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El camino de Jimmy McGill desde un pobre hombre hasta Saul Goodman ya se ha completado. Al igual que la transformación del hombre que cambiará definitivamente su destino, Walter White, McGill pasa de una existencia miserable, pese a la que mantiene su bondad, a renunciar a ese lastre para hacerse la vida un poco más fácil. Y ello se demuestra en "Winner", décimo y último capítulo de la cuarta temporada de 'Better Call Saul', que ya está disponible en Movistar+.
La traición que Jimmy efectúa para cortar lazos con su antigua vida es a su propio hermano Chuck (Michael McKean), una persona que verdaderamente creía que el camino al éxito se podía y se debía alcanzar sin renunciar a esa pureza que los otros dos personajes acabaron rechazando. Un emotivo flashback nos muestra que las posturas de Chuck y Jimmy fueron cercanas en algún momento, o al menos que estuvieron unidos mientras cantaban en un karaoke "The Winner Takes it All" de ABBA, para después hacer planes del brillante futuro de Jimmy.Chuck y Jimmy, interpretados por Michael McKean y Bob Odenkirk en 'Better Call Saul'
Por eso la bofetada del presente es mayor. De ese momento, con un Jimmy recién licenciado, a un Saul que quiere recuperar su licencia a toda costa. Gastar el dinero de Kim en una biblioteca en honor a Chuck y acudir al cementerio en el aniversario de su muerte podrían parecer meras estrategias que usan la memoria de su hermano. Pero ese discurso ante el comité que sólo Bob Odenkirk podría interpretar, en el que realmente muestra los sentimientos de inferioridad que le generaba la integridad de su hermano y su deseo de parecerse a él... eso no podía ser una mentira.
¿Ganador?
O quizá sí. Al menos, esto le dice a Kim (Rhea Seehorn) después, cuando ya ha recuperado su licencia, de la forma más impasible y casual. Hasta ella misma, a pesar de todo lo que ha vivido por culpa de Jimmy, se había creído el fingido dolor que ambos habían urdido juntos. La esperanza de que Jimmy se encaminase de alguna forma por el buen camino se rompe en esa conversación, que deja su relación tocada, si no hundida. Porque Jimmy ya no sólo juega con la retórica para utilizar los sentimientos de otros, sino también los suyos propios.
Tras manchar el bonito recuerdo de aquella noche de karaoke pervirtiendo la canción de ABBA al aconsejar a una joven que no tenga piedad, Jimmy está listo para adoptar definitivamente el nombre de Saul Goodman al final del capítulo. Eso y el laboratorio de droga, que deja otro cadáver (ejecutado por la espalda por Mike en su propio viaje a la oscuridad, del que viene de vuelta), van asentando las piezas de ese universo de 'Breaking Bad' que dio luz a Heisenberg.