'First Dates' cumplió 2.000 programas el pasado 11 de noviembre, manteniendo unos datos de audiencia bastante estables durante casi 9 años. Hemos podido hablar con su presentador, Carlos Sobera, que nos ha contado algunos detalles de las grabaciones del programa y todo lo que ha aprendido en este tiempo conduciendo el formato de manera diaria en Cuatro.
¿Qué ha sido lo más difícil de 'First Dates' en estos ocho años?
'First Dates' celebra 2.000 programas
Compaginas el programa con el teatro, ¿cómo es tu día?
Muy bonito: me levanto, desayuno, me meto aquí, grabo, me voy de aquí a las 15:00 horas, como, descanso un poco, voy al Teatro Reina Victoria, hago la función, salgo a las 22:00 horas por la noche, voy a casa, ceno y digo: "Hola, buenas noches, ¿me conocéis?". Algunos dicen que sí, que soy "papá", otros preguntan quién soy. Justo ahora le han regalado una caniche a mi hija pequeña que le cuesta reconocer a la gente y a mí apenas me ve, así que cada vez que entro en casa me ladra. Así es mi día a día, pero yo no me quejo, porque me lo paso divinamente aquí y en el teatro. Además, me queda tiempo para saber si mi hija va bien en el colegio, si a la mayor le va bien en el teatro o si mi mujer está pensando en divorciarse.
¿Cuándo se cumple un ciclo? Nadie lo sabe. Hay gente para todo en esta profesión. Hay gente que se dedica a empezar un programa y cuando está más o menos en marcha se va, pero no es el caso de los que estamos delante de la cámara, es más de productores ejecutivos y directores. Los presentadores cuando tenemos un éxito, y este lo es, lo que queremos es convivir con él hasta que ya falleces por muerte natural. Llega un momento en el que la edad pesa en los programas, en este llevamos casi 9 y no pesa, pero cuando llevemos 23 o 24 empezará a pesar. Entonces abandonaremos todos el barco, pero antes no.
Hay que disfrutar, cuando se tiene un programa como este tan bueno hay que disfrutarlo hasta la última gota. Es muy satisfactorio escuchar aquí a gente cada día que se abre y te cuenta sus cosas. Eso es muy difícil de encontrar en otros formatos o por lo menos no lo encuentran con la frecuencia con la que lo hacemos aquí, donde la materia prima es el ser humano. Eso es una bendición del cielo, así que no, aquí no se cumplen ciclos.
La pauta normal en la tele es que los programas duren poco. Todos sabemos que de cada 10 programas que se hacen, 8 se volatilizan, 2 sobreviven, 1 se convierte en éxito y el otro aguanta hasta que revienta. Afortunadamente la pauta de comportamiento del público con respecto a ver la tele ha cambiado y ya empiezan a haber programas que duran mucho tiempo porque han conseguido el cariño del espectador, han encontrado un hueco e, incluso, es difícil moverles de ahí. Parece que 'First Dates' se ha convertido un poco en eso y hay que celebrarlo.
La competitividad en la franja del programa ha aumentado, pero también el consumo televisivo, ¿cómo lo habéis vivido desde 'First Dates'?
La gente ahora tardea y se va a la cama a las once y media o las doce como mucho. Pedirle que haga el esfuerzo de ver un programa de 3 horas para ver el desenlace a las 2 de la mañana es complicado. Todo eso provocó un tsunami que nos afectó a todos. A nosotros menos, pero a 'El intermedio' le afectó bastante más quizás porque compartía más público con Broncano. Pero el tsunami ya ha arremetido y el agua está volviendo al cauce, así que nos estamos cada uno reinstalando donde estábamos más o menos.
'First Dates Hotel' se quedó sin emitir su último capítulo, ¿cómo lo viviste acostumbrado al éxito de la versión diaria?
'First Dates Hotel'
Ese es el horario en el que la gente quiere ver la televisión. Ahora si empezamos a las 23:00 horas y acabamos a las 00:00 con el mismo contenido igual la gente nos dice: "Muy bien, Carlitos. Está de puta madre, pero yo me voy a la cama y ya me entero mañana del resto". Entonces a todos nos hubiera gustado que hubiese hecho un 16%, pero aguantó muy bien el tipo, esa es la verdad. Se rompió un poco al final de agosto, pero porque hubieron otras consideraciones en las que no me voy a meter que también pudieron afectar. Pero probablemente el verano que viene volvamos a hacer un 'First Dates Hotel', 'Crucero', 'Lunar'... Hay que hacer cosas distintas y está bien crecer en ese sentido.
Yo siempre digo que probablemente el mayor problema que tiene un presentador es el exceso de éxito, porque acaba haciendo eso toda la vida. Entonces te gustaría hacer una cosa distinta, como cuando eres actor y haces una serie y luego otra. El hecho de poder combinar 'First Dates' con formatos completamente diferentes como 'Supervivientes' o cualquier concurso te permite que tu trabajo sea más divertido.
¿Hay alguna pareja en especial que recuerdes del programa?
Yo me acordaré siempre de Platania, que fue una revolución muy al principio. Fue como entrar un elefante en una cacharrería. Ya era un reto presentar 'First Dates' que proponía perfiles muy distintos y con Platania fue como una bomba nuclear. También me acordaré siempre de los chicos con síndrome de Down, porque el prejuicio funciona siempre mucho. Pensamos que alguien con síndrome de Down no vive con plenitud y que, por tanto, no ama con plenitud.
¿Qué diferencia ves entre lo que buscan los mayores y los jóvenes?
Los mayores buscan cosas distintas. El joven y la persona adulta de mediana edad, hasta los 50 o 60 años, sí están buscando el amor con una visión romántica, para formar una familia o unir las que ya tienen. Los que pasan de los 70, 80 o 90, lo que buscan es compañía y la mayoría dicen que no quieren vivir juntos, que cada uno en su casa. Quieren tener complicidad, vivir experiencias, ir a bailar, cenar, viajar... Pero cada uno en su casa, no quieren ese rollo de compromiso y convivencia. Van buscando mitigar el dolor de la soledad o encontrar un incentivo para seguir vivo, contento y animado.
Me di cuenta de lo que había aprendido cuando fui a hacer el programa en el que Jesús Calleja me martirizó en la misma cadena. Me hizo de repente el muy cabrón, que no tiene otra palabra, en mitad de Montenegro me saca un cuestionario y me empieza a preguntar por géneros y tendencias sexuales. Me vi a mí mismo con una naturalidad y una sabiduría que hacía 7 años me hubiera pillado en paños menores. El término más raro que he aprendido sería el término "cisgénero".
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Aprendes muchas cosas, pero lo más importante la tolerancia, porque siempre he sido tolerante, pero ahora la llevo por bandera. Comprender a todo el mundo sea cual sea su ideología política, identidad de género, sexual o ideario de vida: animalistas, veganos... Parece una gilipollez de vamos a votar a Trump o Kamala Harris, pero es súper importante en el día a día de la vida.