Era la chica perfecta. La niña de los ojitos de Estados Unidos. La estrella que toda adolescente quería ser. La princesa del pop. Britney Spears se convirtió, poco después de lanzamiento de su primer sencillo en 1998, en una de las artistas más vendidas de la historia de la música. A los pocos años, se había transformado en una auténtica leyenda. Un mito viviente que, en la actualidad, y con tan solo 39 años de edad, se encuentra retirada de los focos mediáticos, encerrada en su casa de Los Ángeles y sin poder legal para tomar sus propias decisiones o manejar sus propias finanzas.
Fotografía de Britney Spears en sus inicios
'Framing Britney Spears', producido por el prestigioso 'The New York Times' y emitido en Odisea en España, es un documental periodístico que trata de ofrecer al espectador una breve explicación del encierro de la mítica artista y la tendencia #FreeBritney. El movimiento nacería hace unos años con motivo de pedir que la cantante fuese liberada de su situación de tutelaje. Desde 2008, Spears se encuentra tutelada por su padre, por lo que no puede, legalmente, decidir qué trabajos quiere realizar y cuáles rechazar, acceder a su propio dinero, etc. Una situación que muchos de sus seguidores han tildado de "secuestro".
La situación empeora al conocerse la supuesta mala relación de la cantante con su padre, Jamie Spears. 'Framing Britney Spears' dedica gran parte de su metraje a describir a Jamie como un hombre distante, obsesionado con el dinero y que nunca prestó atención a su hija más que para aprovecharse de los millones que se embolsaba a su costa. Todo, a través de los testimonios de personas que tuvieron algún tipo de relación con la artista... aunque, en ningún caso, demasiado cercana.
Imagen promocional de 'Framing Britney Spears'
Su antigua asistente, algunos de los abogados que trabajaron en el proceso de custodia legal de la artista, las presentadoras de un podcast sobre Spears, una redactora de The New York Times o incluso uno de los paparazzis con los que la cantante protagonizó un sonado incidente se turnan para hablar de su carrera y su relación con la prensa. Los susodichos se integran en un relato que trata de dar explicación a los graves problemas de salud mental que la cantante llegaría a sufrir, provocando esa supuesta incapacidad para gestionar sus propias decisiones. Sin familiares y sin amigos cercanos: tan solo personas que, de una forma u otra, también vivieron de la marca Britney Spears.
Las entrevistas y las imágenes se suceden para crear un relato más periodístico que documental, a modo de reportaje, sin derroches de creatividad o especial preocupación por la estética. Vemos pasar a diferentes figuras, más o menos relacionadas con la intérprete de "Toxic", cuyos testimonios acaban teniendo, en ocasiones, menos interés que las imágenes que nos muestra la pieza audiovisual, en la que recordamos algunos de los momentos clave del ascenso y caída de la figura de Spears.
Si algo llega a captar nuestro interés durante este relato, es el acertado análisis que nos lleva a realizarnos la siguiente pregunta: "¿Por qué, no solo Justin Timberlake, sino todos, deberíamos pedir perdón a Britney Spears?". Varios de los entrevistados, acompañados de imágenes que quizá ya habíamos visto pero no analizado a conciencia, hacen referencia a cuántas industrias se enriquecieron a costa de la erosión de la imagen de la que fuese su niña predilecta.
Britney Spears durante un rodaje
Una historia de machismo y misoginia
El machismo es uno de los puntos clave en el relato. Britney fue construida, como una campaña de marketing, para convertirse en el dulce e inocente corazoncito de América, pero aun así, explotando su sexualidad cuando todavía era una niña. La chica buena pero sensual que todo hombre quería en su cama. La artista poderosa y sexy cuyo equipo haría que toda chica adolescente quisiera ser. Todo eso, para posteriormente convertirse en la persona más odiada de Estados Unidos cuando rompería su relación con el también cantante Justin Timberlake. Porque, ¿quién era ella para romper la historia de amor perfecta a todo un país? ¿Qué importaba lo que sintiera o lo que estaba sufriendo? Su papel debía basarse en sonreír y aguantar lo que fuera por el bien de su público, ¿no es así?
El mundo entero encontró en Britney Spears un objetivo al que atacar, del que reírse. Un meme andante antes de que supiéramos qué era un meme. La persecución a la que se vio sometida cada día de su vida durante años por literalmente cientos de paparazzis y medios de comunicación esperando encontrar el más mínimo fallo en su comportamiento o cualquier cosa que demostrase que no era perfecta (porque, sencillamente, era humana) acabaría con su salud mental. Y cuando acabamos con ella, nos reímos y la convertimos en objeto de burla. "¿Qué le ha pasado a Britney Spears para acabar loca, rapándose al cero y atacando a paparazzis con un paraguas?". A Britney Spears le pasaron los paparazzis, le pasó la industria musical, le pasaron los medios de comunicación. Y quienes consumían todo el contenido que aparecía sobre ella. A Britney Spears le pasamos nosotros.
Britney Spears durante el rodaje de "Oops!... I did it again"
Britney Spears contra Jamie Spears
Los últimos minutos del documental se centran en el recorrido del movimiento #FreeBritney, así como en el análisis de las teorías (descritas como "conspiranoicas" por el padre de la artista) que llegarían a afirmar que la artista lanza mensajes en clave en su perfil de Instagram para tratar de pedir auxilio a sus seguidores. Las cámaras llegan incluso a acudir a una concentración que pide el cambio de manos en la tutela de la cantante.
Uno de los documentos que se muestran y explican hacia el final de la pieza revela que Britney Spears habría comenzado recientemente una suerte de batalla legal contra su progenitor. La artista, que lleva un par de años retirada, se habría negado a trabajar a menos que Jamie Spears dejase de ser su tutor legal y dejase de gestionar sus finanzas. Una guerra que, pese a llevar doce años existiendo, podría estar entrando en una nueva fase completamente diferente.
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Si bien 'Framing Britney Spears' podría haber sido más cuidado, su estética se podría haber trabajado mejor y el desglose de su historia podría haber contado con mejores narradores, el documental periodístico sí logra uno de sus objetivos: dejarnos ese amargo sabor en la boca, esa necesidad de pedir perdón, no solo a Britney, sino a un amplio cartel de personajes públicos y estrellas femeninas, y esas ganas de unirse al movimiento que tanto pide, de forma probablemente más que razonable, que se libere a Britney Spears.