Amanda Bynes ha reaparecido tras años alejada de los focos y del ámbito mediático. La actriz fue uno de los rostros más representativos de las películas de adolescentes durante los años 2000, pero llevaba desde principios de la década sin realizar un papel interpretativo, siendo uno de los últimos "Rumores y mentiras", la película protagonizada por Emma Stone.
Amanda Bynes
Las drogas, causa y consecuencia de sus problemas psicológicos
Pero Bynes no solo ha sufrido depresión, sino que en su complicada vida se encuentra una época de abuso de drogas que comenzó a los 16 años y que estuvo acentuada debido a problemas psicológicos. "Pese a que todo el mundo pensaba que yo era una 'buena chica', fumé marihuana a partir de entonces. No me enganché y yo no abusaba. Tampoco salía e fiesta ni me ponía en ridículo... todavía", cuenta. "Más tarde comencé con MDMA y éxtasis. Lo intenté tres veces con la cocaína, pero nunca me drogué con ella. Nunca me gustó. No fue mi droga favorita... Yo abusé de Adderall".
Amanda Bynes cuenta cómo se enganchó al Adderall debido a que había leído que era "la nueva pastilla de la delgadez": "Cuando estaba haciendo 'Carta blanca', recuerdo estar en el tráiler y mascar las tabletas de Adderall porque pensaba que me hacían mejor. Recuerdo haber masticado muchas de ellas y no ser capaz de centrarme en mis líneas ni memorizarlas". Además, afirma que todo se debía a que se veía muy mal en pantalla: "Recuerdo ver mi imagen en la pantalla y literalmente irme y pensar que mi brazo se veía gordo".