El alegato de Rocío Carrasco tras hablar de la condena por agresión de Rocío Flores: "Solo supone sufrimiento"

El miércoles 5 de mayo, 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' emitió su noveno episodio en Telecinco, en el que Rocío Carrasco habló de la falsa denuncia por maltrato que le interpusieron Antonio David Flores y Rocío Flores en 2012, tras la agresión que ella misma sufrió a manos de su hija. Un doloroso momento cuyo relato concluyó con un contundente alegato en el que explicaba no solo los motivos de su distanciamiento con la joven Flores, sino que también cargaba contra el papel que su exmarido había jugado en aquel momento de la vida de su propia hija.

"Se me prescribe médicamente que no tenga contacto, que me abstenga y desconecte de todo lo que tuviera que ver con ella en ese momento", explicó Rocío, al recordar lo ocurrido tras la condena que se dictaminó contra su hija. "Aun así, yo no hago caso en ese sentido y, no tengo contacto con ella, pero sigo teniendo contacto con los responsables del equipo de menores", confesó Carrasco, al hablar del período de libertad vigilada al que Flores fue sometida, para después manifestar que "es ella la que nunca ha querido tener ningún tipo de contacto conmigo", algo que avaló con informes oficiales en los que se recogía la negativa de su hija a contactar con su madre por entonces. "¿Has intentado ponerte en contacto con ella?", planteó la entrevistadora. "No. Hoy por hoy, no puedo. La persona que lo quiera entender, que lo entienda. Y quien no lo quiera entender, que no lo haga", respondió Carrasco.

Además, la madrileña matizó que "muy a mi pesar, no puedo mantener ningún tipo de relación con una persona que tiene a la otra al lado y que ha intentado meterme en la cárcel". "No es que tu hijo te dé una paliza, que ya es antinatura, es que ha ido y me ha puesto una denuncia en connivencia con su padre. Ha premeditado, ha gestionado. Ha tenido la capacidad suficiente para trazar con su padre una línea a seguir", acusó Rocío, con cierta dureza, para después reconocer que, "por mucho que yo sufra, hay algo que se podrá recomponer, pero partiendo de la base de que esa persona no esté, ni en la vida de ella, ni en la mía". "¿Quieres a tu hija?", lanzó entonces la entrevistadora, despertando el llanto de Carrasco. "¿Cómo no la voy a querer? ¿Por qué llevo yo veinte años sin hablar y sin decir absolutamente nada? ¿Porque me gusta sufrir? ¿Porque me gusta quitarme del medio, malvivir? No. Lo he hecho por ella y por él. No lo he hehco por otra cosa", confesó Rocío, con rotundidad.

"Tenía dos motivos por los que no contaba mi verdad"

"Ella ha pasado a ser verdugo, pero antes ha sido víctima. Y todo el mundo se lo ha consentido. Ahora le hará más todavía", declaró Carrasco, palabras de las que la entrevistadora quiso conocer el porqué. "Porque sí, porque tenía que haberse encargado de que su hija se hubiera apartado de todo esto, de que su hija fuera de otra manera, con otra visión de la vida. Tenía que haberse encargado de tantas cosas desde que era pequeña... tenía que haberse encargado de que tuviera a su madre y la figura de su madre, intacta", acusó la madrileña, directamente hacia Antonio David. "A mí esa condena que ella tiene, no me reporta ningún beneficio ni bienestar. Eso solo me supone sufrimiento, porque eso da prueba de que ella hizo lo que hizo y por qué lo hizo", confesó Rocío, entre lágrimas.

"No me reconforta nada de eso. No me devuelve nadie las cosas que no he vivido con mis hijos, el ir a verlos al colegio, un beso de mi hija, muchísimas cosas", prosiguió Carrasco, dolida, para después recalcar que "nadie ha hecho nada. Ni medios de comunicación, ni Justicia en ese sentido". "Todo el mundo le ha bailado el agua, todo el mundo se lo ha creído, interesada o desinteresadamente. Todo el mundo le ha servido de marioneta y todo el mundo ha contribuido a que esto sucediera, de una manera u otra", reprochó Rocío, tajante, quien volvió a entonar el mea culpa sobre su silencio, aunque matizó que "yo tenía dos motivos por los que no contaba mi verdad". "Lo estoy contando hoy, cuando una tiene veinticuatro y otro tiene veintidós. Lo estoy contando hoy, pero yo he procurado que crecieran con la figura de su padre intacta", concluyó Carrasco, con rotundidad.