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La presentadora celebra el segundo aniversario del programa afianzando su fortaleza en la franja matinal de Antena 3. Con una media de temporada del 18% (451.000), el espacio 'Espejo público' que conduce Susanna Griso supera en 2,7 puntos la media de la primera temporada, 15,3% (365.000).
"Recuerdo que yo llegué en un momento complicado, a la cadena le costaba mucho levantar las mañanas, era la franja maldita. Me alegró mucho de que el programa funcionase, tuviese ese rendimiento porque de alguna manera eso le ha aportado a la gente mucha energía, le ha transmitido la sensación de que todo es posible, de que no hay franja maldita y de que cuando a los programas les das tiempo... se puede", nos cuenta Susanna en la siguiente entrevista.¿Cómo has afrontado una de las temporadas más reñidas de las mañanas televisivas?
La palabra es con respeto, siempre hay que tener mucho respeto a la competencia, en esta profesión no te puedes acomodar, cuando piensas que ya tienes las cosas medianamente consolidadas, se te presentan muchos cambios, eso es la televisión y eso es bueno porque de alguna manera nos obliga a todos a estar constantemente mejorando y perfeccionando lo que ya hacemos.
¿Crees que alguien que antes no madrugaba ahora con vuestro programa ha cambiado sus hábitos?
No querría yo esa responsabilidad de hacer madrugar a los demás (risas), pero sí que es verdad que me encuentro con personas que me dicen que antes no veían la televisión por las mañanas, que escuchaban la radio. Y me da la sensación de que están cambiando un poco los hábitos, yo reconozco que soy más de radio por las mañanas, bueno era..., pero muchas personas nos ponen como si fuéramos la radio y aprovechan para desayunar, mientras hacen las camas o recogen y nos van escuchando y, cuando hay algo que les interesa, fijan la vista en el monitor.
¿Te has acostumbrado ya a los madrugones de las 05:00 de la mañana?
Eso nunca se lleva bien, quien te diga que se lleva bien te engaña, yo no he encontrado todavía la fórmula y hablo con personas como Carlos Herrera que lleva 20 años madrugando y a mí me resulta muy duro, soy una persona que tengo los biorritmos muy cambiados. Ahora, a la fuerza, como llevo ya dos años y medio madrugando, lo que intento ser es muy rutinaria, muy exigente con las horas, pero es complicado, porque además aquí continuamente nos estamos llamando si ha pasado algo, si hay que cerrar alguna entrevista a última hora y, realmente, terminas descansando muy poco. Pero bueno, hay que acostumbrarse porque estamos todo el equipo igual, prácticamente nos levantamos todos a esa hora.
¿Cómo lleva tu familia y especialmente tus hijos estos horarios, se adaptan a ti?
Hay veces que estoy en la cama y les oigo a ellos, con lo cual es muy deprimente porque ¡qué yo tenga que irme a la cama antes que mis hijos!. Llevo fatal lo del cambio horario porque esa hora que para todo el mundo es un poco molesta, para mí es criminal, a las nueve de la noche, cuando hay luz, tienes que decirle a todo el mundo que se vaya a la cama. Claro, esto en julio, con toda la luz entrando por las ventanas y diciendo ya es de noche de noche y la gente aún bañándose en la piscina...
¿Cuáles han sido los programas más duros que recuerdas?
Los programas más duros son también los más satisfactorios. Esos programas en los que tienes que romper la escaleta porque lo que te has estado preparando no te sirve, de alguna manera yo también son los que más agradezco. Es cuando más te sientes periodista, cuando te sale la madera. Me incorporé tras el verano el día del accidente de Barajas y decía ¡que ganas de empezar! Los que vivimos de la información, lo que quieres es estar trabajando y contar las cosas, estar ahí. El programa es tan dilatado en el tiempo que durante este año he tenido ocasión de contar muchas noticias de última hora. Por ejemplo, creo que contamos muy bien la huelga de transportes, teníamos un despliegue impresionante, que también eso te lo aporta el estar en un departamento como es el de informativos, que tienes a tú equipo y al suyo. Para mí fue un programa especialmente gratificante.
Esto es relativo, me siento muy cómoda en toda la parte informativa, que además siempre empezamos con mucha energía, mucho directo, con nuestros contertulios políticos. Me gusta mucho porque además me recuerda mucho a mi etapa de informativos. Pero agradezco en un programa tan largo también esa otra parte del sofá, que ya te lleva un poco a relajarte, a pasar el testigo a los otros contertulios. Lo que es muy complicado en este programa es abarcarlo todo, así que los contenidos informativos son los que trabajo muy a fondo. Y, por otra parte, muchas veces las revistas llegan a las diez y yo ni las he visto, no he trabajado ese material, soy entonces una espectadora más que se sienta para escuchar. Eso también está bien porque me permite en un momento dado ser un oyente más.
¿Qué reacción tuviste al conocer que María Teresa Campos regresaba a las mañanas?
A mí me lo dijo un amigo pero, como se dicen tantas cosas en verano... No le di mucha importancia, pero recuerdo que estaba en la playa y, en el momento, se me acumularon como diez mensajes y dije pues va a ser verdad... Había hablado alguna vez con ella y me consta que quería hacer un programa informativo, como su asignatura pendiente. Para ella también es una oportunidad, hacer algo distinto, tiene mucha experiencia moderando tertulias políticas.
¿Has tenido relación con María Teresa Campos?
Sí, por ejemplo, recuerdo un viaje que tuvimos juntas que hablábamos de las audiencias diarias y ella decía 'es muy duro lo de levantarse cada día y desayunar con las audiencias, estoy cansada del examen diario'. Me he acordado mucho de ella porque es verdad, el examen diario es duro y porque sabes que hay mucha competencia, somos muchos para un pastel tan pequeño.
¿Has vuelto a hablar con ella desde entonces?
No, no hemos tenido ocasión de comentarlo.
Daba la sensación de que antes la franja matinal estaba un poco más abandonada...
La sensación que tengo es que ahora las cadenas, más que la media de audiencia, lo que se juegan es el prestigio. No es una franja que les aporte mucho en cuanto a audiencia global, pero sí que viendo los esfuerzos que se están haciendo y la cantidad de movimientos que ha habido en los últimos años, me da la sensación de que es una cuestión de prestigio, de orgullo de cadena. Recuerdo que yo llegué a Antena 3 en un momento complicado, la gente me decía que a la cadena le costaba mucho levantar las mañanas, era un poco la franja maldita. Me alegro mucho de que el programa funcionase, tuviese ese rendimiento porque de alguna manera eso le ha aportado a la gente mucha energía, le ha transmitido la sensación de que todo es posible, de que no hay franja maldita y de que cuando a los programas les das tiempo y eso sí que yo lo agradezco mucho a la dirección de la cadena, se puede. Hemos sido un revulsivo y el mérito también es suyo porque nos dieron tiempo, no sólo basta con creer en alguien, también hay que dejarle hacer. Los cambios en la mañana son mucho más lentos de lo que nos podamos imaginar, en el prime time los movimientos son inmediatos, sabes si funciona o no funciona casi en el primer capítulo, pero en la mañana no puedes sacar esa conclusión el primer día, ni siquiera la primera semana ni el primer mes.
Fue claramente una apuesta por la información...
Sí, Mikel Lejarza tenía muy claro que Antena 3 tenía que tener a esas horas una ventana abierta a la información. Me acuerdo mucho de sus palabras: este programa tiene que perdurar, al margen del director o la presentadora. Nadie cuestiona que el informativo de las tres o las nueve tenga que existir al margen de las audiencias, al margen de que seas líder o no. Si hay esa voluntad por parte de la cadena de que este programa este ahí, a mí eso me merece cierta confianza.
El paso de informativos a un magacín te ha abierto más facetas ¿qué locura te queda por hacer?
¡Ya las locuras las he hecho todas! Pienso que, en el fondo, este es un programa como la vida misma, con muchas secciones, muchos apartados, empezamos de una manera y terminamos de otra..., a medida que va pasando el programa también me voy cambiando, me voy relajando. La última parte es donde ya me puedo permitir el lujo de hacer bromas.
¿Qué reto le negarías de los que te propone tu compañero Ramón Arangüena?
Siempre le digo que nunca cantaré. El último año lo he pasado fatal porque me han hecho cantar cantidad de veces. Además ya se ha convertido como el objetivo del programa, que cante, que baile... Y, de repente me tengo que esconder detrás de la cámara para que no se me vea.
¿Te consideras vergonzosa?
Yo soy muy pudorosa, aunque no lo parezca, que creo que si que se nota, hay cosas que me cuestan.
Parece que siempre encuentras en Antena 3 al compañero ideal, Matías, Arangüena...
Sí, tengo mucha suerte. Ramón es muy buena gente, me gusta trabajar con él. Y en las entrevistas me gusta tenerle porque, aparte de que tiene ironía, es una persona muy inteligente que sabe entablar muy buenas conversaciones. Creo que nos complementamos muy bien.
Estás a punto de cumplir diez años en Antena 3...
Sí, me siento muy feliz, han sido diez años muy intensos, he tenido la oportunidad de estar en tres franjas muy distintas, en la edición de informativos de las tres, en la de las nueve, ahora por la mañana, espero no seguir madrugando y creo que he tenido la ocasión de poder contar todos los grandes acontecimientos, he vivido desgraciadamente el 11-S, el 11-M, he narrado la boda de los príncipes... Salvo las dos bajas maternales que he tenido, que coincidió con momentos duros de la guerra de Irak, he estado al pie del cañón en todo en esta última década.