RTVE puso en agosto la primera piedra para crear el que es el primer museo de la televisión. El lugar elegido ha sido la sede de la cadena pública en Sant Cugat del Vallès, con un pequeño museo que contiene objetos relacionados con la profesión. Aun así, hay varios motivos que han impedido —y continúan impidiendo— la existencia de un lugar de culto a la pequeña pantalla en nuestro país con anterioridad.
Chalet del Paseo de la Habana
Cuesta creer que un país como España, que le debe a la televisión el haber salido de un duro momento político y social y haber tenido una influencia directa en parar el intento de un nuevo golpe de Estado, en el que la pequeña pantalla fue una pieza clave en la Transición como aparato ideológico de amortiguación y del que han surgido personajes que han llegado a ocupar grandes esferas de poder, haya tardado tanto tiempo en tener un espacio histórico propio de reconocimiento.
Primera oportunidad perdida: el chalet del Paseo de la Habana
Fue en 1956 cuando comenzó a emitir en España la televisión nacional, Televisión Española, en un modelo de monopolio dominado por el Estado. Lo hizo desde el número 75 del Paseo de La Habana, en Chamartín (Madrid), en un modesto chalet que fue derribado en septiembre de 2017. En este caso, la sed de constructores e inmobiliarias de la zona acabaron con la demolición del emblemático edificio que, a gusto de muchos profesionales y aficionados del medio, debería haber acogido el Museo Oficial de la Televisión Pública. Así, el origen de la televisión en nuestro país quedó totalmente en el olvido y reducido a escombros.
La especificidad del medio televisivo
Escombros del chalet del Paseo de la Habana
Además de las circunstancias determinadas de nuestro país, al que la televisión llegó de forma tardía respecto a otros países, con un nimio parque de televisores por razones económicas, hay que añadirle que la televisión incluso, hoy en día, no tiene reconocido un lugar en el espacio cultural.
La televisión es un medio al que le cuesta verse reconocido como importante. Además, toda nueva disciplina artística o humanística (aunque no se puede denominar a la televisión como alta cultura) requiere de un tiempo de reflexión para que se acepte como propia. Se han producido arduos debates y, la televisión, que no ha parado de evolucionar como medio, tampoco ha terminado de definirse como arte.
Diferentes compraventas en las infraestructuras
Muchas son las carencias en materia de conservación del patrimonio de TVE a lo largo de la historia. El famoso "Pirulí", construido en 1982, ayuda a emitir 50 cadenas de TV y otras de radio en todo el territorio español, gracias a la red de Abertis. Torrespaña —su nombre real— perteneció a RTVE hasta 2003, momento en el que la infraestructura pasó a estar gestionada indirectamente por Abertis, a través de diferentes filiales. Actualmente, se encarga de ese trabajo Cellnex Telecom, dado que Abertis se dedica a la gestión de infraestructuras de autopistas y necesitaban una división empresarial especializada.
Torrespaña (Madrid)
Antes se gestionaba a través de Retevisión, otra filial que se encargaba de asuntos de telecomunicaciones del país entre los que también se encontraba la señal de los operadores de telefonía móvil (y que lanzó Amena en los 90), pero que acabó desapareciendo. En definitiva: una difícil gestión de los bienes de la radiotelevisión pública en la que influyen factores muy diversos sobre los que la Administración Gubernamental y RTVE no han querido tener el control necesario para llevar a cabo las gestiones que dieran lugar a un museo de la televisión. Por todo ello, nos tuvimos que ir despidiendo de la idea de abrir un museo en el Pirulí con un restaurante en la tercera planta, porque no pertenece a RTVE ni existe un control sobre la torre por parte del ente público.
Constante cambio y evolución
Una cosa sí es cierta: ha habido épocas en las que la tele de todos ha realizado grandes inversiones, dando lugar a diferentes cambios de sede, por razones de logística, viabilidad, comodidad, modernización o practicidad. El fallo ha sido mirar hacia el futuro, pero perder de vista el pasado. Una de las principales causas, que no justifica el descuido de parte del patrimonio, es que durante cada proceso de mudanza o cambio no existió una sensibilidad histórica hacia los materiales que formaron parte de épocas icónicas de la pública.
Problemas financieros
Además, la crisis económica terminó por acabar con los Estudios Buñuel, de los que se deshizo no sin antes hacer una icónica despedida en el 2015, en el programa 'Alaska y Segura', con fuegos artificiales y música de la violinista Ara Malikian, para después pasar a manos de la constructora Pryconsa.
Espinete y Don Pimpón en 'Barrio Sésamo'
Recientemente se han empezado a utilizar unos nuevos estudios, construidos en Prado del Rey y que buscan integrar todo el núcleo de RTVE en un mismo lugar. Una vez más, hemos sido testigos de cómo espacios reconocibles por los espectadores para poder albergar un museo de la televisión podían haberse reconvertido en un espacio de culto al medio.
El descuido de la pública a su patrimonio
La televisión nacional es un fiel reflejo de nuestra historia y costumbres y es, en cada época, una perfecta fotografía del estado de la sociedad. Semanas atrás saltaba la noticia de que había desaparecido el traje de Espinete, el máximo representante de la infancia de la generación de los niños que crecieron en los ochenta y los noventa en 'Barrio Sésamo', o de cómo varios accesorios de las azafatas del 'Un, dos, tres... responda otra vez' o los trajes que utilizó la (ahora) Reina Letizia para presentar el 'Telediario 2' se perdieron "por culpa del amianto de Prado del Rey".
Décadas de historia viva de España que han quedado sepultadas bajo escombros, en algún vertedero de la Comunidad de Madrid. Las causas no parecen estar claras, pero esto se podría haber evitado porque los materiales llevan abandonados y sin supervisión años y se podrían haber salvado sin mucho esfuerzo.
Y no solo se trata de la pública, sino que algún organismo oficial también debería haber protegido, por la especificidad de la historia del país, materiales de la aparición de las privadas, dado que su aparición supuso un gran avance en materia de libertad de información y expresión. Aunque las televisiones privadas se ocupan de su patrimonio, es difícil mantener un control sobre ciertos factores que no dejan de tener un peso e influencia en la sociedad, aunque la pública sí debería haber asumido su papel antes. Por eso, lo lógico es que a día de hoy, la televisión pública sea la única que tenga la capacidad suficiente, como institución, para tener un museo propio.
La política de solo conservar las imágenes
Fachada del fondo documental de RTVE
La mayor parte del archivo histórico de RTVE se conserva gracias a programas de recopilación, ya que al principio no existía el magnetófono. Además, cuesta entender por qué, si las imágenes son parte de lo que se conserva, no están a disposición de los espectadores y no se consideran un bien público de libre acceso. Aun así, podemos presumir de un archivo histórico bastante extenso.
Se han hecho grandes esfuerzos en materia de digitalización, que facilita la distribución a través de internet, pero no se puede acceder de forma transparente y cómoda a la totalidad del Archivo RTVE. Ahora existe un lugar físico que alberga materiales de trabajo, si bien también se ha de decir que la tendencia ya venía cambiando, y aunque hay cosas que ya no se pueden recuperar, desde la web de RTVE ya se estaba trabajando en la posibilidad de visitar un museo virtual que mostrase cómo se trabajaba en los años 60 en la televisión.
Sant Cugat, el primer paso hacia el museo de la TV
Uno de los mayores músculos de producción audiovisual en Cataluña y en el país entero es el centro de Sant Cugat del Vallès, donde se sitúa el museo, en el que se hacen programas diarios como 'Saber y ganar'. El aumento de producción de la zona, unido a la capacidad de trasladarla a la escena nacional, han convertido la sede de TVE Catalunya en el lugar idóneo para situar el germen del que puede ser el primer museo de la televisión pública del país.
Se inauguró en agosto de 2018 y desde RTVE lo definen como "el único museo del mundo que ofrece un recorrido histórico por todos los oficios que hacen posible la televisión", y cuenta con cámaras, guiones y material con el que se han narrado algunos momentos históricos, además de objetos que servían para mejorar la imagen. En estos momentos, contiene 200 objetos relacionados con la profesión, pero no está abierto al público, sino que la posibilidad de visitarlo se reduce a nivel interno o a peticiones de grupos escolares.
El museo de la TV pública argentina
Entrada del museo de la Televisión Pública Argentina
El museo de Radiotelevisión Española no es el primero del mundo. Argentina cuenta desde 2010 con un museo de la televisión —además de con archivo histórico—, hecho que se debe, entre otros factores—, a que la implantación, progreso y evolución de la televisión en Latinoamérica fueron procesos mucho más rápidos que en España.
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En él se pueden ver televisores, cables, micrófonos de hace décadas, objetos icónicos, bobinas de película y hasta revistas o sistemas de grabación. Por todo ello, se agradece el cambio de percepción con la reciente creación del "prototipo" de museo de la televisión en Sant Cugat del Vallès, que nos ayudará a tomar conciencia de que la televisión forma parte de nuestro progreso social, tecnológico, cultural e histórico, razones por las que debe ocupar el lugar que se merece.