos son de un 0,06%; si comentan que no hay brecha salarial, pues según Eurostat es el 16% a nivel europeo, según el Gobierno español el 15% de diferencia salarial. O sea, los datos están ahí. Puedes creértelos o no, pero como periodista solo tienes que contraponer o replicar con datos, no tanto con ideas. Entiendo que precisamente por lo que estás preguntando es por lo que va a haber gente que no va a estar contento con esas entrevistas, pero también habrá otros que no estén contentos con otras entrevistas y esto me parece lo interesante de este programa: el generar esa idea de debate, de escuchar todo, aunque te remuevas en el asiento.
¿Te hubiera gustado hablar con alguien que no ha querido?
Yo creo que he conseguido, más o menos, todos los testimonios que quería. Igual una persona no ha podido y hemos buscado una alternativa, pero digamos que todas las aristas que pretendía tocar las he tocado. Sí me hubiera gustado incluir a algún grupo musical de hace 20 años que tenían letras que ahora se considerarían muy machistas o violentas, pero no he podido porque están en otra película y no quieren vincularse. Pero también es un hecho que demuestra que todos hemos tenido una cultura que nos ha hecho escribir o cantar unas canciones que ahora consideraríamos absolutamente incorrectas.
¿A ti te ha cambiado personalmente realizar estos reportajes?
Este es un programa que me ha cambiado en algunas cosas porque precisamente al estar investigando y produciendo este documental he visto unas cuantas cosas que yo todavía seguía haciendo y que podían ser consideradas o tildadas de micromachismo. Y lo haces por tradición, porque es lo que te han enseñado, crees que no pasa nada, no le das importancia... No digo que haya que cambiar todas esas cosas, pero sí darte cuenta de que si las haces a alguien le puede sentar mal. Hablo de chorradas, o sea, como abrir la puerta a una mujer. Ella tiene el mismo derecho y ganas, o no, de abrírtela a ti. Lo que pasa es que en ese juego de educación hay una carga obvia, de que yo tengo el privilegio y te cedo el paso para que te sientas bien.
Fernando Jerez, Jon Sistiaga y Alfonso Cortés-Cavanillas, en la presentación de 'Tabú: Machismo'
Eres un hombre hablando de machismo y de feminismo, ¿qué papel crees que tienen que tener los hombres en la lucha feminista?
Los hombres deberían hacerse feministas, todos; porque es algo tan sencillo como estar al lado de la igualdad de derechos y deberes de mujeres y hombres. ¿Quién no está de acuerdo con eso? No creo que no haya muchos que no estén de acuerdo. Otra cosa es que a muchos y a muchas les guste etiquetarse con un concepto, que para muchos significa otra cosa por años, por educación o por propaganda.
Más que convertirse en feministas, creo que los hombres deberíamos tener un papel activo en acabar con la violencia de género. Tolerancia cero, dejar de reír las bromas machistas de nuestros compañeros, aplicarnos el "no" es "no", y punto. "No" es "no" y no pasa nada, no es "me ha mirado, parece que tienes ganas, tú no lo sabes...". No, eso no es así.
Creo que en el panorama actual es muy necesario volver al periodismo de tranquilidad
'Tabú' llega en un momento en el que el machismo está de plena actualidad por el caso de La Manada. ¿Cómo analizas ese juicio mediático y legal?
A mí me gustaría que ese juicio se celebrase precisamente sin cobertura mediática o más allá de la cobertura razonable. Creo que otra vez los medios nos estamos volviendo a equivocar en poner el foco en la víctima, aunque no cuentes quién es y no hayas dado su nombre pero en dar cobertura si la víctima se movió o no en redes sociales después de la supuesta violación, si salía de copas, si se fotografía y hacía selfies... como si no tuviera derecho a rehacer su vida. Me parece personalmente mucho peor el no haber admitido todos los whatsapp previos a ese viaje, donde alguien está preparándose para hacer lo que es evidente que luego ha ocurrido.
Cambiando de tema, ¿qué ha pasado con el Jon de territorios más extremos?
(Risas) Territorios extremos... ojito, eh, que me estoy metiendo en unos jardines con el machismo... (risas) Bueno, es una cuestión de evolución. Como periodista he ido pasando numerosas fases y creo en la idea de reinventarnos, o reinventarme al menos, cada cinco u ocho años. Generar un nuevo producto, una nueva proyección profesional que me vuelva a agitar, que me vuelva a emocionar, que me deje contar cosas y que responda un poco a ese momento personal o emocional.
¿Echas de menos cubrir conflictos?
No echo de menos ir a conflictos o guerras, pero nunca lo he echado. Hubo un momento de mi vida que yo creo que lo hacía bien, se me requería por empresas o jefes el poder hacerlo y era un territorio en el que estaba relativamente confortable haciéndolo. Ahora estoy un poco más en el territorio de la reflexión. Después de 30 años de carrera profesional todo esto que he podido aprender en todos esos territorios sobre matar, sobre el cuerpo o sobre machismo lo llevo a otro terreno más reflexivo, más de debate en un tono más calmado y pausado.
Además, te digo una cosa, creo que en el panorama televisivo y periodístico actual es muy necesario volver. No tengo más que mirar lo que ha pasado en este país en los últimos dos meses en diferentes terrenos para ver que es necesario otra vez ese periodismo de tranquilidad. No basado en tweets rápidos y en retweets orgiásticos, sino en una reflexión pausada de qué me están contando, por qué, quién es la fuente, de dónde viene, está contrastado, etc.