Rocío Carrasco, en imágenes 22 fotos
La guerra familiar desatada en el seno de la familia Mohedano ha comenzado una nueva batalla, en este caso, desde el terreno judicial. Gloria Camila Ortega decidió demandar a su hermana Rocío Carrasco por los supuestos "escritos" de Rocío Jurado que podrían ver la luz desde la segunda parte de su docuserie. No obstante, la colombiana de nacimiento ha sido protagonista de alguna que otra contradicción.
Gloria Camila Ortega y Rocío Carrasco
La novena temporada de 'Mi casa es la tuya' abrió sus puertas con José Ortega Cano y su hija Gloria como invitados. Como era de esperar, la muerte de La más grande salió a relucir: "No me acuerdo ni de cómo me enteré de que era adoptada. Con diez años, cuando murió mi madre, yo no tenía uso de razón", aseveró con rotundidad en su modo de expresión.
Segundos después, continuó exponiendo su argumento: "Cuando muere, son como un par de años, hasta los doce... Tampoco tienes el sentimiento de 'me falta una madre, me falta algo'... No te pones en situación, son diez años y no me puedes pedir más". Teniendo en cuenta sus propias palabras, muchas personas se han lanzado a cuestionar cómo es posible que dos años antes de interponer la demanda no recordase momentos tan duros, pero sí fuese consciente de que esos documentos no debían salir nunca a la luz.
Gloria Camila dijo en una entrevista que no sintió que le faltaba una madre al morir Rocío Jurado xq tenía 10 años y "casi no tenía uso de razón" y ahora asegura que RJ no quería que sus documentos salieran a la luz. ¿En qué quedamos? #APOYOROCIO6O pic.twitter.com/SJUe58cAmn
— Señor del antifaz?????????????? (@MenervaPiquero) October 6, 2021
Las reacciones de la familia Mohedano
Desde que se comentase que existían documentos inéditos escritos por Rocío Jurado, muchos han negado que fueran reales. Incluso Ortega Cano lanzó un órdago a Rocío Carrasco, insinuando que, en caso de ser una falsificación, él conocía perfectamente la letra de su exmujer. Alrededor de toda esta polémica, Gloria Camila intentó no pronunciarse en ningún momento frente a un micrófono.