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'Entrevías' ha echado el cierre este lunes 21 de octubre con el último episodio de su cuarta entrega. Antes de la emisión, que se saldó con un 9,8% de share, el máximo de esta temporada, el creador de la serie, David Bermejo, prometía que el final sería "trepidante, lleno de giros", y así fue. El capítulo debía atar todos los cabos sueltos de este universo que gira alrededor de Tirso Abantos, pero por encima de todo tenía que resolver el duelo más esperado: el cara a cara entre el ferretero y su némesis, Romero, el asesino de Irene.
Ese enfrentamiento ha sido el plato fuerte del 4x08. En concreto, el choque entre Tirso y Romero se ha desplegado en la recta final del episodio, cuando ambos personajes se han citado ante El Colorado, el edificio que ha copado titulares por su inminente demolición. En su llegada al punto de encuentro, Romero espera con ansias hacerse con el millón de euros hacinado en el maletín con el que se hizo Tirso. Sin embargo, el excomisario no cumple con las condiciones de su rival, ya que acude doblemente armado, aunque el personaje de José Coronado se guarda un as bajo la manga.José Coronado en el final de 'Entrevías'
Tirso engaña a Romero para adentrarse juntos en la nave y los dos acaban encerrados en un contenedor, al fondo del cual se encuentra el preciado maletín. Al darse cuenta de que Tirso le ha tendido una trampa, Romero reacciona con violencia y finalmente se produce la pelea cuerpo a cuerpo entre ambos, ya que su arma no tiene munición. El encarnizado duelo, que acontece en paralelo a la labor de los operarios de la demolición, deja al anciano tirado en el suelo.
En ese momento, Ezequiel entra en escena y, tras evitar que se realice la demolición, abre el contenedor, pero inmediatamente después es inmovilizado por Romero, que huye con el dinero. Por desgracia para él, los billetes se caen en su huida y, mientras se dedica a recogerlos del suelo, Tirso reaparece imponente, empuñando la pistola de Ezequiel y no duda: dispara tres veces a su enemigo y completa así su venganza contra el culpable de la muerte de su nieta.
José Coronado y Nona Sobo en el final de 'Entrevías'
Agridulce despedida
Antes de ese violento clímax, Gladys encontraba una carta en la que Tirso se sinceraba acerca de su misión definitiva. "Querida familia, siento haceros lo que estoy a punto de hacer, pero mi destino no es morir en una cama de hospital. Soy un soldado, y siempre lo seré. Mi sino es morir peleando. Desde el día en el que Irene se fue para siempre, solo he tenido dos deseos: el primero es que seáis felices, que tengáis vidas sencillas y plenas como la que yo he tenido, que viváis rodeados de la gente que os quiere; el segundo deseo que me ha perseguido todos estos meses ha sido hacer que el asesino de Irene pague por lo que hizo, y así será. Si todo sale como lo he planeado, hoy se hará justicia. Ese monstruo va a morir. Y yo también".
Así pues, el veterano protagonista tenía la intención de perecer en su lucha contra Romero. No obstante, ese no ha sido su desenlace, puesto que, pese a acabar magullado, Tirso sale con vida de El Colorado... aunque por poco tiempo. Tras un reencuentro con Gladys (y con el barrio que tantas desgracias y alegrías le ha dado), el patriarca de la familia se tiende por última vez en su butaca, donde acaba yaciendo su cuerpo sin vida. Aun así, su deceso no es lo último que vemos de él, ya que antes de que aparezcan los créditos irrumpe Irene para fundirse en un abrazo con su aguerrido abuelo.
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