Aunque países de más allá de las fronteras europeas, como Australia o Israel, han participado e incluso ganado las ediciones recientes del festival de Eurovisión, otros más cercanos y que históricamente han sido parte del concurso han permanecido ajenos al mismo. Es el caso de Turquía, cuyas razones para mantenerse al margen, tal y como ha explicado el presidente de la radiotelevisión pública del país, Ibrahim Eren, tienen que ver con preservar la moralidad de su población.
Conchita Wurst celebrando su victoria en el Festival de Eurovision 2014
"Yo no puedo difundir en directo a a las nueve de la noche, en horario infantil, a un austríaco con barba y falda, que no acepta su sexo, que no admite pertenecer a ningún sexo y asegura ser a la vez hombre y mujer", decía en clara referencia a Conchita Wurst, que ganó el Festival en 2014, dos años después de la retirada de Turquía.
Para el funcionario, la Unión Europea de Radiodifusión se ha desviado de sus valores al aceptar participaciones como la de Wurst, por lo que alega que "ahí hay un caos mental a causa de los dirigentes". Además, ha prometido que Turquía volverá a participar en caso de que la dirección del Festival se corrija en esas cuestiones.
Según Eren, estos motivos son los que han alejado a otros países de participar en la fiesta de la música europea. Sin embargo, lo cierto es que en los últimos años sólo Andorra, Bosnia-Herzegovina, Eslovaquia, Luxemburgo y Mónaco han dejado de concursar, y en su mayor parte ha sido por motivos económicos, ya que no podían asumir el costo de su entrada en el concurso.
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Quejas por la organización
Aparte de ese "caos mental" que el directivo achaca al festival de música, también ha asegurado que no participan por el sistema de votación. El país turco se queja de los jurados nacionales, así como de los privilegios de los que goza el llamado "Big Five", los cinco países que más dinero aportan y que no tienen por qué pasar por las semifinales, como es el caso de España.