"Es el misterio del dragón. Algo absurdo y sin guion. Y que no resuelve ni Jackie Chan". La letra de "La pregunta del millón", la nueva canción de Fangoria, podría definir a la perfección las sensaciones que deja 'Érase una vez... pero ya no'. Resulta complicado encontrar las palabras para explicar y valorar este proyecto. ¿Por dónde empiezo? Esto es un cuento e imagino que me tocará arrancar por el principio. Érase una vez una serie de Netflix que pretendía ser un desenfadado y divertido anti cuento de hadas en formato musical, pero que acabó siendo un cuadro.
Producida por Noc Noc Cinema, 'Érase una vez... pero ya no' cuenta la historia de amor prohibido entre dos amantes que fueron separados trágicamente en el Medievo y deben volver a reencontrarse en otra vida para conseguir romper el hechizo que cayó sobre el pueblo. Como si de "La bella y la bestia" se tratase, todos los personajes se ven afectados por un embrujo que les impide enamorarse. En la actualidad, la llegada de dos turistas pondrá en riesgo la única posibilidad que tienen de romper ese conjuro.
Sebastián Yatra en 'Érase una vez... pero ya no'
No es que la serie crease falsas expectativas con sus primeras fotografías o el tráiler, porque estas ya presagiaban lo que estaba por llegar. La ficción ofrece la sobredosis de mamarrachismo que promete, pero en este caso no es ese mamarrachismo fresco o ingenioso que tanto aplaudimos en otras producciones. Aquí sería más apropiado sustituir el término por casposo o broma. No pretendo ser destructivo, pero la última creación de Manolo Caro tiene muchos puntos débiles que deslucen el resultado. Tras 'La casa de las flores' y 'Alguien tiene que morir', el resultado de este acuerdo de exclusividad del mexicano con Netflix sigue sin funcionar. ¿Lo conseguirá con 'Sagrada familia'?
Un guion sin magia
Probablemente, el mayor problema de 'Érase una vez... pero ya no' lo encontramos en su guion, que cuesta entender entre esta caja de sastre donde todo tiene cabida. Un texto demasiado infantil y vacío, con falta de chispa y encanto en sus diálogos, que le pone el trabajo difícil hasta a los mejores actores. Y eso que tiene suerte, porque grandes de la interpretación como Rossy de Palma, Asier Etxeandia, Mariola Fuentes o Itziar Castro lo salvan lo mejor que pueden, pero cuesta. Más difícil lo tiene Sebastián Yatra en su debut como actor, donde no sale nada bien parado. El exitoso cantante no llega a entrar en el código de la serie y sus interpretaciones van en contra de la evolución de la historia, que ya de por sí lo tiene complicado. Al final su trama se puede resumir en una sucesión de secuencias de sexo en las que aparece totalmente desnudo, enseñando el culo a la mínima y luciendo torso, mientras canta algunas canciones.
Sebasitán Yatra y Mónica Maranillo en una secuencia de sexo de 'Érase una vez... pero ya no'
Moderna, moderna... no es
"Tú vas de mística, pero eres mala, Hierbas", decía Paloma Cuesta en 'Aquí no hay quien viva'. Una frase que podría aplicarse 'Érase una vez... pero ya no' con algunas variaciones. La serie va de moderna, diversa y reivindicativa, pero lo hace mal, muy mal. Se abusa, de forma realmente cargante y casi obsesiva, del lenguaje inclusivo, llegando a convertirse en una burla. Siguiendo la fórmula habitual de las producciones de Netflix, intenta evitar la discriminación y caer en estereotipos de género, pero solo en la superficie. Si rascamos un poco (muy poco), la serie es todo lo contrario. Los protagonistas son dos personajes cishetero que encajan dentro del canon de belleza, que lucen sus esculturales cuerpos siempre que hay ocasión, justificada o no. Quiere romper las reglas, pero no logra terminar con el hechizo de lo normativo.
Secuencia musical de 'Érase una vez... pero ya no'
Uno de los aspectos más llamativos de esta serie es su apuesta por el musical. Un género que podría funcionar perfectamente dentro de una alocada comedia, pero que ser queda a medio gas en 'Érase una vez... pero ya no'. El fichaje de solventes cantantes como Nia Correia para interpretar a los personajes principales podría hacernos pensar que se iba a explotar el aspecto musical, que acaba quedando en segundo plano en la mayoría de capítulos. Aunque se apuesta por canciones populares como "No sé que me das" o "La revolución sexual", se echa en falta temas inéditos que doten de personalidad a esta reinvención de los cuentos. Si tienes grandes voces en el reparto, lo ideal es explotarlas haciendo lo que mejor saben hacer. De este modo, esta serie se une a 'Dreamland' y 'Paco y Veva' en la lista de los musicales más desastrosos de nuestra ficción.
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A pesar de sus múltiples problemas, la corta duración de sus seis episodios hace que sea fácil de ver y a ratos resulte entretenida. Si te gustaron la segunda y tercera temporada de 'La casa de las flores', puede que 'Érase una vez... pero ya no' sí sea tu serie. Una pena que la historia empiece a coger forma en su último capítulo, que deja completamente cerrado el cuento. Este musical se estrena el viernes 11 de marzo en Netflix.