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'First Dates' supera ya los 700 programas emitidos desde que el restaurante madrileño del amor abrió sus puertas. Al gran ritmo que llevan sería lógico que a Carlos Sobera se le acabaran los solteros pero parece que los lobos solitarios con ganas de enamorarse ante las cámaras no se le acabarán nunca y Cuatro, lógicamente, está encantada con la gallina de los huevos de oro que ha resultado ser el dating show.
Víctor y Virginia, en 'First Dates'
En esta ocasión, la protagonista de tales bochornos era Virginia, una malagueña de 29 años afincada en Madrid. Su cita, Víctor, era siete años mayor y venía desde Madrid. Ambos eran comerciales, lo que se podía interpretar como que la conexión entre ellos saltaría nada más se viesen. No fue así. Virginia, que se creía mejor que Amaia de 'OT 2017' cuando cantó "Shake It Out", no dejó de soltarle pullas en ningún momento.
La lluvia de pullas
"Lo he visto muy mayor, como si tuviese 40, y su físico no me ha gustado nada. Lo vi y pensé en no cenar, pero tenía hambre así que...", decía la malagueña nada más empezar en el confesionario. La cita empezaba con mal pie y la comercial no parecía muy dispuesta a dejarse sorprender por su acompañante. De hecho, continuó en su linea de golpes bajos: "Aparentas más años de los que tienes", le dijo nada más empezar la conversación.
No mejoraron las cosas con el paso del tiempo. Él confesó que nunca había viajado fuera de España "porque yo soy muy amante de mi país". Y claro, a la viajada, exploradora y cosmopolita no le gustó absolutamente nada ese detalle, e incluso se atrevió a decir: "Yo creía que no existía eso de alguien con 36 años jamás haya salido de España". Hasta hubo un momento que se burló directamente de él cuando Víctor le dijo que tenía tatuada su cara en el brazo izquierdo. "Ahí ya no me he podido aguantar la risa", reconocía ella en el confesionario.
Virginia, en 'First Dates'
Fue pasando el tiempo y allí no había nada que hacer. Virginia le había dado ya a Víctor las señales suficientes para saber que no era el hombre de su vida. Se envalentonó ante la joven presumiendo de ser muy cocinitas. "Mis paellas son las mejores del mundo", decía el comercial intentando sorprender a su cita. Pero Virginia estuvo ágil: "¿Cómo van a ser las mejores del mundo si no has salido de España?". "Es que la paella es española", respondía él que seguía inexplicablemente manteniendo su interés por ella.
La decisión final
Parecía que la cita no podía empeorar, pero lo hizo cuando Víctor le habló de la maternidad diciendo que "tienes que tener cuidado porque se te puede pasar el arroz". Finalmente, y como era de esperar, él sí quiso una segunda cita y ella, claramente, no. "Que tengas suerte", se despedía Virginia sin ni siquiera responder al "encantado de concerte" que le había dedicado Víctor.