Durante las últimas semanas de abril de 2021, las portadas y titulares de los medios de comunicación han versado sobre los duros acontecimientos que han sufrido diferentes miembros del Gobierno: las amenazas de muerte a los ministros mediante cartas que contienen balas o, en el caso más reciente hasta el momento con Reyes Maroto, un cuchillo ensangrentado. A pesar de la gravedad de los hechos, Ana Rosa Quintana ha iniciado su programa con una dura crítica al Gobierno y una historia personal.
Ana Rosa Quintana señalando al Gobierno
"Utilizan las amenazas de una persona con esquizofrenia para hacer campaña", afirmaba la presentadora de 'El programa de Ana Rosa'. "Lo que vimos ayer fue muy grave. Utilizar a una persona con esquizofrenia para hacer campaña. Primero fue la teatralización de Lastra con el 'no pasarán' de la Guerra Civil, luego, el llanto de Yolanda Díaz en la tele cuando no habíamos visto llorar a nadie del Gobierno ni cuando morían 900 personas al día...", explicaba muy enfadada.
Además, la periodista no ha dudado en señalar al ministro del Interior, Marlaska, como el culpable de que esas cartas hayan llegado a sus destinatarios. "Marlaska no ha evitado que lleguen a dos ministerios balas y navajas, le echan la culpa Correos y Correos a un pobre vigilante", explicaba hasta llegar al máximo de su enfado al hablar de la ministra Reyes Maroto: "La ministra Maroto exhibía las amenazas de una persona con una enfermedad mental en tres mítines en un solo día, confundir un trastorno con el fascismo es una forma de estigmatizar".
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Las amenazas de muerte a Ana Rosa Quintana
La presentadora ha querido tomar la palabra en pleno debate para demostrar que ella ha vivido un momento muy difícil cuando recibía amenazas de muerte, pero que, sin embargo, no quería hacerlo público. "Yo tuve que tener a una persona de seguridad durmiendo en el sofá de mi casa", decía Ana Rosa. "La policía sabe lo que tiene que hacer, tú vas a la policía y te dicen 'tranquilidad, déjanos investigar'", argumentaba mientras criticaba que el Gobierno lo hubiese hecho público. A ella, se le sumaba María Claver, quien advertía de que estas cuestiones son altamente peligrosas cuando "estamos en alerta máxima terrorista", por lo que debería haberse quedado en secreto.