La segunda entrega de 'Una vida Bárbara' concluyó la noche del miércoles 19 de abril con una reflexión por parte de Bárbara Rey sobre sus relaciones sentimentales antes de conocer a Ángel Cristo, en las que se habían empeñado en ocultarla de la esfera pública y ella no había protestado. Un pasado por el que, al recordar la petición de matrimonio del domador, fue incapaz de contener el llanto, al tratarse de uno los momentos "más maravillosos" de su vida hasta entonces.
Ángel Cristo y Bárbara Rey en una imagen de 'Una vida Bárbara'
A lo largo de la entrega, Rey repasó sus relaciones con personajes conocidos como el futbolista Carles Rexach, el Rey emérito Juan Carlos o el político Joaquín Garrigues. "Mi cariño hacia él fue producto de su trato tan extraordinario", aseguraba la murciana, sobre el tercero, después de la aparente indiferencia del segundo o relatar cómo había descubierto que el primero le había ocultado una relación con su novia. "No se ha escondido ni me ha escondido de nada. Es lo primero que yo tendría que haber exigido en mi vida a cualquier persona que estuviera a mi lado: que no me escondiera. Porque no creo que a mí haya que esconderme", reflexionó la vedette, a raíz del trato de Garrigues.
"He tenido muchas veces tanta necesidad de cariño, que he permitido que me escondieran. No debería haberlo hecho. Y lo digo como un consejo a las mujeres: cualquier hombre que quiera esconderte, malo", lanzó además Rey. Asimismo, la murciana defendió que "el hombre o la mujer, sean del sexo que sean, que esté con una persona, tiene que estar feliz y orgullosa de esa persona, de presumir de ella y llevarla a todas partes, sin esconderla". Fue entonces cuando la vedette recordó el momento en el que vio por primera vez a Ángel Cristo, quien terminó siendo el padre de sus hijos y con el que vivió duros episodios de maltrato.
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"Nunca creí que me podía pasar algo tan bonito"
"Me enamoré, quién me lo iba decir", confesó Rey, sobre ese primer momento en el que vio al domador entre el público de una de sus actuaciones. "Era todo detalles. Era tan amoroso, tan servicial… me encantaba besarlo, porque era un sabor tan bueno, tan agradable, tan limpio. Yo no sabía lo que me esperaba. No me importó renunciar a mi trabajo, a todo, con tal de estar con él", declaró la murciana, sobre el difunto Cristo. La situación llegó hasta el punto de que Rey "estaba tan feliz y lo quería tanto que, cuando me dijo de casarse conmigo, que nadie me lo había dicho nunca, no lo pensé". "Pensé que era lo más maravilloso que me había pasado en la vida, que nunca creí que me podía pasar algo tan bonito", concluyó la murciana, entre lágrimas.