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OPINIÓN

Análisis de 'Heartstopper' (Temporada 2): Una lección de amor en los momentos más oscuros

La segunda parte de la serie creada por Alice Oseman deja atrás la luz para sumergirse en los traumas y problemas.

Análisis de 'Heartstopper' (Temporada 2): Una lección de amor en los momentos más oscuros©Netflix
Por Fernando S. PalenzuelaPublicado: Jueves 3 Agosto 2023 12:30

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Heartstopper

Heartstopper

2022 - Act

Reino Unido 3 temporadas 24 capítulos

DramaRomanceLGTB

9,2

Popularidad: #237 de 3.495 Ranking Heartstopper

  • 87

  • 115
Esta noticia contiene spoilers

Cuando Netflix lanzó 'Heartstopper' en abril de 2022, no era consciente de la bomba que tenía entre las manos. A la ficción le sentó muy bien el boca a boca, que fue su principal arma de promoción, y así, poco a poco, la serie británica fue ganando adeptos hasta convertirse en todo un fenómeno social dentro del colectivo LGTBIQ+. El carisma de sus protagonistas, la suavidad y dulzura con la que trataba la dificultad de comprenderse a uno mismo y la apuesta por la comunicación y crear lugares seguros fueron algunos de sus ingredientes del éxito.

En la segunda temporada, Nick ya ha completado el proceso de aceptar su bisexualidad, ha recibido el apoyo de su madre y el cariño de un nuevo círculo de amigos. Sin embargo, ahora le toca una de las tareas más difíciles: salir del armario con el mundo exterior, sobre todo si no quiere esconder su relación con Charlie. Sobre esta temática giran estos ocho episodios, que han visto la luz el 3 de agosto, y en los que Nick se enfrenta a familia, amigos y no tan amigos para poder cumplir su deseo de poder vivir su amor sin miedo.

Reparto principal de 'Heartstopper'

Reparto principal de 'Heartstopper'

'Heartstopper' muestra la dificultad del personaje de Kit Connor por confesar su bisexualidad. Si ya de por sí da miedo la reacción de la gente en una sociedad que tiende a dar por hecho la heterosexualidad, el que Nick no tenga pluma y sea jugador de rugby no hace más que potenciar este pensamiento. A su lado se mantiene Charlie en todo momento, que sabe lo que es que te saquen del armario y te lancen a los leones, por lo que se preocupará personalmente de que su novio esté lo más tranquilo y confiado posible para tomarse sus tiempos. Aquí vemos una auténtica lección por parte del personaje al que da vida Joe Locke, pues aunque preferiría proclamar quién es su novio a los cuatro vientos, entiende y comprende el momento por el que pasa su pareja y lo anima y valora en cada paso que da.

Visibilizando la letra B

La serie creada y escrita por Alice Oseman, la misma autora de las novelas gráficas, vuelve a cumplir con el buen hacer de la primera tanda al servir de referente a una generación de adolescentes que se enfrentan a la aceptación interna y externa de una orientación sexual no heteronormativa. En suma, no solo lo ilustra con la perspectiva del protagonista, sino que también muestra cómo Ben (Sebastian Croft) no es capaz de dar el paso adelante de Nick y confesar su verdadera sexualidad o cómo el profesor Farouk (Nima Taleghani) vivió el descubrimiento de su homosexualidad cuando ya era adulto.

Y lo más importante de todo es que 'Heartstopper' no endulza estas situaciones. No todo el mundo reacciona bien al conocer una noticia así y la serie muestra diversas situaciones en su afán por ser un fiel reflejo de la realidad. Mientras que la madre de Nick lo vivió con total normalidad y comprensión, el resto de la familia no se lo pondrán tan fácil, al igual que la gente del instituto. Es más, que conozcan que Nick y Charlie son pareja puede situarlos en el foco y convertirlos en la comidilla de la clase, lo que no es del interés de ninguno, pues solo quiere vivir su amor como cualquier otra pareja de su edad.

Charlie y Nick en una escena de la segunda temporada de 'Heartstopper'

Charlie y Nick en una escena de la segunda temporada de 'Heartstopper'

Nick vive un doble trabajo con la expresión de su sexualidad, que es no solo confesar que tiene novio, sino que es bisexual. Alice Oseman ya supo plantear la invisibilización que sufre la letra B del colectivo en las páginas de la novela y aquí lo ha plasmado con total acierto en el salto a la pantalla. El joven se enfrenta a varias situaciones en las que ponen en duda su bisexualidad cuando él la proclama, con personas que lo tachan de utilizar esta designación únicamente por suavizar la palabra gay. El problema ya no estriba solo en que se dé por hecho una dualidad heterosexual/homosexual, sino en que le nieguen a la cara quién es.

Se vuelve más oscura

La segunda temporada de 'Heartstopper' comienza en ese momento de felicidad plena que nos dejó la primera, con Nick alegre por haber salido del armario con su madre y viviendo los primeros meses de amor con Charlie. Sin embargo, esta luz que inunda el primer episodio comienza a apagarse según vamos avanzando. El viaje de fin de curso a París es clave para la pareja protagonista, que va conociendo más aspectos de su relación y del otro, por lo que los secretos más oscuros comienzan a florecer.

'Heartstopper' va poco a poco dejando ese romance que vimos en la primera temporada y nos presenta unas situaciones llenas de dureza, con Charlie ejerciendo un control sobre la comida que termina en un desmayo en medio del Louvre. Ahí es cuando Nick entiende que su novio tiene un problema y en medio de su propia lucha comienza a batallar la de él, buscando el modo de ayudarlo. La serie refleja de esta forma los trastornos de la conducta alimentaria, echando por tierra varios estereotipos formados en torno a ellos. El primero, que no son solo cosas de chicas; el segundo, que no está siempre relacionado con el peso.

Nick, Charlie, Isaac, Elle y Tao en la segunda temporada de 'Heartstopper'

Nick, Charlie, Isaac, Elle y Tao en la segunda temporada de 'Heartstopper'

El espectador realiza el mismo viaje que Nick en esta temporada, descubriendo cómo esa alegría inocente de Charlie realmente esconde un mundo oscuro donde el trauma permanece enquistado. El sufrimiento de Charlie con el bullying un año antes le ha dejado roto por dentro. En este alegato a favor de la salud mental, vemos cómo este personaje es capaz de enfrentarse a sus demonios en muchas ocasiones y, además, da una importante lección sobre cómo hacer frente a aquellas personas que te han causado dolor durante tiempo, dejando de lado la idea de que siempre hay que saber perdonar al prójimo.

Gran trabajo de adaptación

Contar con Alice Oseman al frente del proyecto es una auténtica suerte. La escritora conoce a la perfección su obra y sabe cuáles son sus puntos fuertes y débiles y de qué modo puede sacarle el máximo provecho en una serie de televisión. El trabajo de adaptación es mucho más elaborado que en la primera tanda, y eso se ve en cómo ha sabido reorganizar las piezas del tercer libro para potenciar la fuerza dramática. Es más, también ha traído otro pasaje del cuarto libro que casa a la perfección con la historia que quiere contar en estos ocho episodios. Y todo ello manteniendo la estética del cómic, que supone una herramienta más del lenguaje audiovisual para subrayar el mensaje y seguir homenajeando a sus orígenes.

Siguiendo esta estela, resulta todo un acierto mover la cena de las dos familias a esta temporada, pues casa mucho mejor al tener el desenlace de Nick saliendo del armario con su padre. Esta era la única expresión de identidad que le faltaba al personaje y que se hacía en el cuarto libro, por lo que nos deja atisbar que el recorrido que seguirá la serie en la siguiente temporada será sobre el TCA de Charlie. Siguiendo con ello, la escena con la que acaba el último episodio corresponde en la novela al previo a marcharse a París. En los libros pierde mucha fuerza que sí tiene en pantalla, pues después de conocer poco a poco los problemas de Charlie y todo lo que ha sufrido con el bullying, nos metemos de lleno en su confesión de las autolesiones con un Nick comprensivo que solo quiere ayudar. Estamos ante un auténtico golpe de efecto que solo es obra de alguien que conoce muy bien su propio trabajo.

A esto se le suma la profundidad que le da a los personajes secundarios y que no se atisba en las páginas de los volúmenes escritos. Ya no solo hablamos de Tao (William Gao) y Elle (Yasmin Finney), de quienes descubrimos más sobre ese romance incipiente y todas las dudas que los rodean por su gran amistad, sino también de Tara (Corinna Brown) y Darcy (Kizzy Edgell). Su importancia en los libros es prácticamente anecdótica y en esta temporada gozan de bastante minutos en pantalla, mostrando situaciones muy complejas sobre dos chicas a quienes habíamos visto formar una pareja feliz y sin fisuras. Y como 'Heartstopper' busca llegar a todas a todas las personas posibles del colectivo LGTBIQ+, Isaac (Tobie Donovan), personaje creado exclusivamente para la serie, recorre uno de los caminos más importantes por la visibilidad a lo largo de los capítulos.

De todos ellos, merece atención Darcy, cuya trama se dibuja ligeramente en los libros, pero aquí goza de gran importancia. De nuevo, la temporada nos muestra otra visión de lo complicado que es salir del armario cuando tu entorno es homófobo. Sin embargo, la trama más interesante por su novedad y su poca representación en la ficción es la de Isaac. El personaje comienza a experimentar sentimientos hacia James, los cuales no es capaz de identificar. Cuando se produce el beso, se siente extraño. Poco a poco descubre la identidad asexual, por lo que comienza a investigar en torno a ella para ponerle una etiqueta a su forma de sentirse respecto al amor. Estamos ante un gran trabajo de visibilidad que, al igual que el conjunto de la producción, ayuda a expandir el universo de 'Heartstopper'.

'Heartstopper' no solo mantiene su maestría en esta segunda temporada, sino que la mejora. Del mismo modo que los libros viven una tendencia al alza, la serie apunta a vivir el mismo recorrido. Los temas que se tratan son mucho más duros, y es que si la primera parte era la serie que toda persona LGTBIQ+ quería haber tenido en su adolescencia, esta segunda tanda amplía las miras a problemas universales, relacionados con la salud mental, el bullying y cómo ser uno mismo. La escena final de Nick y Charlie te rompe el corazón en mil partes y deja claro que lo que está por venir en la tercera parte va a ser muy difícil, pero también muy bonito de ver representado. Y qué ganas.

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