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María Adánez ha demostrado ser un intérprete capaz de enfrentarse a cualquier papel que le ofrezcan, llegando a participar en diversas series de televisión, películas y obras teatrales. Sus primeros pasos en la pequeña pantalla fueron con un papel secundario en 'Farmacia de guardia', hasta que se dio a conocer en 'Pepa y Pepe'. Sin embargo, quizá muchos le recordarán por su papel en la mítica 'Aquí no hay quien viva'. La actriz, nacida el 12 de marzo de 1976, se metió de lleno en la piel de Lucía Álvarez, una mujer que se caracterizaba por su fuerte carácter, por ser independiente, trabajadora y por tener unos ideales bastante definidos.
Cuando llegó a Desengaño 21 lo hizo acompañada por Roberto (Daniel Guzmán), su chico, con el que iniciaba una nueva vida. Rápidamente descubrió que su nuevo hogar no era tan pacífico y tranquilo como podía imaginar. La evolución de Lucía a lo largo de la serie es evidente, pero en todo ese recorrido en el que la vimos ejerciendo como presidenta, disfrutando de su vida como soltera, montando su propio negocio, pasando por el altar, buscándose la vida con cualquier trabajo que encontraba o enamorándose de Yago, nos regaló grandes momentos para el recuerdo. A modo de pequeño homenaje, desde FormulaTV queremos recordar algunas de las mejores frases de Lucía en 'Aquí no hay quien viva'.1 "¡Yo lo único que os pido que no me metáis en esto!"
Mauri, Lucía y Diego en 'Aquí no hay quien viva'
La familia de Lucía tuvo bastante protagonismo a lo largo de la serie, sobre todo su padre y su hermano. Este último, Diego (Mariano Alameda), se convirtió en personaje regular cuando inició una relación sentimental con Mauri (Luis Merlo), vecino de su hermana. En un principio todo estaba envuelto en un gran secretismo porque Diego estaba casado, motivo por el que a veces Lucía se encontraba en medio de todo. Como ella ya tenía sus propios problemas hizo popular la frase "Yo lo único que os pido es que no me metáis en esto", palabras con las que les rogaba que le dejaran fuera de tantos embustes y líos.
2 "¡Pero bueno!"
Lucía sorprendida hablando con Roberto en 'Aquí no hay quien viva'
Muchos personajes de series de televisión tienen expresiones que emplean de forma habitual y que les identifican, sobre todo los protagonistas de 'Aquí no hay quien viva'. En el caso de Lucía, solía utilizar de forma recurrente la frase "¡Pero bueno!", palabras que denotan sorpresa o incredulidad. No es de extrañar que esta expresión formase parte de su vocabulario diario porque la pobre siempre se encontraba ante situaciones surrealistas, tenía que enfrentarse a los cotilleos y rumores creados por sus vecinos o discutir por las acciones y forma de comportarse de Roberto.
3 "Si no tienen vida propia hagan un puzzle o apúntense a un cursillo de alemán"
Vicenta, Lucía y Concha en 'Aquí no hay quien viva'
Vivir en Desengaño 21 significaba estar expuesta a la continua vigilancia y observación de las Supernenas, el trío formado por Marisa (Mariví Bilbao), Vicenta (Gemma Cuervo) y Concha (Emma Penella), sobre todo si eras una recién llegada como Lucía. Desde que puso un pie en la comunidad, tanto ella como Roberto se convirtieron en el objetivo de todos los cotilleos. Sus vecinas estaban pendientes de cada movimiento con tal de encontrar una exclusiva para Radio Patio, compartiendo con el resto la información, fuese verdad o no. Y aunque Lucía les sugirió ideas para que se entretuvieran y la dejasen en paz, ella siempre fue la favorita de las artífices de Radio Patio.
4 "Enfatizo en tonos más agudos con alguna lágrima esporádica"
Carlos y Lucía en 'Aquí no hay quien viva'
La vida de Lucía no siempre ha sido perfecta y maravillosa. Cuando la conocimos llegaba como una mujer fuerte, independiente, con una relación sentimental estable y con un gran futuro por delante, sin embargo, su vida fue cambiando poco a poco. Con el paso de los capítulos vimos cómo el día a día de Lucía evolucionaba y no siempre para bien. La ayuda económica de su padre era una gran suerte, sobre todo cuando se quedó sin trabajo. Pero el terreno amoroso fue el que más disgustos le provocó, sobre todo cuando descubrió el propio día de la boda que su marido, en este caso Roberto, le había puesto los cuernos la noche antes del enlace. Por todos estos motivos, Lucía tenía derecho a llorar aunque intentara disimularlo con una definición graciosa.
5 "Es que, cuando me entra el bajón, ¡compro!"
María Adánez como Lucía en 'Aquí no hay quien viva'
Su forma de vestir o su manera de actuar y de hablar eran claros indicios de que Lucía provenía de una familia de bien, algo que no tardaron en descubrir cuando la pudieron conocer mejor. Además, ella nunca se privaba de nada, lo que le hizo ganarse rápidamente el calificativo de "La pija". Haciendo honor al mote que le pusieron sus vecinos, Lucía no tenía problema alguno a la hora de tirar de la cuneta bancaria para comprar todo lo que quisiese y mejorar así su estado de ánimo. La ropa y los zapatos solían ser los elementos en los que más se fijaba cuando necesitaba recuperar la alegría, e incluso ella misma llegó a reconocer que cuando estaba de bajón se dedicaba a comprar todo lo que podía.
6 "Paloma, ¡vete a la mierda!"
Lucía en casa de los Cuesta en 'Aquí no hay quien viva'
Las rivalidades y las peleas estaban a la orden del día en Desengaño 21. En más de una ocasión fuimos testigos del enfrentamiento entre vecinos, pero entre todas esas disputas, la de Paloma (Loles León) y Lucía se convirtió en una enemistad legendaria. Aunque en un principio intentaron empezar con buen pie y Paloma invitó a Lucía a su casa para que pudiese coger ideas para decorar su piso, el carácter diferente y la disparidad de opiniones hicieron que ambas chocaran rápidamente. El odio era recíproco, pero Paloma era la que siempre actuaba de mala intención cuando se trataba de fastidiar a Lucía. Sin embargo, "La pija" era mucha mujer y no tenía problema alguno en enfrentarse a su vecina y en mandarla a la mierda si era necesario.
7 "Nieves, si querías provocarme, ¡lo has conseguido!"
Nieves, Lucía y Juan en 'Aquí no hay quien viva'
Cuando Paloma entró en coma e ingresó en el hospital abandonando la comunidad, Lucía respiró tranquila, o eso pensó hasta que se topó de lleno con Nieves (Carmen Balagué), la hermana de Juan Cuesta (José Luis Gil). Aunque en un principio Nieves se presentaba como una señora mucho más razonable, calmada y educada, parecía que cualquier mujer que habitara en el 2°A llegaba para hacerle la vida imposible a Lucía. Así pues, entre ambas se estableció cierta rivalidad y cierto mal rollo, sobre todo a raíz de las continuas provocaciones de Nieves, esas que terminaban con toda la paciencia de Lucía y le hacían sacar su lado más salvaje y agresivo.
8 "¿Habéis hecho una junta para hundirme?"
Lucía y sus vecinos en 'Aquí no hay quien viva'
Las juntas de vecinos eran el pan de cada día en Desengaño 21. En algunas ocasiones estas reuniones tenían un motivo justificado y eran necesarias para aclarar ciertas circunstancias o para votar democráticamente, pero en muchas otras se realizaban juntas por motivos banales o por asuntos relacionados con las vidas privadas de sus vecinos. De este modo, los temas del día de cada junta rozaban el disparate, puesto que se llegaron a reunir hasta para acordar si iban o no a una boda en el restaurante de Lucía. No es nada raro que en una de esas llegara a pensar que se habían reunido para hundirle la vida.
9 "Me veré obligada a recurrir al socorrido mecanismo de mandarles a freír espárragos"
Lucía conversando con Juan Cuesta en 'Aquí no hay quien viva'
Hablar de forma adecuada y educada no era lo más corriente entre los vecinos de Desengaño 21. En la comunidad estaban acostumbrados a parlamentar como les venía en gana, sin emplear diálogos elaborados y términos complejos. El único que hacía gala de un vocabulario más culto era Juan Cuesta, hasta que llegó Lucía y se encontró con alguien capaz de mantener una conversación a su mismo nivel intelectual. De hecho, ambos mantuvieron una breve pero contundente conversación en la que el presidente le instaba a cancelar una fiesta y ella, muy educada y formalmente le mandaba a freír espárragos, todo ello ante la incredulidad de Emilio, que no entendió nada de lo que se dijeron.