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Para la muchos, los nombres de Clarice Starling y Hannibal Lecter son indisociables. Sin embargo, no esperéis un reencuentro de la intrépida agente del FBI y el emblemático asesino en serie en 'Clarice', la serie secuela de "El silencio de los corderos" que estrenará en unos meses CBS.
Rebecca Breeds, protagonista de 'Clarice' de CBS
Es un asunto bastante enrevesado pero, resumiendo, los derechos de los personajes creados por el escritor Thomas Harris se dividen entre MGM y Dino De Laurentiis Company. MGM tiene los derechos de todos los personajes que aparecían en la adaptación cinematográfica de 1991 de "El silencio de los corderos", incluidos los de Clarice Starling, su colega Ardelia Mapp, el asistente del fiscal general adjunto Paul Krendler, el asesino en serie Buffalo Bill, entre otros. Los personajes de "El dragón rojo" y "Hannibal", en cambio, pertenecen a Dino De Laurentiis Company, incluido el popular médico caníbal, claro.
Esta confusa división de derechos ya impidió en su momento que Bryan Fuller pudiese incluir a Clarice Starling en 'Hannibal', la serie de NBC protagonizada por Mads Mikkelsen y Hugh Dancy, pero sí pudo incorporar la historia del Dragon Rojo en su tercera temporada.
Una oportunidad para explorar nuevos territorios
Sin embargo, para Alex Kurtzman, productor ejecutivo de 'Clarice', esto es más una bendición que obstáculo ya que les permite explorar nuevos territorios lejos del famoso asesino en serie: "Todavía estoy intentando entender cómo se dividen los derechos. Pero ha sido bastante liberador porque no tenemos ningún interés en escribir sobre Hannibal, no porque no nos gusten las películas y la serie, sino porque tanta gente lo hizo tan bien que no nos parece nuevo".
Tal vez esa sea la razón por la que la primera temporada 'Clarice' no contará con un asesino en serie "tradicional" en la línea de Buffalo Bill o Hannibal el Canibal sino que, según afirma Kurtzman, la protagonista se enfrentará a "una entidad que representa algo con lo que lidiamos en nuestras vidas continuamente. Es una versión expandida, matizada, complicada y actual de un asesino en serie".
"Buscamos no repetir lo que hizo Demme, porque creo que el mayor error que podríamos cometer sería imitar el estilo", añade Kurtzman. "Aprovechamos su espíritu y nos preguntamos: '¿qué tenía que fuese significativo y cómo lo reinterpretamos ahora, 30 años después, para una audiencia moderna?'".