ESPECIAL

Canal 10, la primera televisión privada de España antes de Antena 3 y Telecinco

Canal 10 fue la primera televisión en emitir a nivel estatal para todo el territorio español a raíz de a las presiones sociopolíticas.

Por Héctor Toledo El 19 de Octubre 2018 | 11:58

Los orígenes de la televisión privada en España se remontan a finales de los años 80, cuando durante el mandato socialista aún no se conseguía liberalizar el sector y seguía existiendo un monopolio de Televisión Española en el ámbito de la televisión estatal que era necesario erosionar para poder aumentar la oferta informativa que se le daba a los ciudadanos.

Se habla mucho de la necesidad de las sociedades democráticas de tener unos medios de comunicación que muestren diferentes puntos de vista. De hecho, la pluralidad en medios de comunicación —entre los que la televisión juega un papel muy importante— es un síntoma de salud democrática que puede llegar a revelar grandes cosas sobre un país.

Esto fue lo que ocurrió con la primera televisión privada de ámbito estatal del país, que fue Canal 10, una televisión de pago de duración efímera en 1988. Se trataba de un canal de pago que emitía por satélite —mucho antes que Canal+— para poder saltarse la legislación de uso del espectro radioeléctrico español. Emitió desde Londres y estuvo gestionado por José María Calviño, que había sido Director General de RTVE entre 1982 y 1986. A decir verdad, tenía una vocación de servicio público porque en sus inicios era de carácter gratuito, pero para poder elevar la calidad de sus emisiones cambió su modelo de gestión al de pago.

Logotipo de Canal 10

Canal+ estuvo indirectamente relacionada con el funcionamiento del canal, que se vio afectado por el difícil contexto sociopolítico que atravesaba el país. La empresa francesa formó parte del accionariado del canal junto con responsables como el expresidente de RTVE, que también formó parte de los inicios de Telecinco junto a empresas como Anaya y ONCE. De alguna forma, Canal 10 se inspiró y se vio influido por el modelo de programación de Canal+ Francia, que no incluía informativos y estaba basado en el entretenimiento de calidad.

Las presiones de los grupos de comunicación

No fueron pocas las presiones que existieron durante aquella época, que reclamaban nuevos canales para aumentar la oferta informativa, dado que por todos es sabida la notoriedad e influencia que puede otorgar un canal de televisión. De alguna manera, las emisiones de Canal 10 vinieron propiciadas por personas que después estuvieron involucradas en el posterior desarrollo de nuestra televisión privada. Pese a que el negocio fue un fiasco, fue el primer paso hacia la liberalización por parte del Estado de las frecuencias de televisión en un intento de aprovechar el vacío legal y buscar puertas traseras ante la negativa del Gobierno. De no haber sido por su quiebra y posteriores problemas legales y económicos producidos por el bajo número de abonados —concretamente 654—, a Canal 10 se le podría haber adjudicado perfectamente una licencia de televisión oficial tras un "renacimiento" del canal.

En 1982 Antena 3 ya había presentado un recurso para el comienzo de emisiones que fue denegado por el Gobierno. Durante la época de UCD, el Estado reservó las emisiones en exclusiva a RTVE por considerarlas un servicio de carácter público. De hecho, la liberalización a la que abrió la puerta el gobierno de Felipe González estaba basada en la concesión indirecta de ese servicio de televisión pública a través de la ley. Incluso, existieron acusaciones por parte de Alianza Popular de estar utilizando el Gobierno para realizar una actividad ilegal.

La emisión de Canal 10 duró exactamente 7 meses y 7 días y se produjo a través del satélite IntelSat 5, que formaba parte del proyecto de una red de satélites para la retransmisión internacional. No hacía falta mucho para sintonizarlo: solo un receptor de señal analógica por satélite y una parabólica. En el imaginario colectivo solo quedan como pioneras Telecinco y Antena 3, que comenzaron a emitir tras la aprobación de la Ley de Televisión Privada de 1988, pero Canal 10 ya lo hacía antes. Quizá este desconocimiento se deba a que la cadena privada solo operaba en grandes ciudades como Madrid, Bilbao o Valencia, aunque se anunció en la televisión pública y en grandes periódicos bajo el lema "¡Apúntese al 10!".

Publicidad de Canal 10 aparecida en 'La Vanguardia' en 1988

Hablando de fechas, la emisión de Antena 3, el que se considera el primer canal privado de España, comenzó en pruebas el 25 de diciembre de 1989, a lo que es necesario añadirle varios matices: fue el primer canal que lo hizo utilizando las herramientas habituales de emisión analógica legal en el territorio del país. Canal 10 presentó su quiebra formal el 18 de septiembre de 1988, por lo que para cuando llegó la posibilidad de emitir por la vía tradicional, el canal ya había muerto. Una de las particularidades de esta primera aventura televisiva en privado del país es que su desarrollo fue prácticamente en paralelo al de la regularización por parte del Gobierno: ambas operaciones comenzaron en 1987.

En cuanto los accionistas, se puede ver cómo las presiones sociopolíticas formaban parte de la columna vertebral del canal, ya fuese por las televisiones implicadas o por la participación de cajas de ahorros de Andorra y de Vitoria, en el País Vasco. En aquellos años, Canal 10 estaba de tal actualidad que incluso se hacían debates en la televisión pública sobre la liberalización del sector por parte de los grandes grupos de prensa y radio del país, que son los que al final se repartieron las licencias del Estado. Para terminar de entender el fenómeno, hay que inicidir en que el proyecto Hispasat, el satélite propio para las emisiones a territorio español, no se llevó a cabo hasta 1989.

La tecnología fue un factor determinante

Al igual que ocurriría años después con el intento de Localia para convertirse en televisión estatal, Canal 10 pactó parte de la reemisión del canal con vídeos comunitarios, es decir, pequeñas redes de televisiones locales, para poder emitir a escala estatal. El alta de clientes eran 15.000 pesetas fuera de las grandes ciudades y, la cuota mensual, 3.000 pesetas. En cuanto a su filosofía de negocio, intentó posicionarse en el mercado como una televisión de calidad que no hacía cortes publicitarios durante las películas. Además, para promocionarse utilizó la imagen de grandes estrellas de Hollywood como Bo Derek.

En definitiva, fue un factor determinante para que el Estado comenzase a moverse en un tema que había mantenido paralizado durante años, dado que si no empezaban a gestionarlo, podían perder el control sobre las emisiones que se destinaban al territorio español si este modelo empezaba a imponerse, puesto que otras televisiones como Televisa llevaban a cabo la emisión a territorio español del canal Galavisión —actualmente, Canal de las Estrellas— a través del satélite.

Arriba, el satélite Intelsat5 en 1980. Abajo, publicidad de Galavisión y las ventajas del satélite

El peso de Canal 10 en la industria fue muy importante desde el principio, en parte, a causa de su relación con el circuito cinematográfico. Algunos de sus creadores formaron parte de la fundación de Cifesa, una de las compañías cinematográficas más importantes de España, fundada en la Segunda República, que produjo títulos tan importantes como "Don Quijote de la Mancha" o "La verbena de la Paloma". Por otra parte, suponía la desviación de algunos cargos directivos de RTVE hacia la nueva cadena, así como de algunos de sus proveedores cinematográficos más importantes, como Enrique Talarewitz.

Algunos rostros tan ilustres en nuestra televisión como José Luis Moreno pusieron el primer pie en la televisión privada gracias a Canal 10. A decir verdad, la propuesta era muy avanzada para la época: el canal tenía revista propia y fue la primera cadena en emitir el audio de su emisión en versión original. Al final, las cosas cayeron por su propio peso y, a nivel nacional e internacional, las presiones sociales, industriales y tecnológicas se hicieron tan insostenibles que fue inevitable acabar regulando la televisión en España tal y como la conocemos hoy en día.