En 'Marte', el docudrama original de National Geographic, la colonización humana del planeta rojo parece un hecho. Todavía tendremos que esperar para comprobarlo, aunque uno de sus protagonistas no lo ve tan lejos. Con motivo del estreno de la segunda temporada, desde FormulaTV hemos podido hablar con Alberto Ammann acerca de los nuevos desafíos de su tripulación y de las causas que nos llevarían a dejar atrás la Tierra.
Alberto Ammann en 'Marte'
En la primera temporada se mostraba la llegada de los investigadores a Marte con el objetivo de sentar las bases de una futura colonia, ¿qué avances habéis hecho en esta segunda entrega?
Nos encontramos con que la colonia ha crecido mucho estructuralmente, a nivel de utilización de recursos y en lo que respecta a la población. Han llegado transbordadores con unas 800 personas, por lo que ya es una colonia grande. Y el nuevo elemento es que hay una segunda colonia, bastante pequeña, de personas que trabajan para una industria, que está sacando recursos naturales del planeta.
Aquí tenemos la base del conflicto, ya que está en el aire si vamos a cometer en Marte los mismos errores que hemos cometido en La Tierra. Si el tema de la exploración minera va a dirigirse a los bolsillos de una sociedad privada únicamente o si tendrá un rendimiento para los humanos. Por lo que conocemos, seguramente se opte por lo primero, y ese es el conflicto de los científicos, que están allí porque sienten que hacen un aporte para la humanidad.
Como dices, llega una empresa privada para explotar la extracción de agua en la superficie del planeta, ¿crees que el capitalismo llegaría antes a Marte que la propia sociedad?
La necesidad del agua está relacionada con la explotación de la minería. Entonces la búsqueda de agua de esta empresa tiene más bien que ver con el hecho de utilizarla para extraer recursos minerales. Para poder habitar en Marte habría que darle una atmósfera, calentar el planeta, como estamos haciendo aquí por falta de conciencia, pero conscientemente en Marte. Habría que liberar vapor de agua para crear esa atmósfera nueva, un proceso que podría llevar entre 500 y 1000 años según los avances tecnológicos. Así que el dilema es que si se utiliza el agua para llevarse minerales, no se puede usar para lo otro, pero como Marte es un sitio sobre el que nadie tiene poder, habría que hacer una gran legislación, que habrá que ver si se cumple o no. La fecha que barajan los científicos para llegar a Marte es la década de 2030, así que parece que lo vamos a ver.
Parecido a la serie, en el 2033 más o menos.
Sí, de hecho la fecha de la serie está ajustada a los datos reales, cuando más fácil es llegar. En ese momento la Tierra y Marte están a ocho meses de distancia, porque tienes que hacer un poco un tiro de arco. Tienes que calcular cómo va a estar Marte cuando llegues para que sea lo más cerca posible. Es un poco una jugada. Contado parece fácil, pero es un lío importante. Nosotros tuvimos asesoramiento de Stephen Petranek, que es el escritor del libro "¿Cómo viviremos en Marte?' y también de Robert Zubrin, que es un activista que trabajó para la NASA y que está empeñado en que debemos ir a Marte desde los 80. Son dos grandes cerebros. Hablábamos con ellos y nos decían: "Que lo vamos a ver, vosotros lo vais a ver por televisión". Y como que costaba hacerse la cabeza a esa realidad. A mí me apasiona el tema porque siempre me ha apasionado el universo, el cosmos y lo desconocido.
A mí me gustaría pensar que el capitalismo se va a caer antes, pero porque yo no creo en el capitalismo. Lo cual no quiere decir que no crea en la industrialización, el progreso o la tecnología. No tiene absolutamente nada que ver. Simplemente no creo que una sociedad basada en el dinero como valor central pueda ofrecer un futuro sano para la humanidad y la naturaleza que la contiene. Pero bueno, no sé si se va a acabar antes del 2030, si va a aparecer otro sistema que sea más humanista, que contemple un poco más al ser humano como un valor central, y a la naturaleza. Posiblemente en esos últimos manotazos Marte pueda ser una carrera hacia tratar de sostener un sistema que se está cayendo a pedazos.
El equipo de expedición de 'Marte'
Entonces, tal y como decías antes, ¿trasladaríamos los problemas que tenemos a Marte? ¿Exportaríamos esos problemas o empezaríamos de cero sobre esa superficie nueva?
Yo creo que lo más posible es que se repitan errores que hemos cometido aquí. Lo que pasa es que, como podemos ver en la segunda temporada, el clima, el ecosistema no tienen nada que ver. Una tormenta en Marte es bestial. No hemos visto algo así en la vida, una tormenta de arena de esas características. Yo creo que es un sitio diferente. Las pretensiones con las que se vaya desde aquí, sobre todo si tienen que ver con explotarlo y traerse cosas de allí, tienen muchos riesgos. Porque según dicen los científicos, una de las cosas más delicadas es lo que te traigas de allí. Hay que hacer estudios muy profundos para saber si te puedes traer una bacteria, un bicho o incluso un mineral para que, en contacto con la atmósfera de aquí o con otros minerales, no pueda tener una reacción que genere una catástrofe, una epidemia o cualquier cosa. Es muy delicado. Entonces, la explotación de los recursos de allí no va a ser tan fácil como decir: "Bueno, vuelo esta montaña y me llevo todas las piedras para la Tierra". Va a ser bastante más complejo. Yo creo que esa realidad nos va a poner un poco en el sitio. Espero yo, porque si no puede ser un lío y un caos.
La serie, además de hablar de Marte, habla de la Tierra. Y esas conversaciones las emprenden visionarios como Elon Musk, ¿crees que actualmente se está depositando demasiada confianza en estos gurús tecnológicos como Elon Musk o Mark Zuckerberg? Sobre todo teniendo en cuenta el mal uso que le han dado a su poder en ciertas ocasiones.
En parte sí. Pasó con Bill Gates, pasó con Steve Jobs... Tiene que ver con la desconfianza de lo que somos capaces de hacer en conjunto. Se pone demasiada, no sé si llamarlo esperanza, pero desde luego demasiada expectativa en un individuo que impulsa un proyecto que parece más personal que otra cosa. A Elon Musk, que a mí me parece un personaje, lo admiro en muchas cosas. No conozco tampoco mucho quién es, porque es un tanto enigmático. Pero me asombra mucho esa cruzada que él tiene de que hay que ir a Marte. Y el tipo va a ir a Marte. Decían los científicos y los organismos que están involucrados que su fecha es 2033 o 2036, no sé si es cada tres o seis años que se produce esa cercanía entre la Tierra y Marte. Y Elon Musk quiere ir en 2027. Tiene un empeño tan grande que puede tener un efecto de demostración para el resto de la humanidad, que puede ser interesante o puede quedarse simplemente en una cosa muy personalista de un individuo que tiene una idea fija y quiere colgarse la medalla.
No sabemos muy bien lo que puede pasar. Yo, sin embargo, creo que sería un avance para abrir un poco la cabeza. Sabemos que los seres humanos son capaces de cosas maravillosas y terribles, y me parece que ir a Marte es una proeza que puede sacudirnos bastante, mostrarnos hasta dónde podemos llegar y de qué somos capaces los seres humanos si miramos al futuro, hacia un sitio constructivo y explorador, dejando de lado tanta violencia, tan poco escuchar y empezar a respetar al otro y sus diferencias. No sé, me parece que puede ayudar.
Los investigadores contemplan la superficie del planeta rojo
Y acerca de Elon Musk, que como decías puede ser el primero que llegue o al menos que lo intente...
Seguro va a estar en la primera expedición. Eso seguro. Si no va a él, un socio o algo va a estar ahí.
Si en esas primeras expediciones a ti te dan la oportunidad de ir a Marte, ¿lo harías?
No, ni de coña.
¿Y cuando ya esté hecho todo el trabajo de asentar las colonias?
[Duda] No, tampoco. Lo dudo, lo dudo. Habría que ver en qué instancia vital estoy, pero no. A mí sí me daría curiosidad ir a la Luna. Es un viaje más cerquita, vas y vuelves en una semana, tiene menos riesgos... y me encantaría ver el planeta Tierra desde fuera. Eso sería la hostia. Eso sí que sería fascinante. Y en Marte, lo que te cuentan los científicos es que cada día es un día ganado a la muerte. El riesgo es increíble. Te empiezan a nombrar los riesgos y es bastante acojonante. De hecho, acaban de hacer pruebas de mellizos o gemelos, que uno pasó un año en la estación espacial y otro en la Tierra. Y luego otro a una mujer que estuvo un poquito más de un año en el espacio. Estos estudios dicen que el ADN de estas personas ha cambiado. O sea, hay alteraciones que todavía habría que saber hasta dónde llegan o qué consecuencias tienen. Pero en la información genética ha habido variantes. Entonces eso es un mundo desconocido absolutamente. Hay mucha incertidumbre y yo no me la jugaría tanto.
¿Crees que esa cierta obsesión por colonizar o llegar a otros planetas o cuerpos celestes, como ya pasó en la Luna durante la Guerra Fría, ejemplifica el fracaso que hemos tenido a la hora de cuidar nuestro planeta?
Un poco sí. A mí lo que me sorprende es la facilidad que tenemos de atender a otra cosa. En la Guerra Fría no era tanto llegar a la Luna porque puede salvarnos, abrirnos horizontes o darnos información sobre el origen de la vida, sino por ver quién la tenía más grande. Por supuesto, la mayoría de científicos estoy seguro de que estaban más al servicio de la cuestión científica, que los gobiernos que estaban más centrados en demostrar quién tenía más poderío tecnológico, ¿no? Si ese es el fin, nos estamos equivocando. Hay algo ahí que este sistema, volviendo al capitalismo, con el que yo nunca voy a estar de acuerdo, y es el hecho de que la competitividad sea un valor. "Hay que ser competitivo", te dice el sistema, "tienes que competir con el otro". ¿Por qué tengo que competir con el otro? ¿Por qué no puedo alimentarme de las cosas que hace bien el otro y brindar lo que se me da mejor a mí, para que juntos el logro sea mayor, más trascendental y más enriquecedor?
Entonces, esto de la competitividad no tiene nada que ver con lo que yo pienso que es la mejor forma de sociedad. Y todos esos valores son los que han promovido estas grandes carreras. Y seguro que en la carrera a Marte que empezará ahora, que posiblemente no será entre países sino de inversores, también habrá estos elementos. A ver de dónde sale la guita, quién pone el sellito y quién se pone la medalla. Y bueno, por un lado es un motor y gracias a ello se impulsan las cosas, pero lo que me da un poco de pena es que la finalidad sea un poco tramposa. O por lo menos lo fue en la Luna, ya veremos que pasa ahora con Marte.
Alberto Ammann en una imagen promocional de 'Marte'
En ese sentido y entrando en el campo de la especulación, ¿crees que, dentro de cientos de años, cuando hayamos llegado a Marte y posiblemente contactemos con otras sociedades alienígenas, seremos capaces de coexistir o tendremos que competir y pisotear a las sociedades autóctonas de los otros planetas?
Yo creo que sí, que la humanidad llegará, a no ser que la caguemos y nos extingamos, no sólo a Marte sino a las lunas de Saturno y más allá. La humanidad va a llegar a ser una especie interplanetaria, y estoy seguro de que vamos a cometer muchísimos errores más. O sea, en el camino de la evolución y del progreso hacia una sociedad donde el ser humano y cuidar a la naturaleza sean un valor principal, y si tenemos la suerte de encaminarnos hacia esa vida más armoniosa, podremos relacionarnos con vida inteligente de una manera más interesante y no tan paranoica, obsesiva y loca, como si todo el mundo estuviera aquí para atacarnos.
Hay que poner la energía en superar retos, dificultades para la especie, mirando más en conjunto. El individualismo ha hecho estragos en esta sociedad. Al final terminas justificando que el dinero es más importante que las personas. Si el valor principal es el dinero, empieza a estar justificado todo: pisarle la cabeza a tu compañero trabajo para ascender y que te den una paga extra o ser una rata que acusa a tu compañera de que ha hecho no sé qué cosa para que le quiten su puesto. Es terrible, se empiezan a normalizar un montón de reacciones que son desde crueles hasta miserables. Sólo hay que ver a quién han votado en Brasil. Ahora tenemos dos Trumps en América. En los dos países más grandes y más poderosos, Estados Unidos y Brasil. Y se empieza a normalizar en el discurso cosas que son una barbarie de la Edad Media por encima de otros procesos sociales más interesantes, que en algún momento hemos medio tocado.
Por lo menos en Latinoamérica yo lo siento así. Se ha ido todo al garete de un día para el otro. Ya veremos qué pasa cuando lleguen los 2.000 hondureños a la frontera de Estados Unidos en un par de días. Si Trump sigue con este discurso, ¿qué va a hacer? ¿Los va a fusilar? ¿Va a disparar a mujeres y niños? Vamos a parecernos a algo terrible en breve, en una semana. Y bueno, me he ido un poco del tema, perdona. [Risas] El problema es que estoy con este tema que no puedo con él. De verdad, no puedo con este hombre.
Por último, ya que siempre se pregunta lo que te llevarías a una isla desierta, ¿qué te llevarías tú a Marte para preservar la cultura de la Tierra?
Uf. [Duda] Me llevaría un instrumento musical pero claro, ¿qué pasaría cuando se me rompiesen las cuerdas? [Risas] No tendría mucho sentido. Tendría que llevarme alguna clase de instrumento mecánico que pudiera repararse. Pero me llevaría algo para hacer música. O tiraría por lo práctico, algún tipo de herramienta, no sé. Y supongo que algo con lo que escribir.
En lugar de obras ya existentes, ¿preferirías instrumentos para crear tú?
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Bueno, es que a algo ya creado no sé cuánta fe le tendría. Como desde los años 80 las cosas se hacen de usar y tirar. Tú ahora compras algo y ¿cuánto te puede durar? ¿Un año, dos? Hombre, antes se hacían las cosas de material duro, que duraba veinte años, qué se yo. Yo tengo una tía que tiene un ventilador de estos de acero inoxidable que hoy anda todavía mejor que cualquiera de estos de plástico que compras. No creo que me duraran mucho las cosas. Así que sí, me llevaría cosas para crear o dejar rastro de mi paso por allí.