Ana Rosa Quintana, en imágenes 42 fotos
Tras "el procés" y la Declaración Unilateral de Independencia de Cataluña, el ambiente que se respira es de crispación absoluta. Llevamos meses en lo que no se sabe muy bien cuál será la solución ante una sociedad cada vez más dividida y una clase política que no consigue contentar a todo el mundo, agravando dicha grieta. Dicha situación es contada día a día con los reporteros de todos los programas de información del país.
Miquel Valls lleva ya tres años trabajando en 'El programa de Ana Rosa' y, durante los últimos dos meses, ha vivido situaciones de gran tensión al ser increpado por algunos manifestantes y recibidos al grito de "prensa manipulación" en muchos de los puntos desde donde nos informa de lo acontecido. FormulaTV ha hablado con él para conocer de primera mano cómo se enfrentan los reporteros a estas situaciones tan desagradables y peligrosas.Miquel Valls, reportero de 'El programa de Ana Rosa'
El día 8 de noviembre, durante la huelga general en Cataluña, uno de los huelguistas te increpó diciendo que estabais "manipulando y mintiendo" y no es la primera vez que os pasa. ¿Crees que la gente paga con los medios los conflictos políticos? ¿Por qué crees que pasa?
La sociedad es libre de poder salir a la calle y gritar lo que quiera. Acepto todas las críticas siempre que sean con educación y respeto. He intentado buscar el diálogo entre los manifestantes pero hay veces que no lo he conseguido. Cuando hay una concentración indepententista a los medios que que tienen sus sedes en Madrid nos toca aguantar todo tipo de críticas y lo mismo pasa cuando se reúnen los constitucionalistas y los compañeros de los medios catalanes quieren informar. Yo como ciudadano exigiría explicaciones a los políticos que son los que nos han llevado hasta aquí y no a los periodistas. Vivimos una situación límite.
Las concentraciones en las que he estado han sido pacíficas
Pasó algo parecido durante la huelga del 3 de octubre, ¿no sientes miedo en esos momentos?
Cuando estás en directo nunca sabes lo que puede pasar. No tienes el control de nada. No soy muy consciente en ese momento de lo que podría pasar. La mayoría de veces son los propios cámaras los que me frenan y me invitan a salir de las concentraciones. Ellos son los que tienen mejor campo de visión. Tengo respeto, no miedo. Las concentraciones en las que he estado han sido multitudinarias y verbalmente muy críticas, pero pacíficas. Nadie ha llegado a la violencia física conmigo.
¿Qué te dicen tus compañeros y tus familiares cuando ves esas situaciones tan tensas?
Mis compañeros y todos los jefes siempre me tranquilizan en todo momento. Se viven momentos de mucha tensión. Tienes que tener paciencia, escuchar y callar en muchas ocasiones. Los que lo pasan peor son mis padres. Mi madre alguna noche me ha llamado llorando. Eso ha sido lo más duro. No se lo merecen. A ninguna madre le gustaría ver a su hijo trabajando es esas condiciones.
Cuando la cámara se apaga, ¿siguen increpando a los reporteros o es algo hecho para ser visto?
Hay días de todo. Depende de lo que haya pasado entre los políticos o en el programa. Puede ser un momento puntual o alargarse durante todo el día. Me estoy acostumbrando a vivir con eso y no me gusta nada. Todos los periodistas estamos en el punto de mira por el simple hecho de contar la realidad que vivimos en la calle. La gente ahora tiene por costumbre grabarte con los teléfonos y subirlo a las redes para seguir durante días con lo sucedido.
Huelguista increpando a Miquel Valls en pleno directo de 'El programa de Ana Rosa'
Naciste en Mora d'Ebre y estáis cubriendo "el procés" minuto a minuto, ¿cómo lo estáis viviendo? Al final, es informar de que tu pueblo está dividido...
Nunca pensaba que podría llegar a vivir lo que estamos contando. No me lo imaginaba. Un día le mandé un mensaje a Ana Rosa y le conté lo que estaba pasando en la calle. El "procés" para mi tiene una parte emocional y una carga psicológica grande. Me toca de cerca. Me he despertado algunos días muy triste. Tendremos que esperar a que pasen los años para volver a reconstruír lo que está roto. Mis jefes siempre me han ofrecido la posibilidad de volver a Madrid o descansar en cualquier momento pero como periodista siempre he tenido claro que quería seguir contándolo.
Nos merecemos y tenemos que exigir más responsabilidades a los que mandan
A pie de calle, ¿Cuáles son los sentimientos que predominan en la gente?
La calle está cansada. Los comerciantes agobiados. Es agotador vivir con la incertidumbre a la que nos está sometiendo la clase política. Nunca sabes lo que pasará mañana. Apostar o aventurarte a los hechos es perder seguro. Nos merecemos y tenemos que exigir más responsabilidades a los que mandan. He visto a gente llorar de emoción y a otros de tristeza. Es una mezcla estraña.
Tu compañero, Luis Navarro también tuvo un conflicto con un Mosso d'Esquadra en Bruselas. ¿Se nota la presión de los cuerpos policiales con la prensa?
Yo nunca he tenido problema alguno con los cuerpos policiales. En Cataluña ahora intentan convivir dos fuerzas de seguridad: la Policía nacional y los Mossos d'Esquadra. Siempre se han portado muy bien conmigo y han facilitado nuestro trabajo. Es un momento complicado para todos.
¿Cómo comienzas a trabajar con Ana Rosa Quintana?
Por casualidad. Había terminado el programa en las mañanas de una televisión en Cataluña. Estaba en Madrid descansando unos días con un amigo al que habían llamado para una prueba de verano. Me animó él. Me dijo que lo acompañara a la entrevista y que la hiciera. Fui y me contrataron. Mi vida cambió por completo. Cerré mi casa de Barcelona y me instalé en Madrid para trabajar durante tres meses... y llevo ya fijo casi tres años.
Ana Rosa Quintana y Miquel Valls en la cobertura de los atentados de Barcelona
Ella dijo que los reporteros hacíais cosas en contra de su voluntad, ¿tú has sobrepasado el límite marcado por el programa intentando dar una noticia?
El límite al final siempre lo marcas tu. Nadie te obliga a buscar la tensión, el peligro o la lágrima. Siempre me he sentido muy libre con todos los temas. A mi me gusta hablar siempre de un modo muy claro con todos los testimonios y mirarlos a los ojos. Algunos se convierten en parte de tu família durante unos días. Nunca he buscado la exclusiva, siempre la confianza y la complicidad. Esa es la clave.
Llevas dos años y medio en 'El programa de Ana Rosa'. Siendo uno de los reporteros con mayor peso en el programa, ¿qué balance haces de este tiempo?
Muy bueno. En el programa he vivido momentos muy felices y otros no tanto. Al final el programa es como la vida misma. Un formato diario de actualidad y de larga duración te exige una dedicación completa, personal y profesional. Siempre les he dicho a mis jefes que el día que me sienta cansado seré el primero en comunicarlo y dejar el programa. Por suerte existe una relación muy buena entre nosotros. Ellos se han convertido en parte de mi familia en Madrid. Me llevo bien con todo el equipo y existe una gran complicidad entre nosotros.
Al final los protagonistas de la noticia se convierten en grandes conocidos
¿Cuál ha sido el suceso que más te ha tocado la fibra? ¿Cómo consigues mantener el tipo?
Admiro a la gente que confía en nosotros para que podamos transmitir lo que viven. He llorado algunas veces. Nunca te acostumbras a tener que contar cosas tristes o trascendentales. Al final los protagonistas de la noticia se convierten en grandes conocidos. Me marcaron mucho los atentados en Barcelona y Cambrils, el caso de la pequeña Nadia, la muerte de las niñas de Moraña en Galicia...
'El programa de Ana Rosa' cerró la temporada 2016/17 con sus mejores datos desde febrero de 2015, sin embargo, en esta temporada 'Espejo público' está sacando pecho, ¿Cómo afrontáis el equipo estos datos?
Toda competición sana es buena. Eso te exige una superación constante. El programa se adapta a cualquier necesidad o demanda del espectador. Cada día estás sometido a un examen constante y el programa siempre los supera y con nota. Mi relación con los compañeros de otros programas es buena pero yo lucho por lo mío y los míos.
Te hemos visto alguna vez presentando con Joaquín Prat en verano, ¿te planteas cambiar la callé por el plató?
Eso es una cosa que se tienen que plantear los que mandan. Nunca he pedido nada. Cualquier decisión siempre ha salido de ellos. Yo intento cumplir con todo lo que me piden. Fueron días puntuales por la ausencia de Patricia Pardo. Me llevo muy bien con Ana Rosa y Joaquín. Llevo dos meses en Barcelona. Tengo ganas de verlos y darles un abrazo.