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'Con amor, Victor' nació en 2020 como consecuencia del buen rendimiento de "Con amor, Simon" en el cine y para llenar un vacío existente de ficción juvenil LGTB, subgénero que comenzaba a estar cada vez más presente en la pantalla. A través de las problemáticas de un chico latino con familia criada en un fuerte sentimiento religioso, conocíamos las dificultades ya no para salir del armario, sino para lidiar con el pensamiento conservador de la familia y de uno mismo.
Michael Cimino y George Sear como Victor y Benji en 'Con amor, Victor'
'Con amor, Victor' ha perdido su esencia al mismo tiempo que ha dicho adiós a la interacción de su protagonista con Simon. Esta madurez del personaje no se ha visto reflejada en una temporada que ha perdido casi toda su capacidad de mostrar conflictos interesantes a abordar, algunos de ellos mencionados en las líneas previas. En estos episodios, hay mucho potencial, y es que algunas de las tramas podrían haber sido exprimidas mucho más, pero el problema radica en que no se ha sabido aprovechar, por lo que han quedado insulsas y con resoluciones excesivamente rápidas. En este punto, merece atención la relación de Lake (Bebe Wood) con su madre, que lleva cociéndose desde la primera temporada y que alcanza un final en cuestión de un puñado de escenas.
Reparto de 'Con amor, Victor'
Da la sensación de que el anuncio del final de serie ha pillado por sorpresa a los guionistas, puesto que un gran número de tramas se resuelven con una facilidad pasmosa y llegando al punto de ser poco coherente con los personajes. La relación de Benji (George Sear) con el alcohol que se nos vendió en la segunda temporada, en esta es importante para el punto de partida de los episodios, pero deja de lado un tema que hubiera sido muy interesante de abordar. Así, nos quedamos sin descubrir a un adolescente enfrentándose a la rehabilitación en un entorno donde los jóvenes que lo rodean están comenzando a experimentar con estas bebidas.
Los puntos que salvan la temporada
Pero no todo es malo en la tercera temporada de 'Con amor, Victor'. Aunque los dos primeros episodios resultan bastante flojos, a partir del tercero mejora gracias a algunos de los temas que se tratan. Uno de ellos es la relación de Felix con su madre y cómo esta busca seguir dando pasos adelante ahora que ha sido capaz de controlar su enfermedad mental. Dawn (Betsy Brandt) quiere demostrar que es capaz de reinsertarse en la sociedad y recuperar su vida a través del amor, lo que genera la preocupación en Felix (Anthony Turpel) en previsión de que su madre no esté en el mejor momento para ello. Felix debe aprender a aparcar esa sobreprotección y dejar que su madre sea la que decida sobre su vida.
Por otro lado, al comienzo de la crítica mencionábamos la evolución que Victor había experimentado a lo largo de los episodios, pasando de un joven que se hacía pasar por heterosexual a asumir su orientación y explorarla. En esta temporada, continúa este camino, lo que es quizá uno de los mejores puntos de la temporada. Estando totalmente fuera del armario, Victor explora su sexualidad con la capacidad y seguridad suficientes para tener sexo ocasional y no centrarse en relaciones duraderas. De este modo, la evolución en el personaje es más que notable y coherente, lo cual se agradece, pues al menos el eje central de la serie no ha perdido el rumbo.
Anthony Keyvan es Rahim en 'Con amor, Victor'
Justo en este apartado, la diferencia en el desarrollo del personaje de Victor con el resto es bastante significativa, pues no todos expresan esa evolución a lo largo de las tres temporadas. Un ejemplo de ello es Mia (Rachel Hilson), quien mantiene un conflicto muy similar al de las temporadas previas y llega al punto de aburrir cada vez que sale en pantalla. Por otro lado, en esta temporada se aborda la bisexualidad de Lake, pero desde una óptica muy facilona. No hay problema en que su alrededor lo acepte sin complicaciones, especialmente eso ayuda a no repetir patrones ya vistos con Victor. El problema se encuentra en que hubiera sido interesante explorar esa aceptación de la bisexualidad más allá de lo que supone tener relaciones con alguien del mismo género.
Hasta siempre, Victor
'Con amor, Victor' se marcha sin la gloria que supuso su llegada debido a una recta final llena de baches. Tenían en su mano la posibilidad de hacer justicia a esta serie y continuar el camino elegido de seguir explorando la realidad de la adolescencia desde diferentes perspectivas. Sin embargo, se han desviado hacia una serie adolescente del montón en donde se pasa por puntillas por mensajes que podría ser muy importante dar, pero que se ha preferido no abordar. Personajes y tramas secundarias que no interesan, como Mia y Andrew (Mason Gooding), tampoco favorecen al correcto rendimiento de la ficción.
Eso sí, hay que hacer un ejercicio de memoria y no olvidar la importancia de 'Con amor, Victor' y cómo ha llegado a ser una serie necesaria para la adolescencia LGTB. En sus dos primeras temporadas, fue capaz de tratar sin temor algunos de los puntos más oscuros y complicados de salirse de la norma, validando los problemas de los jóvenes LGTB que se sentían identificados con lo que le ocurría a su protagonista. Quizá por este descafeinado final, da más pena despedirse para siempre de Victor.