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El cóctel que forman Antonia Dell'Atte y Antonia Dell'Atte en 'MasterChef Celebrity 3' se ha vuelto a agitar tras la decisión de Boris Izaguirre, capitán y delantal dorado, de colocarlas juntas en el mismo grupo. Aunque reconociera en un primer momento que es interesante juntarlas, seguro que no terminó de calibrar el carácter de ambas, que una vez más le llevaron a la prueba de eliminación.
El equipo rojo y Boris Izaguirre al borde del caos en 'MasterChef Celebrity 3'
Mientras que la primera de sus compañeras no acataba las órdenes y se saltaba la cadena de mando, la segunda decidía cocinar de manera demasiado tranquila para un exterior. El resultado fue que Jordi Cruz Mas tuvo que ponerse la chaquetilla para cocinar y presenciar la enésima bronca, ahora de ellas con el escritor. Izaguirre era incapaz de controlar lo que estaban haciendo y terminó alzando la voz y siendo muy tajante: "Antonia de verdad, ¡basta! No perdamos tiempo discutiendo. Carmen, no vayas a tu rollo y espera estar con nosotros". Como parecía que Ona Carbonell era la única que le hacia caso reconoció que "no me veo capaz de controlar esto".
Lejos de calmarse las aguas, ambas continuaron con su particular cruzada en cocinas. La chispa volvió a saltar con el veredicto del jurado final cuando Izaguirre les reprochó que hubieran arrastrado a todos a eliminación: "gracias a vosotras dos que sois encantadoras, las mejores compañeras de equipo". Incluso siguió discutiendo con Lomana y Dell'Atte sobre su comportamiento en las pruebas grupales: "estabas pensando en ti misma. No sabes trabajar en equipo, vas a ser toda la vida así y no vas a cambiar. Sigue con tu estrionismo y la otra con su ensimismamiento".
Una eliminación llena de reproches
Ni en plató consiguieron que los tres concursantes de 'MasterChef Celebrity 3' encontraran un punto en común sobre el anterior debate. Después de que Izaguirre asumiera que "son bastante indomables pero juntas empeoran, son como Maléfica y la bruja de Disney", se culpabilizó sobre lo sucedido: "ha sido una falta de tomar buenas directrices, se creo el caos en el equipo rojo junto a las tacañas..."
No le quedó otro remedio que justificar la razón una y otra vez que le llevó a tomar esta decisión pues sus compañeras insistían en que "nunca le he visto tan rabioso con nosotros". Todo, al final, parecía ser parte de un juego mal calibrado: "pensé que agregarle a la prueba una pizquita de delirio, maldad...qué mejor manera de administrar esta inmunidad que ponerlas juntas".