Es frecuente pensar que los niños esconden la verdad que los adultos, más allá de desconocer, no se atreven a afrontar. ¿Qué se siente al vivir sin una perspectiva de futuro? ¿Cómo puede llevar un rutinario día a día al punto de no temer a la muerte? ¿Por qué los ancianos de una residencia no se esfuerzan por establecer relaciones entre ellos? La incomodidad de estas cuestiones lleva a muchas personas a mirar hacia otro lado para esquivar la culpabilidad que genera la situación que atraviesa una gran parte de nuestros mayores.
'Cosas de la edad' llega este lunes a #0 para poner la mirada en estas preguntas. Serán los más pequeños los que las resuelvan, aunque por el camino contribuirán enormemente a mejorar las condiciones de un grupo de ancianos a los que conocen como "abuelos", sencillamente porque su escaso contacto con la tercera edad se produce a través de sus propios abuelos. Algo que, afortunadamente, ha cambiado tras las grabaciones del programa, que ha tendido un puente duradero entre sus protagonistas.
A lo largo de seis episodios, el programa mostrará qué ocurre cuando diez niños de menos de cuatro años conviven con personas de la tercera edad. Durante seis semanas visitarán una residencia para compartir un aprendizaje mutuo del que tanto los más pequeños como los mayores salen reforzados. Una experiencia inolvidable en la que ambas generaciones difuminan sus diferencias y se convierten mutuamente tanto en cuidados como en cuidadores.
Será imposible que hasta los espectadores más infranqueables disimulen los lágrimas con las duras historias de los protagonistas mayores y su entrañable encuentro con los niños. Y será imposible, también, no replantearse el trato que se da a quienes nos han convertido en quienes somos hoy en día. FormulaTV ha entrevistado a María José Rodríguez, Gerente de Contenidos de #0, y a Amparo Castellano, Directora de Entretenimiento de Dlo/Magnolia, para descubrir cómo se gestó y desarrolló 'Cosas de la edad', una experiencia que debería trasladarse a las agendas escolares.
'Cosas de la edad' refleja la convivencia entre niños y ancianos
¿Cómo surge 'Cosas de la edad'? ¿Qué queríais contar en el programa?
Amparo Castellano: Es un formato inglés y cuando lo vimos rápidamente empatizamos con él. Tiene mucha emoción y es muy honesto, tiene mucha verdad. Queríamos reflejar que existen otras maneras de relacionarnos con la gente mayor y de que los niños se relacionen con la gente mayor, y que esas maneras existían antes, que no quiero decir que cualquier tiempo pasado fuese mejor. Hay que pararse un segundo a decir que este tipo de relaciones suma y suma a ambos lados. Los niños hoy en día, salvo con los abuelos, no tienen relaciones con gente mayor, y la gente mayor en demasiadas ocasiones termina en residencias casi olvidada y sin perspectivas de futuro, como dicen los expertos.
¿Qué aporta a la parrilla de #0?
María José Rodríguez: Lo primero es que encaja claramente con la línea editorial que llevamos en #0 y con el tipo de contenidos que queremos hacer. Empezó con 'La vida secreta de los niños', continuó con 'Radio Gaga' y 'Cosas de la edad' era claramente el desarrollo un poquito más allá de esto. Nos gusta hacer este tipo de televisión en la que se cuenta la realidad con términos y objetivos que normalmente en televisión no se usan, como la emoción, la ternura, la risa. Una tele que te haga pensar. Para mí una de las cosas más importantes de este programa es eso, que ves a las personas mayores y piensas en tu padre, o los relacionas con tu abuelo o con tu madre, y termina y piensas "¿llamo lo suficiente a casa? ¿Voy a comer lo suficiente?". Te genera eso y te hace cambiar, y eso a nosotros nos encanta.
Para hacer el casting recorristeis muchas residencias de la tercera edad en la que los redactores convivieron durante días. ¿Qué tenían que tener los protagonistas mayores para ser seleccionados?
AC: El único criterio era que tuvieran ganas, no era un casting donde marcas unos perfiles previos porque lo único que intentas es mostrar un trocito de realidad. Tenían que tener ganas y una salud como para poder afrontar seis semanas de grabación a nivel energético y físico.
Había que tener ganas pero uno de ellos, José Luis, reniega un poco de los niños en un principio. ¿Estaba disimulando las ganas?
AC: De entrada no, pero ahí está, vamos a verlo. Espero que me llames y me lo cuentes tú.
En cuanto a los niños, se abrió un casting público a través de Movistar+. ¿Por qué los padres tenían interés en que sus hijos participasen en una experiencia como esta?
AC: A los padres lo que más les llamaba la atención es que es una experiencia donde sus hijos iban a aprender una serie de cosas que en el colegio no les enseñan. Son niños de cuatro años que no están en enseñanza obligatoria y pueden no ir a clase durante un tiempo, aunque hemos compaginado todo. Los padres veían que lo que iban a aprender los niños se lo llevaban de por vida. A día de hoy, después de la grabación, siguen yendo a la residencia algunos y siguen teniendo relación.
Amparo Castellano y María José Rodríguez junto a Jorge Ortiz, Jefe de Programas de Factual y Actualidad de #0
Niños y mayores llegaron a establecer vínculos como para que se sigan viendo pero, ¿se ha mejorado la relación entre los mayores? Llama la atención lo poco que se hablan entre ellos.
AC: Con los mayores era uno de los retos que teníamos. Entre ellos no tienen relación, en una residencia de unas 300 personas no se conocen más que de verse por los pasillos o en el salón. Uno de los retos del programa era que acabasen siendo una comunidad.
MJR: Eso para nosotros era muy importante, no queríamos ser una televisión que llegara allí, hiciera un programa, revolucionara la vida de esta gente y luego nos fuéramos y nos olvidáramos. Para nosotros era muy importante que aportase bueno algo a sus vidas.
A diferencia de los mayores, buscabais que los niños no se conociesen previamente. ¿Ha surgido entre ellos también la amistad?
AC: Sí, se han hecho amigos pero no tengo constancia de que se vean tanto como van a ver a los señores mayores. También nos pasa a nosotros, el equipo vamos a verles.
¿Cómo era la grabación? ¿Era más difícil grabar con un niño pequeño, que cuesta que se estén quietos en sus totales, o con una persona mayor, que suele ser menos extrovertida?
AC: El problema grande es que se cansan mucho, y esto va mas allá de que tengan ganas o de que no quieran contarte cosas, es que realmente se cansan. Hablando con todos los expertos encontramos un horario que era muy bueno para los niños y para los mayores. No nos salimos de ese horario ni locos, ese rato grande que teníamos era el rato que grabábamos. Ellos así lo asumieron, lo introdujeron en su rutina y no era complicado por eso, pero sabes que si te sales un milímetro de ahí no van a poder por cansancio. Los que más se cansaban eran los mayores.
Durante el documental ha habido incorporaciones y salidas de participantes mayores. ¿A qué se debían?
AC: Sobre todo afectó a Juan Bautista, que tenía muchas ganas e ilusión de estar con nosotros pero se puso bastante malito, entonces él iba y venía. Paula entró y se quedó con nosotros, y este fue todo el movimiento que tuvimos. Juan Bautista siempre ha tenido las puertas abiertas y, de hecho, es uno de los protagonistas y ya iréis viendo qué va pasando con él.
Paula y José Luis, dos de los protagonistas mayores de 'Cosas de la edad'
¿Le dio envidia al resto de mayores de la residencia no participar en la experiencia?
AC: Había de todo (risas). Tenemos que tener en cuenta que llegaba la televisión a su hogar, aunque seamos poco intrusivos y respetuosos con los horarios. Hasta para tirar un cable lo mirábamos todo para que no entorpeciera la marcha de la residencia pero es inevitable montar un poco de revolución. Para poder grabar todo lo que hemos grabado necesitábamos un equipo un poquito grande todos los días unas cuantas horas. Los revolucionas y hay gente a la que no le gusta que le toques sus rutinas. Tienes que ir con mucho cuidado y mucho mimo, hablando con ellos para que no se sientan mal.
Toda la gente de la residencia y el equipo médico nos ha ayudado muchísimo, nos ha abierto las puertas. Cuando grabábamos y tenía que pasar un grupo de residentes por donde estábamos parábamos todo para que fuera fluido para ellos, porque tienes que convivir y convivir significa eso. No llegas y avasallas sino que tú te apartas para que ellos puedan seguir con su vida. Pero bueno, a algunos no les parecía del todo bien.
¿Cómo se mantiene el interés a lo largo de los episodios y la evolución de la historia?
MJR: Primero por la evolución en sí de cada una de las personas que participan. Segundo porque tú te acabas involucrando con ellos, tú quieres saber y te engancha cómo van mejorando en su día a día. Y luego por la emoción, es una historia de emociones y las emociones enganchan.
¿Estos niños no lloran, no se enfadan? Llama la atención lo bien que se comportan.
AC: (Risas) Es uno de los descubrimientos más alucinantes y por eso insistimos tanto en que estas relaciones son buenas para los mayores pero también para los niños. En seis semanas, viniendo cinco días unas cuantas horas, no han discutido ni una sola vez. Los niveles de violencia infantil típicos de "me enfado y me cabreo" han desaparecido. Los expertos nos cuentan que es por la interacción con los mayores porque los niños son cuidados y a la vez son cuidadores. No hemos tenido ni una discusión. La primera semana esperas, la segunda y la tercera empiezas a preguntarte qué pasa y la cuarta te asombras de ver que dos quieren un mismo juguete y no se pelean, sino que se lo ceden. Es alucinante, por eso creemos que engancha y que veremos cosas sorprendentes.
Habéis seleccionado a un grupo de niños multirracial, una realidad muy distinta de en la que se criaron estas personas mayores. ¿Les sorprendía de alguna forma? ¿Hasta qué punto tienen conexión con la sociedad de hoy en día, teniendo en cuenta que hemos visto que algunos desconocen quién es el Presidente del Gobierno?
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AC: Conexión con la actualidad no es conexión con la realidad. Seguramente no tienen conexión con la actualidad, aunque algunos sí, y otros están muy puestos en futbol. Pero conexión con la realidad sí tienen. Por otro lado, nosotros les hemos llevado a unos niños y los han aceptado sin más, no hay más cuestión. Para ellos son niños, sin más.