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Las Encinas se va a agitar más que nunca. La cuarta temporada de 'Élite', que se estrena el 18 de junio en Netflix, experimenta el primer cambio generacional de la serie. Tras la marcha de varios personajes de la tanda anterior, Manu Ríos, Carla Díaz, Martina Cariddi y Pol Granch se incorporan para aportar aire fresco a los nuevos episodios, y lo cierto es que no podrían haber entrado con mayor fuerza al colegio más pijo de la televisión.
Carla Díaz, Diego Martín, Martina Cariddi y Manu Ríos, fichajes de la cuarta temporada de 'Élite'
La cuarta temporada comienza con la llegada al instituto de Benjamín, el nuevo director, quien trae a sus hijos Ari, Mencía y Patrick. En tan solo unos minutos, los tres consiguen hacerse con el control de la pantalla, sintiéndose totalmente natural su llegada a Las Encinas y sus primeras relaciones con el grupo de veteranos. El equipo de 'Élite' liderado por Carlos Montero ha conseguido con éxito uno de sus objetivos: que los nuevos y los antiguos lograran el equilibrio perfecto. Es más, con el huracán que suponen, no llegas a echar en falta a los personajes que ya no están.
Explorando tramas más adultas
Quizá la llegada menos potente, aunque igual de escandalosa para la serie, sea la de Phillipe. La diferencia de clases ha sido siempre una de las temáticas de la ficción juvenil y cuando parece que todos los veteranos la han superado, llega a Las Encinas un príncipe. Sin embargo, estas consecuencias las sufrirá principalmente Cayetana en lo que poco a poco se va atisbando como uno de los temas más controvertidos que trata la temporada. Los nuevos personajes ayudan a poner sobre la mesa temas de lo más complejos que hasta ahora no se habían tratado y precisamente ahí encontramos una de las bazas a favor de la cuarta tanda.
Georgina Amorós y Pol Granch en la cuarta temporada de 'Élite'
La trama de Mencía, a causa de sus problemas familiares, es otra de las más interesantes de la temporada. A esto se le suma la química que Martina Cariddi y Claudia Salas tienen y cómo consigue traspasar la pantalla. Mencía es una recién llegada, por lo que lo tiene más sencillo a nivel de presentar el personaje, pero Rebeka consigue explorar la bisexualidad desde un punto alejado de cualquier drama. Comienza a sentirse atraída por su compañera y poco a poco la relación va consolidándose, resultando de lo más natural y sin tener que hacer falta que salga del armario. Esta aproximación se agradece sobre todo a través del personaje de Eva Llorach, quien no juzga en ningún momento que su hija inicie una relación con una mujer.
Y de la relación entre mujeres pasamos a la de hombres. Omar y Ander están asentados después de un pasado de lo más tortuoso, pero Patrick y su capricho puede poner patas arriba la relación. 'Élite' hace las delicias de su público con las mayores escenas de sexo en este triángulo, pero, desde una perspectiva más emocional, rompe una lanza a favor de la cuestión de la monogamia y de la realidad de sentirte atraído por terceras personas. El acierto en esta representación se encuentra en los diferentes papeles que van tomando Omar y Ander y en cómo Patrick realmente anhela ese amor que los dos se profesan. Aunque pueda parecer similar a lo vivido con Carla, Polo y Christian en la primera temporada, aquí no hay un juego de sexo únicamente, sino una madurez de los personajes que se plantean decisiones mucho más adultas.
Carla Díaz en la cuarta temporada de 'Élite'
En cuanto a la cuarta incorporación, la de Ari, quizá su triángulo amoroso con Samuel y Guzmán sea una de las tramas más manidas y que menos aportan. Es algo visto muchas veces y el hecho de que dos chicos se peleen por una chica acaba cansando. Es más, Samu y Guzmán no son más que dos satélites que orbitan alrededor de Ari, ya que ella es el mejor personaje incorporado, además de contar con una Carla Díaz de lo más solvente. Ari está sometida a una presión familiar no propia de una adolescente y mantiene una constante dicotomía entre las actitudes que una chica de su edad debería tener y lo que su padre le exige. Ari es una auténtica bomba de relojería que puede acabar explotando en cualquier momento. Y qué ganas de que explote.
Un producto muy disfrutable
En definitiva, la confianza es el eje que vertebra las tramas de los personajes. Lo mismo ocurre con el triángulo amoroso formado entre Samuel, Guzmán y Ari. ¿Tienen Samuel y Guzmán la confianza suficiente para mantener su amistad pese a los sentimientos que despierta Ari en ellos? ¿Es capaz Phillipe de confiar en Cayetana pese a su complicado pasado? ¿Puede Mencía tomar a Rebeka como un punto de confianza al que acudir? ¿Y tienen la confianza suficiente Ander y Omar para expresarse sus necesidades? Los personajes se encuentran tan rotos después de tantas muertes a sus espaldas que esto se refleja en las relaciones, que, finalmente, es lo que prima en 'Élite'.
Martina Cariddi y Claudia Salas en la cuarta temporada de 'Élite'
Eso sí, a estas alturas, todos y todas sabemos qué tipo de serie es 'Élite' y qué es lo que nos ofrece. 'Élite' no es una serie coherente con los adolescentes, pero eso no quiere decir que no sea un producto muy disfrutable. El objetivo final es entretener y conseguir que el espectador pase un buen rato y eso lo alcanza con creces. Tiene todos los ingredientes para confeccionar una temporada interesante al mismo tiempo que plantea conflictos más adultos y sociales. Y queda demostrado en cómo cuando incorpora nuevos elementos estos explotan y dinamizan las tramas, mientras que cuando se basa en otros ya vistos, como los flashforwards habituales, resulta redundante. Después de una temporada mediocre y la salida de algunos de los mejores intérpretes de la ficción, 'Élite' se encontraba en un punto complicado para volver hacia arriba, pero ha conseguido solventar todo esto con maestría.