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La pareja formada por José Bergara y Oier Quesada ha sido la última en abandonar el programa de Cuatro tras llegar en último lugar a la penúltima etapa del concurso. "Los vascos" como les conocían sus compañeros no han podido completar las 13 etapas y los 15.000 kilometros que separan Madrid de Pekín.
Para José, el profesor de religión, la expulsión en este punto del programa fue una pésima sorpresa, sin embargo, afirma sentirse orgulloso de haber llegado hasta donde lo ha hecho. Según su compañero Oier, peor hubiera sido abandonar la carrera en una fase más temprana del reality y haberse perdido las increíbles experiencias que han tenido ocasión de vivir.FórmulaTV.com ha charlado con José para conocer los motivos que lo empujaron a sumarse a 'Pekin express' y descubrir los pequeños detalles que han pasado desapercibidos por los seguidores de este apasionante reality-road.
Os habéis quedado a tan sólo unos kilometros de llegar a Pekín. Supongo que quedarse a las puertas de esa gran final se ha convertido en una espinita.
Lógicamente. Una vez llegado hasta ese punto te apetece participar en la final, de modo que se nos ha quedado clavada esa espinita. Así es el juego y como tal hay que asumirlo, de lo contrario lo pasaríamos fatal.
¿Os sentís como unos verdaderos privilegiados de haber vivido esta aventura o por el contrario os veis como unos sufridores?
Me reconozco como un privilegiado. Llevaba muchos años intentando entrar en un programa de este estilo, de supervivencia, en el País Vasco y nunca tuve la opción. Ha sido maravilloso que me hayan dado la oportunidad de entrar y de vivir esta gran aventura.
¿Hablamos de 'El conquistador del fin del mundo' de ETB2?
Intenté entrar en 'Basetxea' (ETB1), de hecho hice dos castings, y más tarde probé suerte con 'El conquistador del fin del mundo'. Me llamaron para las pruebas pero era mitad de curso y no pude hacerlas.
A una sola etapa de la final, ¿tuvisteis ocasión de verla junto al equipo técnico?
No tuvimos la ocasión de vivir la última etapa. Regresamos con todo el equipo de producción a España, pero no hubo opción de ver el final de etapa de nuestros compañeros.
Ya ha pasado un tiempo desde la grabación del programa. ¿Cómo lo habéis visto ahora desde casa?
La verdad es que desde mi casa se ve incluso mejor que desde dentro (risas). Desde casa 'Pekín express' da la impresión de aventura total, máximo riesgo y superviviencia extrema. In situ estás metido en una carrera y no eres consciente de todo lo que vas logrando.
Oier y tú formasteis una de las parejas más atípicas del programa, un profesor de religión y su ex alumno. ¿Cómo surge esta unión o quién propone la aventura a quién?
Llamé a Cuatro, dejé mis datos y al de un tiempo me llamaron. Me dijeron que buscaban el perfil de un profesor pero que tenía que formar pareja con un alumno. Les comenté que era imposible porque mis alumnos eran menores de edad, entonces me propusieron que fuera un antiguo alumno y fue en ese momento cuando se me ocurrió planteárselo a Oier. Anualmente organizamos viajes al Camino de Santiago con viejos alumnos, ese era prácticamente el contacto que mantenía con él. Le animé, me dijo que sí y dejó el trabajo para venirse conmigo a la aventura.
¿Ha cubierto 'Pekín express' tus expectativas?
Parte de ellas sí. Ahora lo que hace falta es otro tipo de supervivencia más estática. 'Pekín express' es más una carrera, de supervivencia no tiene mucho.
¿Sólo ha cubierto parte de ellas?
Me ha quedado ganar el concurso, lógicamente.
¿Te imaginabas una competición tan dura o tus peores presagios se han visto superados?
Yo no la consideraría una competición tan dura. Es una competición que tiene su parte de dureza -como cualquier otra-, pero en gran medida todo depende de la suerte. El hecho de conseguir el coche más rápido y hacer más kilometros es cuestión de suerte, no de ser el mejor.
¿Cuál es el mejor momento que has vivido en 'Pekín express'?
Uno de los mejores momentos que yo he vivido en el programa fue la segunda etapa (Moscú-Kazán, 869 km) en donde conseguimos la inmunidad, y luego la experiencia del desierto de Gobi. Cada etapa que hemos ganado ha sido un verdadero revulsivo.
¿Y la peor experiencia?
Los peores momentos han sido cuando hemos llegado últimos y luego, como no, la eliminación de la carrera.
¿Os veíais en la final de 'Pekín express'?
No es que nos viésemos en la final del programa. Éramos muy conscientes de que un día podíamos estar muy arriba y al siguiente muy abajo. Nos hubiera gustado vernos en la final, pero no fue posible.
Es muy curioso porque toda la policía china se te acerca con una sonrisa en la cara, pero luego no te dejan moverte. No teníamos miedo de vernos en los calabozos porque siempre nos trataron de forma agradable.
¿Ha merecido la pena estos casi 2 meses de aventura?
Sí, para mí ha merecido. Yo siempre intento sacar lo positivo de las experiencias.
¿Por qué dos razones volverías a participar en 'Pekín express'?
Principalmente para seguir viajando y, además, para ganar.
¿Cómo es ahora la relación con Oier?
La relación que ahora mantenemos Oier y yo es muy buena. Evidentemente cada uno sigue haciendo su vida. Él es más joven y tiene más opciones para viajar. Yo tengo familia y me tengo que dedicar a ellos. Tenemos una muy buena amistad.
Nos han comentado que mantenéis el contacto con algunas de las parejas de 'Pekín', ¿es cierto?
Sí, es cierto. Mantenemos relación con Ainhoa e Idoia, con Fernando y María, con Javi, con Carlos y Mario, con Josemi, con Begoña...
¿y Martha, dónde queda Martha?
Para mi este tipo de viajes, aunque al final sea un reality, es una experiencia muy artificial. Es una situación que te ponen para vivirla de una manera determinada. No es algo que tú vivas normalmente. Al volver a casa es cuando te das cuenta con quienes eres o dejas de ser afín. En el día a día se demuestra cómo es cada uno.
¿Os sentisteis totalmente atacados por la dirección del programa cuando os penalizó sin mapas tras abandonar a vuestro camello en el desierto de Gobi (Mongolia)? ¿Cómo afrontasteis el castigo?
Tal vez sea una sensación nuestra, no real, pero siempre hemos pensado y sentido que todos no éramos tratados de manera igual.
¿Se te han quitado las ganas de volver a montar en camello?
Podría montar en cualquier animal, pero en un camello no a no ser que haya una persona a cargo del animal (risas). He montado en todo tipo de animales, como elefantes, pero siempre con alguien que los controlaba.
¿No veíais que el camello iba demasiado cargado?
Lo que no se ve es que en los primeros kilometros Oier y yo íbamos corriendo. Con la cuerda que nos dieron no había manera de atar al camello todo lo que llevábamos. Nos insistieron que uno de los dos tenía que ir arriba del camello y sucedió lo que tenía que ocurrir.
Las imágenes son espectaculares, y las caídas no son para menos. Suerte que no ocurrió nada grave...
En su momento no sentí que pudiera ser tan peligrosa la caída, sobre todo la primera. La prueba tenía un cierto riesgo que asumes sin pensártelo. Estás tan metido en la carrera que no eres consciente que puede ocurrirte algo.
La gente se pregunta realmente si las parejas eliminadas no han ganado nada.
Nada, ganamos cuatro amuletos en la carrera y cuando fuimos eliminados se los cedímos a Fernando y a María. Nos volvimos con las manos vacías.
Se ha hablado mucho de los piques entre parejas. ¿Es cierto que luego en los campamentos esa mala relación no era tal?
Los compamentos, siempre lo he dicho, son una parte más del concurso y por tanto algo artificial. Pones a un montón de gente que no se conoce en un punto determinado y vas buscando cosas muy concretas. El clima era agradable, pero siempre había algún que otro roce.
¿La marcha de qué pareja sentiste la que más?
Yo sentí de manera especial la marcha de Carlos y Mario. La percepción que tuvimos fue que su marcha no era justa.
¿Qué es lo que más has echado en falta?
Lo que más he echado en falta ha sido a Cristina y a mis hijos. La familia tira mucho, sobre todo, cuando no está cerca de uno.
¿De dónde salían las fuerzas cunado alguno de los dos flaqueaba?
Yo le decía a Oier que no se preocupara por mí, porque yo no tenía intención de abandonar.
¿Cómo ha sido la relación que habéis mantenido con vuestro equipo de cámaras?
Ibamos cambiando de equipo, además las normas del programa eran muy claras. No teníamos ocasión de interaccionar con ellos.
¿Es 'Pekín express' todo lo que el espectador ha podido ver por televisión?
Sí. Siempre he pensado que los realities son todos forzados y se meten los contenidos que se quieren meter, pero 'Pekín express' es lo que se ha visto por televisión.
¿Cuáles dirías que son las claves para llegar lejos en un programa como 'Pekín express'?
Mucha paciencia, mucho respeto, mucha educación y mucha suerte. Esas son las claves.
¿Y a partir de ahora, qué?
Seguiremos trabajando como lo hemos hecho hasta ahora, dando clases. Si hubiera alguna opción u oportunidad de participar en otro programa de este estilo sería maravilloso.
¿Repetirías con Oier?
Sí, por supuesto. Lo tengo claro.
Sin decirnos quienes son los ganadores del programa. ¿Os imaginásteis alguna vez que podían ser ellos los vencedores?
Cuando llegamos a Madrid y empezamos la carrera, sinceramente pensábamos que ibamos a ganar nosotros. Cuando empezó la primera etapa cambiamos de idea... cualquiera podía ser la pareja vencedora. Depende mucho de la suerte y del tipo de juegos que pongan en cada momento.
