La industria televisiva quedó maniatada el pasado mes de marzo cuando el coronavirus desató una crisis histórica. Lo que parecía una pausa temporal, acabó por tornarse en la mutilación de decenas de series, que han tenido que descartar los episodios finales de sus temporadas ante la imposibilidad de terminar sus rodajes. No obstante, los creativos de algunos títulos se han devanado los sesos para dar un cierre digno a sus ficciones, y en el caso de ‘The Blacklist’ esa muestra de ingenio ha pasado por apoyarse en un formato que no entiende de límites: la animación.
La versión animada de Raymond Reddington
“No pensamos que pudiéramos resucitar el episodio hasta que nos topamos con la idea de emplear la animación para terminarlo,” comenta el creador del drama criminal, Jon Bokenkamp, en un encuentro con la prensa internacional. Cuando se produjo el abrupto desmantelamiento de la grabación de ‘The Blacklist’, el equipo estaba a medio camino de materializar el decimonoveno episodio de la séptima temporada, que, en contra del plan original, ha sido el final de la entrega. “Nunca lo planteamos como el desenlace y cuando vimos que no podríamos acabarlo, pensamos que podríamos terminar con el decimoctavo episodio y ya estaría, pero el decimonoveno tenía elementos argumentales que darían para un mejor final de la séptima temporada. Por eso queríamos terminarlo,” afirma el guionista.
Entonces se consolidó la idea de acometer un capítulo híbrido, que combinaría el material rodado previamente con recursos animados inspirados en el estilo visual de las novelas gráficas. “Siempre hemos tenido la sensación de que ‘The Blacklist’ tiene un toque de novela gráfica con un antihéroe en su epicentro y algunos villanos estilizados como los de los cómics,” añade el productor ejecutivo John Eisendrath, que describe como “natural” el salto a la animación.
James Spader en 'The Blacklist'
Desarrollo en tiempo récord
“El mayor obstáculo fue el tiempo. Desde el concepto a la emisión contábamos con cinco semanas,” detalla Bokenkamp, que incide en que ni él ni Eisendrath tenían conocimientos sobre animación, al igual que los equipos de animadores -distribuidos por Londres y Atlanta- eran neófitos de ‘The Blacklist’. Así que el primer paso fue valorar qué fragmentos del episodio debían ser suplantados con la recreación animada. “Necesitábamos usar todo el metraje que habíamos grabado en acción real porque no teníamos tiempo para animar todo el episodio,” dice Bokenkamp, reconociendo la arbitrariedad a la hora de exponer una escena con metraje real o animado. El resultado es una mezcla de secciones animadas, metraje del frustrado rodaje e imágenes descartadas de episodios anteriores.
El trabajo telemático también incluía al reparto, que jugó un papel imprescindible en este complejo puzle. “El desafío para el elenco fue interpretar a sus personajes aislados,” apunta Eisendrath, consciente de la dificultad de llevar a cabo una labor coral en soledad: “Grabaron sus frases por su cuenta en sus casas, sus vestidores, sus habitaciones, en la habitación más tranquila que pudieran encontrar para que la calidad fuera buena.” Y, con todas esas trabas en mente, Eisendrath confía en la comprensión de los fans de la serie ante esta situación extraordinaria: “Pensamos que el público, independientemente del resultado, apreciaría al menos el esfuerzo invertido para mantener la serie viva todo lo posible.”
A pesar del reto a contrarreloj, los responsables creativos de la serie tuvieron tiempo para disfrutar de un proceso que les abrió nuevas fronteras. “Disfrutamos cada apartado de la animación. Ni Jon ni yo teníamos la menor idea de animación antes de esto,” confiesa Eisendrath, que resalta la apertura de miras como el elemento más positivo de la experiencia: “Fue muy emocionante ver cómo se llevaba a cabo la animación y darnos cuenta de la libertad que teníamos para tomar decisiones en las partes animadas del capítulo, las cuales no habríamos podido tomar en acción real.” En ese aspecto, uno de los campos más potenciados ha sido el de las secuencias de acción, que en su mayoría todavía no habían sido grabadas. “Los animadores son muy buenos expandiendo la acción para hacer que la serie parezca y se sienta más grande,” apunta Bokenkamp.
Red y Elizabeth en 'The Blacklist'
De cara al futuro
En última instancia, por muy satisfechos que hayan quedado con el resultado, ambos productores aseguran que cuando ‘The Blacklist’ regrese con su octava temporada, será con el formato tradicional, por lo que este experimento híbrido se quedará en el trayecto de la serie como un hito puntual. “No creo se pueda sustituir con eso la versión en acción real de la serie que la gente ha llegado a conocer y amar. Por muy disfrutable que pueda ser ver a James Spader en animación, creo que en general preferirán ver al James Spader de verdad,” afirma Eisendrath.
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En cuanto al futuro inmediato de la ficción de NBC, que puede seguirse en España al día a través de Movistar+, todavía está en el aire cuándo se podrá retomar la producción de la manera más normal posible. Y cuando eso suceda, veremos si el material amputado es recuperado como enlace para las aventuras de Raymond Reddington. “Tendremos que averiguar cómo queremos recoger lo que debía suceder en el final de la séptima temporada para convertirlo en un genial inicio de la octava temporada,” sentencia Bokenkamp.