En la mañana del viernes 24 de noviembre, uno de los temas que se trató en 'El programa de Ana Rosa' fue la ocupación de "La Yaya", una nave en el barrio madrileño de Argüelles, que lleva un mes sufriendo el asedio de la empresa de desalojos ilegales Desokupa. Durante la entrevista a uno de los miembros del grupo que ha tomado el complejo, Ana Rosa Quintana protagonizó un intento de flirteo nacido a raíz de que no podía verle la cara.
Imagen de Ana Rosa y el reportero Jano durante la entrevista con el okupa
"Detrás de todo esto no hay ninguna ideología, querida mía. Hay una humanidad, unas ganas de dar un servicio al barrio y a todas las personas que se quieran pasar" explicó el okupa, oculto tras una pared para que la cámara no lo enfocara y acompañado por Jano, reportero del programa. "No estamos atacando a nadie que necesitase este espacio para seguir con el transcurso normal de su vida", concluía el okupa. "Querido, tiene un propietario y no sabemos que proyecto tiene", respondía Ana Rosa. Una afirmación ante la que el desconocido se defendió alegando que el complejo, según les habían contado los vecinos, llevaba abandonado más de veinte años y tampoco tenía el tamaño suficiente para ser especulado ni podía ser derribado por ley.
Tras un breve debate sobre las actividades que llevaban a cabo dentro de "La Yaya", Ana Rosa admitió sentirse inquieta: "Me estoy poniendo muy nerviosa de no verte la cara. Es que parece que esté hablando con un fantasma". "Lo siento, Ana Rosa, pero yo no soy un personaje público", respondió el okupa. "¿Eres guapo?", preguntó la presentadora, de forma inesperada. El desconocido respondió con educación, aunque con contundencia, que "no sabía si era guapo o no, aunque eso no era relevante". "Tengo corazón", concluyó, mientras Ana Rosa comentaba que luego sería Jano quien respondiera.
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"Damos unos servicios que son humanos"
Durante la entrevista, Ana Rosa escuchó las palabras del okupa y manifestó no estar de acuerdo con él en el hecho de que, a pesar de no poder derruir el edificio ni construir, había otros usos para una nave como esa, como eran los centros culturales, las galerías de arte o los restaurantes. "Nosotros somos un centro cultural, una galería de arte", afirmó el okupa. "Cualquier persona que quiera comer, puede venir a comer con nosotros", añadió el entrevistado. "No somos un restaurante, pero damos unos servicios que, entendemos, más que sociales son humanos", precisó el okupa, al hablar de las actividades que llevaban a cabo.