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Son los protagonistas indiscutibles de algunas de las series de mayor éxito de los últimos años. La llamada "generación Z" (aquellos nacidos entre finales de los 90 y principios de los 2000) ha personificado las historias de ficciones tan irreverentes como pueden ser 'Skam', 'Sex Education' o 'Euphoria'. En el caso de 'Genera+ion', la nueva serie de HBO Max que nace bajo la producción de Lena Dunham, mezcla lo mejor de estas añadiendo, por el camino, una dosis extra de humor ácido y, sobre todo, la creencia de que "más es más".
Algunos de los protagonistas de 'Genera+ion'
Sin embargo, la serie va mucho más allá y parece poner la vista en cuestiones que van más allá de la superficialidad con la que, en otras obras, se ha reflejado a la juventud. No en vano, la ficción se encuentra escrita por el tándem creado por Daniel Barnz y su hija de 19 años, Zelda Barnz. Quizá esta incursión de la propia generación Z en la construcción del relato explique que la narrativa nos lleve más allá de una simple historia de "quiero encontrar el amor, quiero saber quién soy y quiero encajar".
En unos primeros minutos de serie en los que llegamos a dudar si el relato nos llevará a alguna parte, conocemos a Chester (interpretado por Justice Smith), que se convierte en el principal protagonista de un reparto coral. Chester es racializado, es queer, y, desde un primer momento, encontramos cómo su historia se ve marcada por un sentimiento que une a esta generación: la rabia.
Chester (Justice Smith) en 'Genera+ion'
Los protagonistas de 'Genera+ion' presentan una dicotomía entre la necesidad de sentirse libres y la imposibilidad de lograrlo debido a una sociedad que mantiene unas ideas y unas formas de vida que encapsulan las suyas. Al fin y al cabo, forman parte de una generación a la que el temprano acceso al conocimiento, a la información y a la diversidad les hizo entender que no había límites.
Chester está enfadado porque vive en un mundo que, sencillamente, no le deja ser él. Nathan está enfadado porque vive en el mundo que, con la represión que ejerce sobre él, está haciendo que haga daño a su hermana y mejor amiga, Naomi. Delilah está muy enfadada porque vive en un mundo racista, homófobo, clasista. Son personajes que han mamado directamente del pesimismo de la anterior generación, la millenial, pero logran gestionarlo con rabia y determinación a cambiar las cosas.
Escena de 'Genera+ion'
Una generación sin barreras
'Genera+ion' da un puñetazo encima de la mesa y lanza un grito a las anteriores generaciones, clamando que ellos no van a pasar por ninguno de los aros impuestos. Ni siquiera el de la orientación sexual obligatoria o normativa o, más novedoso, el del género. Términos como "queer" o "no binario" se hacen patentes en la narrativa, demostrando que vienen a romper mucho más que dos o tres prejuicios o normas establecidas mientras llegan a ridiculizar a otras generaciones, al tiempo que también reflejan su desconcierto por entender a una juventud que ha decidido destruir todo lo que creían establecido.
"Vamos a ir a San Francisco, vamos a aprender nuestra puta historia y vamos a hacer las cosas bien", exclama Chester en medio del club LGTBI de su instituto. Si bien la rebeldía adolescente no es la mayor novedad que puede presentar una de estas ficciones, 'Genera+ion' refleja a la perfección ese ansia de no encajar en el mundo, sino de cambiarlo por completo desde unos cimientos que consideran erróneos.
Chester en 'Genera+ion'
Un ritmo apresurado y un humor provocador
La estructura de la narrativa de la ficción, si bien en principio puede tornarse algo confusa, consigue mantener nuestra atención mediante un proceso que incluye saltos, descubrimientos progresivos, e incluso un parto que dura nada menos que cuatro episodios. Todo aderezando con un sentido del humor que los propios protagonistas de la serie catalogan como "edgy", que nos lleva al límite de lo "que es correcto" y que introduce también otros debates sobre límites, intenciones y efectos de nuestras propias palabras. Sacando, eso sí, más de una carcajada.
La ficción, en general, se presenta con un ritmo que, si bien no llega a ser frenético, no deja espacio al aburrimiento, un sentido del humor ácido y provocador que puede no ser para todos los gustos, y unos protagonistas irreverentes unidos por una rabia interna que, por el momento, tendremos que seguir viendo hacia dónde les lleva. Quizá uno de los reflejos que más ha exagerado, para bien, las señas características de la generación Z en los últimos años. No apto para "boomers".