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Surrealismo y humor van de la mano en 'La resistencia'. Durante los tres años que lleva en antena el espacio de Movistar+, son muchos los momentos que han quedado para la historia: uno de ellos reside en sus comienzos, concretamente, en la visita de Ismael Prego (Wismichu) durante 2018. En aquel entonces, el conocido youtuber salió despavorido del plató al grito de "¡Viva Ignatius!", tras romper una de las tazas que David Broncano exhibía en su mesa. Tres años después de lo ocurrido, el streamer regresaba el 25 de octubre al formato de #0 con el objetivo de zanjar la polémica.
Wismichu y David Broncano, en 'La resistencia'
Broncano avisaba: "Dame las dos y rompo las dos". Tanto es así que no mostraba ningún problema en destrozar la réplica, mientras que Prego decidía advertirle antes de entregarle la segunda: "Es de la esclerosis múltiple en España. [...] Viene de parte de ellos, con lacito y todo. Haz lo que quieras". Unas palabras que parecían enternecer al de Santiago de Compostela, quien se veía disuadido por el público: "¿Qué hago? Yo estoy a tope con la esclerosis múltiple, es una enfermedad terrible y hay que investigar contra ella", espetaba reflexivo, "pero eso no quita que esta puta taza....", aseveraba finalmente antes de lanzarla contra el decorado.
No había otra manera mejor de cerrar el círculo. Creo que todos necesitábamos este ritual de reconciliación.
— La Resistencia en Movistar+ (@LaResistencia) October 25, 2021
Enorme, @Wismichu pic.twitter.com/LhE2wV6lVY
Están en paz
Ante sorpresa de todos, la pequeña vasija no sufría ningún daño tras el golpe, lo cual provocaba el aplauso del público e inducía a una cavilación por parte de Broncano: "¿Quizás simboliza la fortaleza de la ciencia y la lucha contra la esclerosis múltiple?", señalaba antes de proponerle a Wismichu que fuera él quien rompiera la propia taza para cerrar el círculo; algo a lo que el youtuber se negaba: "Prefiero irme tal cual. Es que no quiero romper nada, David". Sin embargo, el conductor del espacio no quería que la entrevista finalizase así y le pedía que destrozara la taza de su mesa. Alentado por el público, el gallego decidía romperla y marcharse, esta vez sí, saludando con tranquilidad.