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No hay drama más valioso que aquel que pone a sus personajes contra las cuerdas (y ante el espejo) para obligarles a afrontar los rincones más oscuros de sus mundanas existencias. Eso pretende hacer 'El embarcadero', la nueva ficción original de Movistar+ que reúne al equipo de 'La Casa de Papel' con su protagonista, Álvaro Morte. Sin embargo, todas las buenas ideas de sus responsables no se traducen necesariamente en buenos resultados.
Verónica y Alejandra protagonizan un doloroso primer encuentro
Inicio apresurado
La serie creada por Álex Pina y Esther Martínez Lobato arranca con un golpe de efecto narrativo muy potente: Alejandra (Verónica Sánchez), una exitosa arquitecta en el mejor momento de su vida laboral y sentimental, recibe una llamada. Su marido, Óscar (Álvaro Morte), ha muerto. Pero el cadáver no ha sido encontrado en Frankfurt, donde viajaba frecuentemente por cuestiones laborales, sino en un pueblo de La Albufera valenciana. Una vez que acude a identificar ese cuerpo inerte, el cual le resulta familiar y ajeno al mismo tiempo, comienza su travesía para descubrir la profundidad de la doble vida que su marido le había ocultado durante años.Su homóloga Verónica (Irene Arcos), autóctona del parque natural, es la llave que puede permitir a Alejandra descubrir las catacumbas vitales de Óscar, cuyo reciente descubrimiento le ha impedido a la viuda llorar la pérdida de su marido y cicatrizar la repentina incisión del duelo. En primera instancia, viene a la cabeza la fascinante trama de "La isla de Alice", la novela que convirtió a Daniel Sánchez Arévalo en finalista del Premio Planeta en 2015, y que estaba centrada en una mujer que indagaba en la vida secreta de su esposo tras su repentino fallecimiento en un lugar inesperado. No obstante, la serie de Movistar+ se mueve por otros derroteros. En este caso la temática de la doble vida también da pie a un thriller prometedor, pero agota sus recursos de una forma demasiado prematura.
Óscar y Verónica en la secuencia inicial de 'El embarcadero'
Un misterio que resta al verdadero drama
En el primero de los cuatro episodios a los que hemos tenido acceso, da tiempo a ver escenas realmente rocambolescas, como la del velatorio, y se sientan las bases de un interrogante introducido con calzador para incentivar el visionado maratoniano: lo que parece un suicidio, ¿puede tratarse de un asesinato encubierto? Por lo que se opta por sumergir a Alejandra en una doble investigación (la de la profundidad del romance de Óscar con Verónica y la de su posible homicidio) sobre una triple vida. Una fórmula aritmética que desgraciadamente resta importancia a los elementos más interesantes de toda la serie, que son el vínculo generado entre las dos viudas y la contraposición de la mentalidad sexual de cada una.
Porque 'El embarcadero' desprende una esencia de drama erótico. Una vez superado su mejorable primer capítulo, se convierten en frecuentes las escenas íntimas y los desnudos de las tres aristas del triángulo protagonista, que persiguen reflexionar sobre el potencial liberador del sexo. Desde su subjetiva secuencia inicial, la serie busca sumergir al espectador en la experiencia emocional y el contacto físico entre sus personajes. En ese sentido, es meritorio el retrato del ambiente que les rodea, que enfrenta las pinceladas doradas del paisaje rural valenciano con la grisácea existencia urbana. Los directores Álex Rodrigo, Jesús Colmenar y Jorge Dorado pretenden (y en buena medida consiguen) hacer de La Albufera lo que Alberto Rodríguez y Álex Catalán hicieron de las marismas del Guadalquivir en "La isla mínima", un hermoso entorno de amenazas latentes.
Óscar está envuelto en un halo de secretismo
Potencial diluido
Sin embargo, esa hazaña a la hora de plasmar el fondo del lienzo de manera atractiva y certera queda mermada cuanto más nos acercamos a sus personajes, cuya representación no puede presumir de tal precisión. El exceso melodramático en determinadas secuencias lastra en demasía la credibilidad de una historia con un gran potencial, pero que no termina de encontrar un tono adecuado para desarrollar sus puntos fuertes.
El propio personaje de Verónica Sánchez reconoce que su historia puede parecer "una película del sábado por la tarde", pero afortunadamente 'El embarcadero' logra escapar por los pelos del tan temido abismo del telefilm gracias a un ritmo ascendente que definiremos por el momento como presunto, ya que se nota una mejora en sus primeros episodios, pero todavía no hemos podido adentrarnos en la segunda mitad de la temporada. Es notorio el esfuerzo de sus creadores por transmitir un mensaje sobre las fisuras de las relaciones tradicionales y por adoptar una personalidad estilística más íntima de lo habitual, pero la ambiciosa inmersión en el producto final se ve lastrada por la ejecución de un misterio más mascado de lo esperado.