Beatriz Montañez abre las puertas de su cabaña en mitad del bosque: "Es como volver al vientre materno"

Estudió en la prestigiosa Universidad de Harvard y, como guionista, se hizo con el Goya por la película documental "Muchos hijos, un mono y un castillo" en 2018. Beatriz Montañez se labró una carrera en televisión, donde consiguió establecerse como presentadora de 'El intermedio'. Sin embargo, aunque podría parecer "una vida idílica", había algo dentro de la escritora que "no estaba funcionando". Finalmente, Montañez decidió dejar su trabajo y retirarse a las afueras de la ciudad.

"Tengo una casa sencilla que me han prestado y soy mucho más feliz que viviendo en una casa de 200 metros cuadrados", aseguró la presentadora frente a las cámaras de los informativos de laSexta. Montañez abrió las puertas de la cabaña en la que vive, una experiencia que define como "volver al vientre materno" y "volver a gestarme", teniendo en cuenta que su vida ha cambiado por completo: "Qué poco valoramos que no tenga que calentar agua durante una hora, cubos y cubos, para poder lavarme con agua caliente. Lo básico", reflexionó la escritora.

"He estado un año y medio viviendo con velas, no había electricidad. Después de un año, ya me di cuenta que sería mucho más rentable instalar un equipo fotovoltaico que las velas, porque eran más de 100 euros al mes en ellas", afirmó Montañez, quien emplea una hora cada día para cortar leña y, el resto del tiempo, para escribir. A pesar de estar en mitad del bosque, la presentadora aseguró que no se siente sola porque su conexión con la naturaleza está "24 horas al día".

"He pasado momentos muy duros"

Aunque todo pueda parecer maravilloso, Beatriz Montañez admitió que la experiencia también tiene su lado negativo: "He pasado momentos muy duros. Pasé varios días gravemente enferma con fiebres muy altas", admitió la presentadora. Además, añadió que otro de los inconvenientes de vivir sola es que no tiene sexo y que se echa de menos "el contacto con la piel de otra persona". Sin embargo, la escritora no se aventura a asegurar que pudiese volver a la ciudad algún día.