El último terremoto ocurrido en Indonesia el pasado 9 de agosto dejó más de 380 muertos y miles de heridos. No solo ha dejado imágenes desastrosas y familias destrozadas, sino que también quedan relatos de los protagonistas que han vivido la situación. Raquel Revuelta fue una de las desafortunadas al estar el día exacto y en el momento menos oportuno de vacaciones en la isla.
Raquel Revuelta
Una vez en España se ha sentado en el sofá de 'Sábado Deluxe' para contar delante de las cámaras cómo vivió ella la situación desde que comenzó el terremoto: "De repente un ruido que no se parece a nada que yo haya oído anteriormente", relata vivamente. "En el primer momento es el ruido que viene de muy lejos y llega enseguida, y casi al mismo tiempo empieza el movimiento", explica lo mejor que puede para que los presentes puedan imaginarlo.
Momento de huir
Revuelta confiesa que una vez su pareja salió a ver qué estaba ocurriendo en la calle y que lo primero en lo que pensó fue en su familia y sus hermanos, y casi entre lágrimas confesó lo peor: "No sé lo que pensé. Yo sé que pensé que iba a ser el final, de verdad". Las palabras que mejor describen para ella esos 20 segundos de temblores eternos son "pánico y terror".
Una vez todo se para es cuando llegaba lo peor. Sin luz y desorientados Raquel Revuelta relató cómo salieron del hotel ella y su pareja: "Cogió un teléfono y dejamos todo. Yo salí enrollada en una toalla y ya está. Sales despavorida", especifica crudamente para dejar clara lo expuesta que estaba en el momento del fenómeno, y que lo primero que tenían que hacer era buscar un descampado.
Tsunami
Cuando creían que todo había acabado, llegaba lo peor: "Empiezan a llegar más clientes del hotel y alguien dice tsunami", con lo que les tocaba huir más rápido de lo que se estaban moviendo. "Ahí ya se dispara la alarma del tsunami y entonces todo el mundo echa a correr despavorido, en principio todos juntos" explica, sin dejarse nada y explicando todo con pelos y señales.
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Un rayo de luz
Una vez se dirigieron a un descampado, Revuelta contó cómo se encontró con una pareja de holandeses que les ayudaron en el peor momento y a quienes les agradece lo que hicieron por ellos: "La mujer nos vistió y nos dio unos zapatos" decía, aunque la alegría no llegaba a sus ojos por la angustia que recordaba haber pasado. Seguro que es una experiencia que no olvidará nunca, pero de la que estará contenta por poder contar sana y salva.