Serie relacionada
No son videojuegos, es Naughty Dog. Si HBO cambió la percepción sobre la televisión a finales de los noventa, la desarrolladora afincada en Santa Mónica ha hecho lo propio con el ocio interactivo, un medio en el que abundan los personajes icónicos y las experiencias estimulantes, pero no los guiones elaborados. ¿Y qué industria está más necesitada que nunca de historias originales? Evidentemente la televisiva, que vive inmersa en una burbuja de producción de la que cada año salen disparados cientos de proyectos. Y en este contexto de usar y tirar, resulta imposible imaginar una cadena más idónea y centrada que la propia HBO para adaptar una de las franquicias más imponentes de Naughty Dog, "The Last of Us", con una serie que, si tiene en cuenta todas estas enseñanzas del juego original, podría suponer la confluencia perfecta entre dos potencias creativas de vanguardia.
Un mundo hostil
Ellie apunta con su arco
El videojuego original se desarrolla casi por completo veinte años después del inicio de la debacle. Las grandes urbes se han convertido en zonas de cuarentena con toque de queda, sistema de racionamiento de comida y un control opresivo de la mermada población. Entre esas dificultades nos adentramos en la vida de Joel, un contrabandista que recibe el encargo de escoltar a Ellie, una adolescente que podría cambiar el curso de la historia. A su alrededor encontramos un mundo invadido por la naturaleza, donde la violencia es la divisa más común, siendo los enemigos humanos aún más letales que los infectados. De cara a la adaptación, el guionista Craig Mazin tiene mucho trabajo avanzado tras construir el demoledor mundo de 'Chernobyl', pero aquí tendrá que intensificar las gráficas consecuencias de la crueldad y la violencia y, en definitiva, todo lo que implica la descarnada lucha por la supervivencia.
Diversidad postapocalíptica
Riley y Ellie en "Left Behind"
La pandemia pone a los supervivientes en un plano de igualdad. Mientras tengas las aptitudes necesarias para sobrevivir, tu naturaleza sexual, racial o ideológica resultan indiferentes. De esta manera, el director creativo de la franquicia, Neil Druckmann -que está colaborando en los guiones con Mazin-, compone un futuro en el que la diversidad es un concepto más arraigado en la sociedad, al menos más que en la cultura preapocalíptica. Además, por si hubiera alguna duda, Mazin ha confirmado que la serie no alterará la orientación sexual de Ellie. Aun así la discriminación también tiene cierta presencia, sobre todo en la secuela publicada recientemente, en la que la intolerancia es uno de los temas más relevantes, como, lamentablemente, lo sigue siendo en nuestra realidad. Por lo tanto, no estaría de más introducir paralelismos con la situación actual, devolviéndosela a todos los que -a estas alturas del siglo XXI- han acusado a "The Last of Us Parte II" de adoctrinar por contener una relación lésbica y demás representaciones no normativas.
Miradas enfrentadas
Joel y Ellie, bajo la lluvia
Aunque sea el eje central del juego, y lo será de la serie, la relación establecida entre Joel y Ellie está lejos de ser idílica. Desde su primer encuentro, es evidente que ambos tienen bagajes muy complejos, marcados por la tragedia, que les llevan a chocar como dos trenes a toda marcha. A partir de ese conflicto inicial se desarrolla un vínculo apasionante, que se potencia con la comprensión de la personalidad de sus implicados: Joel se ha deshumanizado y ha justificado sus brutales métodos con el fin de la supervivencia; y Ellie, al haber nacido tras el estallido del brote, solo ha conocido este mundo violento y mermado, por lo que redescubrimos los sucesos más mundanos a través de sus ojos. El contraste de ambas personalidades y su punto de encuentro subliman la historia, que se ve enriquecida con la aportación de personajes secundarios como Riley, Marlene o Tess, cuya presencia está asegurada en la serie.
En este apartado no podemos dejar de alabar la labor de Troy Baker y Ashley Johnson a la hora de dotar de vida a Joel y Ellie a través de la captura de movimiento. Sin embargo, es de esperar que HBO opte por otra pareja de intérpretes para la versión televisiva. Desde que se anunciara el proyecto no han faltado las propuestas por parte de los fans. En el caso de Joel, se han proclamado los nombres de Nikolaj Coster-Waldau, Viggo Mortensen e, incluso, Hugh Jackman (¿repitiendo el viaje de "Logan" con Dafne Keen?). De hecho, el propio Baker se ha mojado y ha elegido a Josh Brolin como su opción predilecta. En cuanto a Ellie, la actriz más solicitada ha sido probablemente Kaitlyn Dever ('Creedme'), aunque también se ha traído a colación a Sophia Lillis ('Esta mierda me supera') o Maisie Williams ('Juego de Tronos'), aunque todas ellas anden relativamente lejos de los 14 años de la adolescente superviviente.
Busca la luz
Ellie inspecciona un paraje abandonado
Una de las grandes virtudes de "The Last of Us" es su diseño de niveles. Ya sea en Boston, Pittsburgh o Salt Lake City, las localizaciones cobran vida por el grado de detalle y de cuidado invertido en cada recoveco. Al tratarse de un survival, alcanzar la excelencia en su puesta en escena es un requisito imprescindible si se quiere mantener al jugador en tensión, lo cual se consigue con creces equilibrando espectaculares paisajes con reclusivos interiores.
¿Lo oyes?
Joel acribilla a varios chasqueadores
Es el silencio.
La arquitectura sonora de "The Last of Us" es tan relevante como la visual. Para sumergirse en los oscuros pasillos plagados de esporas -una de las vías de contagio de la infección-, es esencial "escuchar" el silencio para ubicar a los enemigos a los que hay que abatir con el mayor sigilo posible. Aunque en la serie no tendremos que preocuparnos de trazar las estrategias más efectivas, sus guionistas sí que tendrán que plasmar la tensión vivida por Joel y Ellie en cada enfrentamiento que, una vez más, contrasta con los momentos más distendidos o emocionales en los que hace acto de presencia la minimalista banda sonora. En este campo, los responsables de la adaptación tampoco estarán mal acompañados, ya que han reclutado al compositor original de los juegos, Gustavo Santaolalla, dos veces ganador del Oscar por "Brokeback Mountain" y "Babel".
Los infectados también tienen pasado
Ellie encuentra a otros supervivientes de su edad, como Sam
Humanizar a unos seres cuya única motivación es morder a la gente es una tarea complicada. En "The Last of Us" aplastamos decenas de cabezas, prendemos fuego y extirpamos extremidades a los infectados a escopetazos porque no nos queda otra, son ellos o nosotros. Pero antes de que esos personajes irracionales perdieran su identidad para convertirse en un amasijo de hongos, tenían una vida. El videojuego nos permite echar un vistazo a esos pasados para conocer cómo afectó y cómo se gestionó el estallido de la pandemia en diferentes comunidades. Para ello se recurre a una narrativa ambiental aún más desarrollada en la secuela, dándonos acceso al testimonio directo de multitud de personajes a través de cartas que se encuentran a lo largo de la travesía por Estados Unidos. Así se desarrollan breves relatos que complementan a la trama principal, y que en la serie se podrían integrar con una mayor incidencia de personajes secundarios o con insertos al estilo de los prólogos de 'A dos metros bajo tierra'.
Los pequeños momentos
Ellie acaricia una jirafa
La violencia es una constante ineludible, pero su omnipresencia no excluye los momentos más emotivos. Algunos de los instantes más memorables de "The Last of Us" son aquellos en los que nos olvidamos de que estamos en un mundo decadente, sobre todo a través de la inocente fascinación de Ellie. Con estos paréntesis más sentimentales se potencia la relación entre los protagonistas y se frena la tensión para después golpear con más fuerza. En este sentido, no podemos olvidarnos de otra joya postapocalíptica, "Bienvenidos a Zombieland", y de su 32ª regla: "Disfruta de las pequeñas cosas."
Mirar más allá
Ellie regresa en "The Last of Us Parte II"
En un movimiento extraño en una industria tan codiciosa como la del entretenimiento, Sony y Naughty Dog no han explotado "The Last of Us" hasta la saciedad. A pesar de haber vendido más de 20 millones de copias, la secuela del juego original ha tardado siete años en ver la luz en PlayStation 4. Durante ese período se publicó el DLC "Left Behind" que, al igual que la miniserie de cómics "American Dreams", profundiza en el pasado de Ellie y en lo que supone ser una huérfana en un mundo sin esperanzas. Y tras una larga espera, finalmente hemos podido zambullirnos en el excepcional "The Last of Us Parte II", una iconoclasta continuación que acomete un inusual ejercicio de ponernos en perspectiva con respecto a nuestras propias acciones. Por lo tanto, si algo ha demostrado la franquicia ha sido su capacidad de expandirse a su propio ritmo y sin perder la esencia del juego con el que empezó todo, que a su vez será la base de la primera temporada de la serie. Y conociendo el trabajo de Druckmann y Mazin y la naturaleza transgresora de HBO, es muy previsible que la adaptación no se limite a revisitar los greatest hits del material original, atreviéndose a ensanchar su campo de visión para engrandecer su leyenda. O al menos eso es lo que esperamos con ganas de una de las series más prometedoras que planean en el horizonte.