Crítica: El origen de Jessica Jones protagoniza una 2ª temporada más noir y con más girl power

Netflix eligió a uno de los principales villanos de Jessica Jones, Killgrave (David Tennant), para abrir la serie en la primera temporada. Una decisión que nos sumergió de lleno en el universo oscuro y sórdido -y muy, muy etílico- de la protagonista pero que no atendió tanto a las raíces del personaje. Y como todo héroe con superpoderes tiene un origen que construye su identidad, esta segunda temporada ahonda en el nacimiento de Jessica Jones tal y como la conocemos.

Más de dos años se ha hecho esperar esta segunda temporada de 'Jessica Jones', que agudiza su faceta de género negro detectivesco y rebaja el tono de acción fantástica propio de las ficciones de superhéroes. Un movimiento inteligente de cara a diferenciar la serie y una decisión que no se habría podido tomar con ninguna de las otras cinco del Universo Marvel en Netflix.

Jessica Jones no eligió ser conocida, nunca ha hecho gala de sus superpoderes ni quiere que su vida gire en torno a ellos, sino a su profesión como detective en Nueva York. Sin embargo, a medida que vamos conociendo cómo adquirió la fuerza que le caracteriza se va acercando, quizás, a la aceptación de su responsabilidad como justiciera, por más que rehuyese de ella en 'The Defenders', el crossover que tiene lugar entre ambas temporadas.

Jessica Jones no eligió ser conocida, nunca ha hecho gala de sus superpoderes ni quiere que su vida gire en torno a ellos

Porque Jessica Jones sí tiene superpoderes, y en esta segunda temporada descubrimos más sobre por qué (y por quién) los adquirió. Será la inseparable Trish (Rachael Taylor), más presente y más valiente que nunca, la que empujará a la protagonista a investigar sobre IGH, la compañía que se hizo cargo de la joven Jessica durante las tres semanas posteriores al accidente de coche en el que murió su familia. Tres semanas a las que la inexistencia de historiales ha convertido en un agujero negro.

Los miembros de IGH asumirán así el papel de villanos y amenazarán con acabar con la vida de todo aquel que quiera arrojar luz a sus verdaderas intenciones, mermando el círculo de Jones. Habrá muertes, sí, pero también espacio para el amor -y el humor, aunque negro-. Vemos a unas Jessica y Trish más tiernas que nunca, mientras Malcolm (Eka Darville) disfruta de la socialización que le permite su reafirmada desintoxicación -y socializará mucho y muchas noches-.

Y, sobre todo, veremos una amistad de dos mujeres fuertes que es lo mejor de la temporada. Jessica aprenderá que no puede apartar a la gente que intenta ayudarla y su sobreprotección hacia Trish cederá espacio a una cooperación con la que se valen por ellas mismas. Toda una declaración de intenciones teniendo en cuenta que el estreno de la temporada se produce un 8 de marzo y los 13 episodios que la componen han sido dirigidos por mujeres.

El estreno de la temporada se produce un 8 de marzo y los 13 episodios que la componen han sido dirigidos por mujeres

Los personajes secundarios ganan así peso en esta nueva tanda de capítulos. Trish estrena relación estable con una estrella de televisión, Griffin (Hal Ozsan); mientras que Malcolm se convertirá en el ayudante de Jessica. Hogarth (Carrie-Anne Moss), por su parte, tocará fondo tras serle detectada una enfermedad sin vuelta atrás. Y tanto Simpson (Wil Traval) como el aclamado Killgrave harán su aparición, de una forma u otra, en esta temporada.

El reto de las ficciones de Marvel en Netflix es gustar a un público similar sin que este tenga la sensación de estar viendo siempre la misma serie. Y, desde luego, 'Jessica Jones' se desmarca y encuentra su hueco en esta segunda temporada. Muchos echarán de menos un villano de la talla de Killgrave, pero esto no desmerece la profundidad y las contradicciones que hacen tan atractivo el personaje de la protagonista, una justiciera sin capa ni máscara, pero con lo verdaderamente necesario para convertirse en una heroína.