Ya nos hemos acostumbrado a asociar 'El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder' con la etiqueta de "la serie más cara de la historia", pero ¿qué se esconde realmente tras ese calificativo?
Después de haber visto los dos primeros capítulos de la serie de Amazon, que aterrizarán en Prime Video el 2 de septiembre, os puedo decir que cada uno de los 465 millones de dólares invertidos en la primera temporada recibe justificación en pantalla. El salto del universo de Tolkien a la televisión no tiene nada que envidiar a la epicidad y la sensación de descubrimiento imbuidas en las trilogías de Peter Jackson. Tanto es así que el cambio de medio resulta imperceptible, dando como resultado una experiencia que eleva el estándar visual y técnico de las series a unas cotas que habrían resultado inimaginables cuando Frodo y Sam cruzaron la Tierra Media hace dos décadas.
'Los Anillos de Poder' se sirve de la vanguardia tecnológica, reservada habitualmente a los mayores blockbusters cinematográficos, para construir una obra catedralicia, donde conviven más de dos decenas de protagonistas desperdigados por multitud de localizaciones extraordinarias. Paseamos por los bosques de Lindon, descendemos a las profundidades de Khazad-dûm, descubrimos los precedentes nómadas de los hobbits... y en todo momento nos sentimos parte de algo único, en su época de mayor esplendor. Sin embargo, al igual que sucede con la propia serie, bajo esa fachada idílica se intuyen amenazas que pueden desestabilizar de cara al futuro.
Elrond se adentra en Khazad-dûm, el reino de los enanos
Luces y sombras
Desde el comienzo, la ficción creada por Patrick McKay y J.D. Payne divide su atención entre numerosas tramas habitadas por un maraña de personajes desconocidos para quien no haya escarbado en el legendarium de Tolkien, además de otros originales que han sido creados ex profeso para la serie. Por tanto, más allá de nombres como Galadriel y Elrond, que sí forman parte del imaginario colectivo y que aquí resurgen con versiones mucho más jóvenes, tocará reubicarse y redescubrir un mundo que, pese a desprender un aroma familiar, es muy diferente al plasmado por Jackson.
Al fin y al cabo, 'Los Anillos de Poder' tiene lugar en la Segunda Edad, es decir, miles de años antes de los eventos de "La comunidad del anillo". Los habitantes de la Tierra Media se están acostumbrando a la paz después de una cruenta guerra que se saldó con la supresión del Mal. Las diferentes civilizaciones, desde los enanos hasta los elfos, pasando por humanos -de diferentes orígenes- o los pelosos (antepasados de los hobbits), han asumido que las fuerzas oscuras han desaparecido de sus vidas. La prosperidad es la norma y la decadencia, un miedo desterrado, pero eso no significa que la luz vaya a ser eterna.
Así pues, la serie de 'El Señor de los Anillos' es la enésima representación de uno de los tópicos más manidos del género fantástico: la lucha entre el Bien y el Mal (con mayúsculas), representados como conceptos radicalmente opuestos entre los que no media un extenso espectro moral. De esta manera, se simplifica la narrativa para que resulte accesible para todos los públicos, abrazando así la esperanza, el optimismo y los diálogos grandilocuentes por encima de la ambigüedad y los oscuros vericuetos en los que se ha ido sumiendo la televisión contemporánea (y que la han hecho evolucionar en complejidad).
En ese océano de luz hay alguna isla de ligero terror (marca de la casa de J.A. Bayona, director de los dos primeros episodios), pero en general todo rebosa una solemnidad que puede resultar superficial para el público acérrimo a títulos de corte más maduro, en términos de violencia, sexo o lenguaje, como 'Juego de Tronos'. Aun así, hay algo que comparten ambas series: la fragmentación de su mundo.
La serie de HBO recorrió Poniente a través de diferentes puntos de vista, que enriquecían la aventura y nos permitían conocer su universo en mayor profundidad. En una línea similar, 'Los Anillos de Poder' se fractura en varias tramas para mostrar las diversas realidades de la Tierra Media. Y precisamente debido a esa diferenciación tan marcada, en los primeros capítulos se aprecia una falta de cohesión entre todas las historias que, en vez de funcionar en conjunto, más bien parecen películas independientes que avanzan en paralelo.
Los pelosos son el mayor haz de luz de 'Los Anillos de Poder'
Subiendo el listón
Probablemente, a medida que progrese la serie se irán encontrando las conexiones y la maquinaria cobrará mayor sentido, pero el hecho de que algunas tramas sean mucho más insustanciales (o que arranquen con el paso más lento) resta impacto al primer contacto. A pesar de eso, los mejores momentos compensan las carencias, que se pueden ir solventando con el paso de los capítulos o de las temporadas, ya que 'Los Anillos de Poder' es claramente una inversión a largo plazo y no tanto un intento por atrapar al público de manera desesperada.
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Esa apuesta por el futuro puede parecer osada e incluso arrogante en un presente en el que la oferta es aún más inmensa que la distracción del público, pero también hace de 'El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder' una ficción única, que aprovecha sus infinitos recursos para brindar una aventura masiva, épica y totalmente insólita.