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Escuchar con los ojos cerrados a un cantante desconocido, dejarte llevar por los rincones de su voz y después descubrir con sorpresa a la persona que se esconde tras esas notas es una experiencia única. La experiencia que da sentido a 'La Voz'. Si, además, se tiene la oportunidad de hacerlo ante los finalistas de un casting multitudinario, los mejores entre miles, la experiencia se convierte en algo inolvidable. Acompañados de un elemento tan sencillo como un antifaz, FormulaTV ha tenido la oportunidad de vivir esta experiencia asistiendo a los castings finales del talent show.
Tras recibir 20.000 llamadas y realizar una búsqueda presencial en siete ciudades, el programa seleccionó a 250 aspirantes para el casting final. Apenas 250 afortunados que van pasando por la sala del hotel madrileño en el que han sido convocados, donde les espera un piano y cinco personas a punto de juzgar su destino. Pueden cantar dos temas. Dos temas con los que se juegan su futuro. Por suerte, justo antes hacen una pequeña toma de tonos con la que romper el hielo y perder los nervios.Durante una hora, FormulaTV se mete en la piel de coaches como David Bisbal, Rosario, Paulina Rubio o Melendi. Vibramos con la liberación de las voces que estaban esperando su momento y sufrimos con las que padecen las inclemencias de la falta de seguridad. Los pequeños detalles se multiplican cuando nos ponemos el antifaz, potenciando los demás sentidos. Y eso que la señal se percibe más dulce a través del micrófono y los auriculares, motivo por el que algunos de los jueces presentes deciden no ponérselos y escuchar la voz al natural. "En un casting, cuanto más desnudo, mejor", nos explican.
'La Voz' mantiene el anonimato de los seleccionados hasta las Audiciones a Ciegas para evitar que se rompa la magia
En un panorama televisivo plagado de talent shows, la mayoría de notorio éxito, seguir encontrando talento en España parece un reto duro, que no inalcanzable. "El nivel todavía es más alto que la última vez", destaca sorprendida Susana Pérez, productora ejecutiva, a sabiendas de que la dificultad en este formato es mayor por la gran cantidad de personas que necesitan en cada edición. Este aspecto propicia que los aspirantes descubiertos en 'La Voz' aparezcan después en otros programas similares, algo que les produce satisfacción: "La música es un negocio tan difícil, y hay tanta gente que quiere y no llega que cuando has conocido a alguien que sí llega te alegra mucho".
Cuando tienes coaches de fuera a veces les gusta lo que a nosotros nos parece que está más visto
El cambio de cadena no preocupa en absoluto al equipo de Boomerang TV, en quienes la experiencia ya ha hecho callo. "'La Voz' es 'La Voz'", sintetiza sonriente. No obstante, la llegada de los nuevos coaches repercutirá sin duda en el programa, aunque Susana Pérez no se atreve a vaticinar si esto se traducirá en el fin del tan criticado dominio del flamenco. "Cuando tienes coaches de fuera a veces les gusta lo que a nosotros nos parece que está más visto", aunque recuerda también el caso de Laura Pausini, que "lo quería pero no lo entendía y le resultaba difícil para trabajar después". En cualquier caso, lo que decidan desde sus sillas giratorias se escapa de su decisión: "Nosotros queremos que haya variedad y hemos asegurado un equilibrio en las grabaciones".
A decir verdad, durante el tiempo en el que presenciamos las pruebas escuchamos seis voces que nada tienen que ver entre si. Ni por personalidad, ni por estilo. De soul a pop español, del inglés al castellano, de torrentes de voz a inconfundibles voces íntimas. E, incluso, tenemos la suerte de dar con dos familiares que se presentan en pareja. "Tendremos dúos y más cosas que no se pueden contar", nos adelantan.
Susana Pérez se hace cargo del casting de 'La Voz' junto a otros responsables de la productora, la cadena y vocal coaches que también participan en el programa. Observarlos supone casi un espectáculo a la altura de lo que ocurre tras el pie de micro de los aspirantes. Mientras cantan, en la mesa de expertos se cruzan miradas que pueden estar decidiendo el futuro de un posible artista. "Intentamos por respeto no hacer gestos ni comentarios mientras actúan", señala Jorge Villaescusa, director musical del programa.
250 aspirantes se juegan su participación en las Audiciones a Ciegas de 'La Voz'
"La gente que se dedica al arte es muy sensible y un mal gesto puede arruinar a un artista", aunque admite que en ocasiones es inevitable hacer algún comentario. "Cuando me gusta mucho lo que oigo me cuesta más retenerme", reconoce, y recuerda la emoción que ha sentido minutos antes con una versión de Camarón que ha interpretado una aspirante. Habla con nosotros mientras, al otro lado de la sala, siguen llegando candidatos y preparándose para el momento que puede cambiarles la vida. Algunos vienen acompañados de sus propios instrumentos y deben realizar pequeños ajustes.
La gente que se dedica al arte es muy sensible y un mal gesto puede arruinar a un artista
Si por algo saca pecho 'La Voz' es por ser el único programa musical de televisión con banda en directo. "Cantar con un playback de fondo es como actuar con un croma", sentencia Villaescusa. Cree que esta circunstancia, unida a la naturaleza de las Audiciones a Ciegas, provoca que los cantantes que se presentan sean "por encima de todo, músicos cantantes. Les gusta la música por delante de la fama". Y este es motivo suficiente para ganarse la admiración del director musical: "El que se dedica a la música me merece mucho respeto, aunque lo haga mal".
El respeto es, sin duda, un buen punto de partida desde el que afrontar las maratonianas jornadas de casting. Los primeros convocados acuden a las diez de la mañana y las pruebas pueden extenderse hasta las nueve de la noche. Y así durante una semana que en realidad se multiplica por tres. En las siguientes será el turno de los pequeños de 'La Voz Kids' y los mayores de 'La Voz Senior'.
Cuando abandonan esa sala mágica, los aspirantes desconocen si han sido seleccionados. Se marchan a casa, en el mejor de los casos, acompañados de sus amigos o familiares y con los bolsillos llenos de dudas, repasando cada segundo de su audición y esperando una llamada la semana siguiente. El buen artista suele ser la persona más crítica consigo misma, aunque con suerte 'La Voz' habrá pasado por alto los nervios para fijarse en lo que busca: esa voz, no necesariamente más potente que las demás, pero sí lo suficientemente especial como para pisar el escenario.