Serie relacionada
El 4 de noviembre de 2016 llegaba a Netflix 'The Crown', una serie basada en la vida de la reina Isabel II de Inglaterra que se convertiría en una de las ficciones de la plataforma de streaming más reconocidas tanto por crítica como por público. Esta serie sobre la corona británica viaja en los años de reinado de Su Majestad durante el siglo XX, iniciándose, como vimos en la primera temporada, con su ascensión al trono.
Claire Foy es la reina Isabel II en 'The Crown'
Pero además de a un nivel de tramas, el movimiento también es útil para dotar a la ficción de una continuidad de la que adolece debido al carácter con la que ha sido creada. 'The Crown' debe retratar a lo largo de diez episodios los momentos clave de una década de reinado, por lo que resulta complicado empastar un capítulo con otro de la historia salvo por pequeños detalles que se mantienen constantes en el tiempo, como son los problemas matrimoniales o las rencillas entre Isabel y Margarita. Es por ello que, en ocasiones, da la sensación de que el espectador se enfrenta a una serie autoconclusiva en donde cada capítulo ha de resolver una cuestión. Atención, que esto no es un problema, sino una manera lógica de enfrentar la realidad de la serie, pese a que se echa de menos ciertas tramas de continuidad.
Un simple gesto lo dice todo
Claire Foy es la reina Isabel II en 'The Crown'
'The Crown' tiene muchos aspectos por los que ser una de las series más destacadas de Netflix, pero la joya más brillante de su corona es Claire Foy. La actriz, encargada de interpretar a la Reina Isabel II, logra mimetizarse con el personaje a la perfección. En la temporada pasada consiguió dotar de humanidad a una Reina endiosada, mostrando su humanidad y las dificultades de hacerse con el trono a una edad tan temprada. En la segunda temporada mantiene esa esencia, permitiendo ver los puntos débiles de la Reina.
Pero pese a ese aspecto de guion que ayuda a establecer una conexión con el personaje, el trabajo más importante lo realiza Foy sin hablar. Las miradas, los gestos y hasta un simple parpadeo están dotados de significado. La protagonista sabe cómo manejar al personaje, conoce sus sentimientos y su manera de actuar en cuanto a los problemas a los que ha de enfrentarse; y se nota. La magnificencia se encuentra en los pequeños detalles, y es que, en la mayoría de los casos, menos es más.
Necesidad de un mayor peso de los secundarios
Vanessa Kirby es la princesa Margarita en 'The Crown'
La representación de la Reina es el principal objetivo que busca la serie, pero, en ocasiones, queda diluida la presencia de los personajes secundarios. Uno de los principales problemas es la falta de peso de Matt Smith y Vanessa Kirby, quienes bordan los papeles del duque Felipe y la princesa Margarita, respectivamente. En muchos capítulos su presencia es meramente anecdótica, lo cual es una auténtica pena, pues las interpretaciones de ambos permitirían dar un mayor juego al personaje de Foy. Esto se siente especialmente con el personaje de Margarita, y es que las dos hermanas generan un perfecto contrapunto entre la rectitud y la rebeldía que, cuando se encuentran, supone un detonante de lo más interesante.
Probablemente el mayor incoveniente de 'The Crown' sea su necesidad de ser fiel a la historia, lo cual genera que haya que prescindir de elementos que podrían dotar las tramas de mayor potencia. Sin embargo, en esta segunda temporada se echa en falta un personaje que dinamice la cuestión real, como bien hacía John Lithgow en la piel de Winston Churchill.
Conclusión: Claire Foy, te vamos a echar de menos
Claire Foy y Matt Smith en 'The Crown'
En definitiva, la segunda tanda de 'The Crown' logra seguir los pasos de su predecesora sin nada que envidiarle. Mantiene el interés generado en la primera y, al igual que ocurre con Isabel, resulta más madura. Mención destacada merece la labor de dirección de arte, ya que los vestuarios, los peinados y la ambientación son dignas de ser alabadas. 'The Crown', visualmente, resulta muy bonita, pero técnicamente más. El trabajo de dirección está muy bien estudiado, lo que junto a una buena escritura de guion ofrece un producto cuidado al milímetro en donde nada se deja al libre albedrío. Tratar una serie con tanto mimo se agradece.
La segunda temporada ha sido la última de Claire Foy en 'The Crown', pues por cuestiones de coherencia con el guion le debe dejar el testigo a una actriz mayor. Sin embargo, Foy puede marcharse con la seguridad de haber realizado una gran interpretación en estos 20 episodios y haber dejado el listón muy alto a su sucesora. La tercera temporada será un auténtico lavado de cara, lo cual es complicado de adivinar hasta qué punto puede resultar beneficioso, ya que sus intérpretes han calado muy hondo gracias a un trabajo impecable. Aún así, las dos primeras décadas de reinado son un auténtico tesoro, con una segunda temporada que sabe mantener el nivel de la segunda. Larga vida a la Reina de Netflix.