Crítica de 'Colegas': La ironía de los juguetes rotos de 'Compañeros' y 'Al salir de clase'

Las series adolescentes marcaron las parrillas de los noventa gracias a un éxito sin precedentes que llenó las carpetas de miles de quinceañeros. La inopia en la que quedaron los más de 150 actores que pasaron entre las diferentes aulas televisivas es ahora el objetivo humorístico de 'Colegas', la serie de la plataforma de RTVE, Playz, producida por Veralia Contenidos Audiovisuales. Porque su juego se centra en ese limbo de la memoria popular que les desterró al olvido tras protagonizar horas de pantalla, así como las ya desaparecidas revistas teenager. Sus nuevos capítulos ya han llegado a la plataforma donde Manuel Feijóo, Julián González, Lara de Miguel, Fernando Gil y Marta Solaz, entre otros, dan forma a todos aquellos a los que una generación siguió fervientemente.

Parece que la nostalgia es una nueva fórmula de atracción para el espectador. Tras el éxito de 'Operación triunfo' o la recuperación de 'Fama, a bailar' es evidente que la televisión tiene su mirada puesta en los éxitos de antaño. Con esta webserie, es curiosamente RTVE la que se nutre de los antiguos éxitos de otras cadenas. La nueva corriente nostálgica le da un sabor especial al visionado de productos como 'Colegas'. Porque, en cierto modo, uno de los atractivos es ver a esos chicos con los que creciste parodiando sus vidas.

Porque si algo encanta de esta nueva ficción transmedia son sus ganas de reírse de uno mismo. Con el tiempo como aliado, la perspectiva de lo que vivieron tanto actores como público genera un humor ácido que te ayuda a conectar con la serie: lo inverosimil de aquellas historias que nos fascinaron, así como los tópicos en los que cayeron sus protagonistas terminan siendo el mejor de los gags.

La fama de los denominados "juguetes rotos"

La serie se enfrenta directamente con un pensamiento popular que engaña al espectador: ¿No salir en la televisión significa el olvido y el fracaso?, a juzgar por el juego que nos presentan, sí. Pero esta es la magia de esta dramedia, ironizar con situaciones posiblemente más que reales y lo que fue de sus vidas una vez cerrada tal exitosa etapa.

De igual manera, la forma de consumir televisión y el devenir de sus formatos se avista con cierto toque cañero que simplemente planta la semilla de la reflexión. Sus protagonistas, en busca de trabajo y de recuperar algo que perdieron hace tiempo, se proponen resucitar la serie que les elevó a los altares de la gloria, pero la televisión ha cambiado.

Independientemente de todo trasfondo de crítica e ironía, la serie gusta porque te transporta a una época que parece lejana pero que, a la vez, tenemos muy presente. Numerosos rostros se pasean por estos capítulos de 20 minutos, donde cada uno de los guiños está medido. Seguramente, todos aquellos consumidores de series adolescentes también conozcan a la ya famosísima Soy Una Pringada, que ofrece el espíritu milenial que no te hace sentirse tan desfasado, Esty Quesada es simplemente ella cuando habla de aquello que le encanta.

A destacar, curiosamente, los rostros que no formaron parte de esas series, con permiso de Rafa Reaño que te arranca la carcajada en cada plano, posiblemente porque lo más difícil para el resto es hacer de uno mismo de forma natural ante la cámara. Enrique Villén y Javi Coll son la cara más amarga de la industria, la más casposa, pero también la más divertida de 'Colegas'.

En definitiva, 'Colegas' es una serie fácil de consumir, ligera y que rescata a tu fan interior. Es la mejor manera de reírte con ellos de ellos y de ti mismo, con la sincera reflexión de que no siempre cualquier tiempo pasado fue mejor. O sí...