La historia de 'Heridas' trasciende cualquier tipo de frontera, como ya han demostrado antes 'Mother', la serie nipona en la que se basa la nueva propuesta de Atresmedia, y sus numerosas adaptaciones internacionales. Antes de ser versionado en España, este agridulce relato ha tenido remakes en países tan diferentes como Corea del Sur, Tailandia, China o Turquía, siendo este último el que más ha impactado a nivel global. Tal ha sido su repercusión, mayor incluso que la del formato original, que en nuestro país dejó una huella indeleble y vital para comprender el origen y las intenciones de 'Heridas'.
Adriana Ugarte y Cosette Silguero en 'Heridas'
Emitida a lo largo de 2019, la turca 'Madre' arrasó en Nova y se llegó a establecer como la serie más vista en el ámbito de la TDT. Así pues, miraba cara a cara a la pionera 'Fatmagül' y corroboraba la estrategia de Atresmedia, que no tardaría en ubicar 'Mujer' y 'Mi hija' en su espacio más codiciado, el prime time de Antena 3, al que también se iban a destinar remakes patrios de fenómenos transmediterráneos. La primera de esas versiones fue 'Alba', que ha convencido en abierto con su particular visión de 'Fatmagül', y ahora llega el turno de 'Heridas', que se verá primero en Atresplayer Premium.
Tomando la base narrativa de sus precursoras, ya que se trata de una adaptación bastante fiel, 'Heridas' traslada sus tramas a diferentes localizaciones de la península, desde los humedales andaluces hasta Madrid. De la misma manera, hace suyos a los personajes originales, plasmando sus conflictos y traumas en tres figuras que se definen nítidamente desde el comienzo: Manuela, Yolanda y Alba.
Las tres están en el corazón de la serie y son su razón de ser, sobre todo gracias a las logradas interpretaciones de Adriana Ugarte, María León y Cosette Silguero. Todas ellas son capaces de navegar por el dramón en el que están inmersas sin ahogarse en el intento, y son la mejor baza que tiene este melodrama para lograr ser contundente e impactar en el público sin hacerse pesado ni demasiado evidente.
Cosette Silguero en 'Heridas'
Bailando en la intensidad
Quienes estén más versados en la ficción turca, que mantiene su hegemonía a día de hoy con estandartes como 'Tierra amarga' e 'Infiel', encontrarán en 'Heridas' una propuesta reconocible, con una gran tendencia al drama más intenso. Aun así, también es capaz de encontrar el equilibrio entre sus dañadas protagonistas, como hemos podido comprobar en un primer episodio que sienta unas bases interesantes y más que suficientes para apelar al público.
En el tridente principal, se establece rápidamente un vínculo entre Manuela (Ugarte), una aislada ornitóloga con un doloroso bagaje emocional, y Alba (Silguero), una niña que debe buscarse la vida por su cuenta ante la compleja situación que le espera siempre en casa cuando vuelve del colegio. Ambas se necesitan la una a la otra, creando una compleja relación de dependencia que no gustará nada a Yolanda (León), la abusiva madre de la pequeña, a la cual descuida en exceso y en la que proyecta su particular lista de miedos y pesadillas.
Los enlaces y las fracturas entre las tres se presentan de manera similar a como sucedía en la turca, al igual que la personalidad de cada personaje. De hecho, la estructura del primer episodio es un calco de lo visto previamente, aunque la concisión juega a favor de 'Heridas', que avanza con un paso más ágil y sin explotar hasta la saciedad los instantes más impactantes. Aquí entra en juego la diferencia entre los formatos, ya que la serie producida por Atresmedia TV en colaboración con Buendía Estudios opta por los 50 minutos de duración, en contraposición a los extensísimos metrajes turcos, que para retener la atención durante tanto tiempo apuestan por trucos musicales y técnicos que juegan en contra de cualquier tipo de sutileza.
María León y Cosette Silguero en 'Heridas'
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Entre dos tierras
Gracias a esa aplicación de los estándares de la televisión española, 'Heridas' logra coger los aspectos más suculentos del material original sin renunciar a un enfoque propio. En vez de apostar por la pornografía emocional, como tienden a hacer algunas ficciones turcas, la serie explora temas tan delicados como el abandono y el maltrato infantil sin recrearse en ellos de manera obscena. El resultado es un drama notable, que no pisa la cima de la producción original de Atresmedia al limitar sus riesgos, pero que es más sólido en su inicio que 'Alba' y tiene los mimbres necesarios para enganchar a quien le dé una oportunidad.