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Un año después de que se diese a conocer 'Instinto', ha llegado el momento de comprobar si realmente era todo aquello que nos han prometido: escenas sexuales explícitas, desnudos a tutiplén, alto voltaje, secuencias tan fuertes que solo Movistar+ podría emitir. Tiene algo de todo esto, pero desgraciadamente es muy inferior a lo esperado y, en definitiva, es una serie que te deja mucho más frío que caliente. No, no es la serie que pensábamos que nos iba a dar vergüencita ver con nuestros padres.
Mario Casas, en 'Instinto'
Aclarado todo esto, ¿qué es 'Instinto'? Se trata de una serie producida por Movistar+ con Bambú Producciones que cuenta con 8 capítulos y que verán la luz el 10 de mayo. La plataforma vuelve a confiar en sus creadores Teresa Fernández-Valdés, Ramón Campos y Gema R. Neira tras 'Velvet colección' para desarrollar este producto completamente distinto a lo que nos tienen acostumbrados. Aún así, se nota el sello Bambú, con un ambiente lujoso, líos de camas y una factura técnica impecable.
Marco Mur: el éxito no da la felicidad
Y todo esto con un reparto capitaneado por Mario Casas. El actor quería volver a televisión, lo quería hacer con un registro nuevo y lo ha conseguido, ya que 'Instinto' no se parece en absoluto a nada de lo que haya hecho antes (y/o que hayamos visto). Aquí interpreta a Marco Mur, un joven inteligente, exitoso, rico, seductor y además muy atractivo. Tiene una mente privilegiada y siempre está creando novedades que supondrán una revolución tecnológica. En su empresa en la que también trabajan los personajes interpretados por Jon Arias, Silvia Alonso y Bruna Cusí, Marco está preparando el lanzamiento coche eléctrico que gracias a unas turbinas que convierten el viento en energía llega a alcanzar los 400 km/h que ha despertado el interés de un jeque árabe.
Lola Dueñas y Mario Casas, en 'Instinto'
Pero tras esa fachada de hombre que lo tiene todo, encontramos la otra cara de la moneda. Este triunfador tiene problemas, está traumatizado por algo que vamos descubriendo en los primeros capítulos y además es adicto al sexo. Es su manera de liberar el estrés, de desahogarse, de olvidarse de los problemas, pero siempre que tiene relaciones, por muy locas que sean, tienen que seguir una serie de requisitos. No todo vale. Marco va a un club a desfogarse y es en ese terreno donde encontramos gran parte de ese ámbito sexual novedoso y sorprendente del que nos hablaban. Pero claro, esas orgías y cumplimiento de cualquier fantasía erótica están disfrazadas de máscaras, violines, seda y lujo que hacen que se parezca más un anuncio de colonia que una película de cine X.
En éxito e infelicidad se podría resumir el personaje de Marco, tan serio que en ocasiones cuesta creértelo y, por ende, empatizar con él. Paradógicamente, las tramas sexuales y todo ese instinto que existe en la serie resulta menos interesante que otras historias secundarias que cuenta la ficción con personajes cautivadores. No había duda de que Lola Dueñas iba a estar brillante como siempre y, además, su personaje le permite lucirse y regalarnos todo su talento. Interpreta a la madre de Marco, una mujer que lamenta algo del pasado que ocurrió por las circunstancias y que le llevó a distanciarse de sus hijos. Ahora pretende poner remedio a aquellos errores, aunque va a serle muy complicado porque su reaparición derrumbará a Marco.
Óscar Casas, la gran sorpresa
Pero si hay una relación que nos atrapa y no nos suelta, aunque en aspectos de trama tampoco evolucione ni aporte una barbaridad, es la que forma la pareja interpretada por Óscar Casas e Ingrid García Jonsson. Óscar da vida José, el hermano de Marco, que tiene un trastorno de TEA y vive en un centro especializado. Allí cuenta con Carol (García Jonsson), una pedagoga que, pese a incumplir algunas normas que marca la dirección, intenta sacar lo mejor de José. Esta relación profesora-alumno deja de ser únicamente eso, para serlo también de amiga-amigo, teniendo una persona al lado que sea tu confidente y de la que el espectador se siente a gusto siendo testigo.
Íngrid García Jonsson y Óscar Casas, en 'Instinto'
Pero es que Óscar Casas se merece un párrafo para él solo. Este actor al que hemos visto crecer en la pequeña pantalla se enfrenta a su mayor reto interpretativo. Dar vida a un personaje con una discapacidad es un riesgo, pues se pretende hacer de la mejor manera posible y siendo respetuoso al 100%. Pero no hay que preocuparse, pues se nota que Casas se ha preparado a la perfección el personaje, ha cogido infinidad de matices, gestos y tonos que hacen que únicamente veas a José Mur, sorprendiendo gratamente.
Conclusión
'Instinto' se deja ver. Tiene giros y sorpresas pero no hay grandes ganchos que te generen ganas de ponerte el siguiente capítulo nada más terminar uno. Con unas tramas más interesantes que otras, siempre habrá algo que te hará quedarte a seguir viendo la serie: o la ternura de la relación José-Carol, o el triángulo amoroso-sexual formado por los compañeros de trabajo de Marco, o conocer los errores que cometió la madre del protagonista, o únicamente disfrutar de las vistas del mercado de desnudos que hay en cada uno de los capítulos. Y sí, de Mario Casas también hay desnudos.