Muchos quebraderos de cabeza dieron desde el principio los famosos triángulos de LED encargados por la televisión israelí para el escenario del Festival de Eurovisión 2019. Florian Wieder, el diseñador del mismo, argumentó entonces haberse inspirado para su creación en la estrella de David y en las Doce Tribus de Israel, rindiendo así homenaje a la tradición judía.
Sin embargo, olvidó mencionar una importante -si no esencial- fuente de inspiración. La agencia WHITEvoid, con sede en Berlín, diseñó en 2014 una estructura similar para el espectáculo del artista brasileño Luan Santana. Conocidos por sus escenografías envolventes, en las que hacen uso de espejos, luces, reflejos y elementos móviles, estos creativos alemanes trabajan para artistas internacionales como Bon Iver pero no fueron acreditados ni remunerados en ningún momento por el escenario de Tel Aviv.
La puesta en escena de Luan Santana, diseñada en 2014
Más allá de colgar en el techo unos triángulos luminosos y colocarlos formando un patrón, el concepto original de hace cinco años incluye un grupo más pequeño de LEDs que desciende para situarse detrás del cantante, tal y como ocurría en los números de algunos países participantes de Eurovisión. Además, WHITEvoid ha desarrollado un software para su manejo por el que tampoco recibieron reconocimiento alguno, tal y como han denunciado.
En un vídeo del mencionado artista se pueden observar, además, las múltiples posibilidades de la idea original que no fueron aprovechadas en el festival. Kan y la UER, que presume cada año de las innovaciones técnicas que nacen a raíz de la competición musical, anunciaron muchas opciones que finalmente quedaron reducidas a la inserción de realidad aumentada al inicio de las actuaciones.
Acusaciones también a la delegación española
Dundu, la marioneta sin similitudes a Paco
Por si esto fuera poco, las acusaciones de plagio afectan también a la puesta en escena española, diseñada por el griego Fokas Evangelinos. Paco, la famosa marioneta manejada por Fran Coem que agitaba la estructura de "La venda", presenta multitud de similitudes con Dundu, un proyecto también alemán concebido para festivales y actuaciones en directo.
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En un contexto en el que todo está inventado, resulta difícil establecer el límite entre la inspiración y el robo. "Los buenos artistas copian, los grandes artistas roban pero el resultado debería ser mejor y no peor que el original", denuncian desde WHITEvoid ante la cantidad de semejanzas casuales. Ciertamente, observando la marioneta de Dundu se entiende la esencia de lo que no llegó a verse durante los tres minutos de Miki Núñez en el escenario de Israel, quizás por no haber contado con expertos en el manejo de estos títeres luminosos.