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La segunda temporada de 'GLOW' es lo que estábamos esperando desde que comenzara la serie y fuera promocionada con aquellos atuendos de purpurina que apenas divisamos en la primera tanda de capítulos. FormulaTV ha tenido acceso a los nuevos episodios, en los que las chicas entran por fin en acción solo para darse cuenta de que mientras se preparaban entrenando habían dejado de lado otros problemas personales a los que ahora deberán enfrentarse.
Como si del mismo torneo se tratara, la primera temporada de 'GLOW' podría considerarse el calentamiento y, esta segunda, la pelea en si misma. Los primeros diez episodios hicieron las veces de presentación de la serie, de las mujeres protagonistas y del universo de lucha libre televisada que retrata. En la segunda temporada, el show por fin se ha estrenado y las chicas comienzan a convertirse en estrellas locales, lidiando con las dificultades que les plantea la producción en su día a día y las relaciones entre ellas.Debbie y Tamme luchan en la segunda temporada de 'GLOW'
El espectáculo de lucha libre por fin se emite en televisión pero esto no calma los nervios de Sam (Marc Maron), que continúa tan irascible como de costumbre. A la presión por sacar adelante la producción se suma la responsabilidad de actuar como padre de Justine (Britt Baron). En su afán por mostrar a mujeres valientes e independientes, la serie convertirá a Ruth (Alison Brie) en la mano derecha del entrenador, un rol que los espectadores agradecemos pero que el mundo masculino de los años 80 aún no está preparado a aceptar.
Luchadoras en un mundo de hombres
No obstante, las protagonistas no cejan en su empeño por empoderarse, siendo Debbie (Betty Gilpin) la que continúa mostrando una de las evoluciones más interesantes de 'GLOW'. Si ya pasó de ser un ama de casa convencional a una madre separada, ahora irá un paso más allá y aspirará al éxito profesional que no ha conseguido obtener como actriz. Se convertirá así en productora ejecutiva del programa y librará batallas en un ring menos físico pero no por ello menos fiero: los despachos de los directivos, donde los hombres (también) tienen el control.
Al plantear estas nuevas situaciones a sus personajes, la ficción de Netflix continúa poniendo sobre la mesa problemáticas femeninas como la desigualdad laboral, el techo de cristal o la conciliación familiar. Sigue habiendo espacio para las relaciones personales de estas luchadoras y para explorar la amistad entre mujeres, tantas veces retratadas en la historia del audiovisual como villanas entre si. Ruth y Debbie proseguirán en su camino para sanar (o terminar de destruir) su amistad, mientras que la primera continuará navegando con Sam en la estrecha línea entre el amor y el odio.
Ruth en la segunda temporada de 'GLOW'
También hay espacio en esta segunda temporada para seguir abordando el sexo desde una libertad femenina, así como la expresión de género de cada persona en particular: todas y cada una de las protagonistas nos recordarán que una mujer puede decidir cómo ser mujer sin depender de unos tacones, un maquillaje, un físico, una estética o un comportamiento impuestos. También harán de altavoz al movimiento #MeToo del año 2018 con una trama de acoso sexual que, por desgracia, podría producirse perfectamente en la actualidad.
El tono es simpático, sí, pero no por ello superficial. Resulta imposible no caer rendido a estas mujeres cuya historia es tan necesaria en nuestra televisión. Lo hubiera sido en el pasado, cuando el feminismo no tenía cabida en la ficción; lo es ahora, cuando el debate por fin ha inundado la esfera social; y lo será en un utópico futuro en el que ya no hablemos de desigualdad pero no debamos olvidar todo el camino recorrido.
Por algún desalentador motivo, es fácil conectar con las tramas de 'GLOW' y ver que no hemos avanzado tanto como pensamos desde los años 80. Ruth, Debbie, Carmen, Chery, Melanie, Rhonda, Justine, Stacey, Dawn, Arthie, Tamme, Sheila, Jenny y Reggie han tenido que venir para golpearnos con esta realidad en la cara, por si no nos habíamos enterado.