Bertín Osborne visitó el viernes 23 de marzo en 'Mi casa es la tuya' a dos de los pilotos más conocidos del deporte español: Carlos Sainz y su hijo. Ambos compartieron un agradable encuentro con el presentador madrileño, en el que compartieron algunos de sus momentos no solo profesionales, sino también personales.
Bertín Osborne y Carlos Sainz en 'Mi casa es la tuya'
En un momento de su encuentro con el bicampeón del mundo de rally, el presentador de Mediaset no pudo evitar indagar en las dificultades que se pueden presentar durante la competición, una de ellas, el impedimento para mear. "Hay gente que va con el pañal. A mí no me gusta ponerme pañal", admitió el deportista, quien confesó haberse probado uno en casa, antes de su primer Dakar, y lo acabó descartando por la incomodidad que sentía.
"Lo que tengo que hacer es controlar mucho lo que bebo, y normalmente lo manejo bien", confesó el deportista, cuyo compañero, Lucas Cruz, también utiliza el mismo método. No obstante, reveló que este año había sido diferente: "Lo debí de calcular mal y empecé a hacerme pis nada más salir en la etapa". Con doscientos kilómetros por delante, el piloto admitió haber aprovechado un pinchazo para mear. "Como íbamos líderes, había un helicóptero como a diez metros sobre mí, grabando", contó el madrileño, que añadió que había intentado darle la espalda para que no lo vieran, despertando las risas de Bertín. "Ese día no cambié rueda y me dediqué a otras actividades", bromeó el deportista.
"Me quedé cinco segundos sin respiración"
Por su parte, Carlos Sainz hijo confesó su experiencia durante el accidente que sufrió en Rusia en el año 2015, tema del que Bertín ya había hablado previamente con su padre. "El momento fue bastante desagradable, porque perdí el control del coche a 320 kilómetros por hora", comenzó el madrileño, que se estrelló contra un muro a gran velocidad. "Choqué, me quedé cinco segundos sin respiración por los cinturones, y cogí aire", contó el piloto, que admitió haberse asegurado posteriormente de que estaba bien y no sentía ningún dolor.
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"Me había metido debajo de las protecciones, que se habían saltado por encima de mí", prosiguió el deportista, que vio cómo pasaban hasta veinte minutos sin que nadie lo rescatara. "Yo no estaba preocupado por el coche. Yo estaba preocupado porque sabía que mi familia se podía pensar lo peor", admitió Sainz, mientras su padre se concentraba en cocinar con expresión seria. Por suerte, el joven piloto fue sacado de su coche y llevado al hospital, donde se sometió a varios chequeos. Gracias a la seguridad de la Fórmula 1, el madrileño no sufrió ninguna lesión y pudo competir al día siguiente. "Me puse muy pesado y me dejaron correr", concluyó el deportista.