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El salto al martes no ha afectado al particular y desenfrenado estilo de 'La que se avecina', que con el duodécimo episodio de su undécima temporada, titulado "Una dispensa, un fetus in fetu y un injerto turco", ha vuelto a sumir a sus protagonistas en un manejo de enredos marca de la casa. Y al tratarse del penúltimo capítulo de esta entrega, que tanto se hizo de rogar, ya se atisba la clausura de algunas tramas, con la recuperación de Antonio Recio al frente.
Alba y el padre Alejandro en 'La que se avecina'
Por su parte, el sacerdote sigue resistiéndose a consumar su relación con Alba, aludiendo a que hasta que no reciba la dispensa no podrá mantener relaciones sexuales con la hija de Recio. Esa revelación provoca que Alba le mande directo a hablar con el obispo para acelerar el proceso. Simultáneamente, esta inesperada pareja entabla una descarnada guerra con sor Pepita y el obispo, desvelando un escándalo sexual que pone patas arriba el convento.
Surrealista pesadilla
Mientras tanto, en Mirador de Montepinar tampoco andan escasos de tramas disparatadas, siendo Bruno la principal víctima de esta locura colectiva. Tras captar la atención de un productor, Fermín elige al personaje interpretado por Luis Merlo para convertirle en el epicentro de una cámara oculta. Como suele ser habitual, el plan acaba desvariando y el espetero lleva a Bruno a someterse a una intervención quirúrgica para extirparle el feto de su hermano gemelo, al que llegamos a ver recreado en el episodio, y que, en última instancia, acaba provocando un sonado accidente por las escaleras.