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"Tú y yo, Chelo, y te quiero, y siento mucho que no me hayan gustado las mujeres porque habría sido mucho más feliz, hemos tenido una noche de amor". Esta frase mítica de Bárbara Rey en referencia a su breve aventura con su amiga Chelo García-Cortés se fijó en la mente de todos los espectadores y se volvió un clásico inmediato de la cultura pop de España. Doce años después, la serie 'Cristo y Rey', que cuenta el romance entre la vedette, interpretada por Belén Cuesta, y Ángel Cristo, (Jaime Lorente), ha recreado esta "noche de amor" en la pequeña pantalla.
La miniserie de ocho capítulos de Atresplayer, que lanzaba su último episodio el pasado 26 de febrero, donde se relata precisamente la separación de Cristo y Rey, ha dejado constancia de esa escena en la vida de las dos amigas. Después de dejarlo con su pareja, Paula, Chelo García-Cortés, interpretada por Adriana Torrebejano, vuelve a su casa llorando. Allí se aloja eventualmente la actriz, que está pasando por su divorcio con el artista de circo. Al darse cuenta de su estado, Rey se sienta muy cerca de su amiga e intenta consolarla.
Bárbara y Chelo en 'Cristo y Rey'
"Tú vas a estar muy bien, mucho mejor, porque tú vas a tener no una, ni dos, ni tres, sino 150 Paulas, en fila todas, gritando, tirándose de los pelos. Con esos ojos, esa cara, esa boca", le decía para que se sintiera mejor. En ese momento, la vedette le agarra de la cara y le planta un beso. Tras un segundo de pausa, Chelo le corresponde y el beso se alarga hasta que Bárbara lo detiene. "Chelo...", suspira. "Ya lo sé", contesta la periodista, "solo una noche". Y entonces "la noche de amor" se desencadena y la escena se termina.
La inolvidable confesión
"Un día nos dimos la palabra de que lo que había pasado entre tú y yo iría a la tumba contigo y conmigo", comenzaba a relatar Bárbara Rey sobre la noche en la que tuvo relaciones sexuales con su íntima amiga, a la que se estaba dirigiendo en ese momento. Estas declaraciones tuvieron lugar en el año 2011 en una entrevista para 'Sálvame deluxe', en la que la actriz estaba conectada a un polígrafo. "Me dio un masaje en los pies, nos miramos, nos tocamos, nos acariciamos y surgió", confesaba. No obstante, después añadía: "Entre nosotras había un amor fraternal que no podía llegar a otra cosa".
