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Aunque la mayoría del público ajeno a los cómics no lo conoce, Mark Millar es la mente tras algunos éxitos cinematográficos recientes como las sagas "Kick Ass" o "Kingsman", que se basan en sus tebeos. Incluso sus guiones en Marvel han inspirado adaptaciones tan exitosas como "Los Vengadores" o "Logan". Se trata, por lo tanto, de un creador que ha demostrado que sus historias en viñetas son fácilmente adaptables al cine con buenos resultados, por lo que la compra de su sello, Millarworld, por parte de Netflix auguraba grandes producciones en el futuro. Cuatro años ha tardado esta unión en fructificar en formato audiovisual, pero ya ha estrenado su primera serie, 'Jupiter's Legacy', basada en una saga de Millar junto a Frank Quitely, que nos propone revisar algunos conceptos básicos del género de superhéroes al tiempo que nos brinda una historia quizá demasiado clásica de ese mismo género.
Josh Duhamel como el vetusto superhéroe Utopian en 'Jupiter's Legacy'
Un punto de partida atrapante...
Por supuesto, esta ficción es la enésima consecuencia de la moda de los superhéroes, un género que ha conquistado el mainstream en los últimos años. Pero la propia serie es una pregunta sobre hasta qué punto esta moda permea en la sociedad con sus valores morales. Básicamente, ¿están los superhéroes tan de moda como los principios que representan y defienden? Utopian, el héroe sobre el que pivota en gran medida el argumento, proviene más o menos de la misma sociedad estadounidense que sobrevivió a la Gran Depresión y produjo a Superman, el primer superhéroe, para iluminar tiempos mejores. Y, como el icono de DC, el héroe ha sobrevivido hasta la actualidad para comprobar que esos tiempos mejores no han acabado de llegar y su lucha contra las injusticias no parece tener fin.
Una supervillana del universo de 'Jupiter's Legacy'
El dilema de Utopian, que afecta de igual forma a toda la comunidad superheroica, estriba en si los principios que han defendido desde sus inicios se aplican a la cambiante sociedad del siglo XXI. Un debate que se ejemplifica con el cuestionamiento de El Código, una serie de normas impuestas por la Unión de la Justicia para evitar el abuso de poder de los superhéroes. Sin estas normas, el desnivel de su superioridad debida a sus poderes podría provocar que, en lugar de detener a amenazas claras contra la seguridad, se dedicasen a cambiar gobiernos o moldear el sistema a su antojo, gobernando sobre los humanos corrientes e imponiendo su concepto de rectitud. Algo que muchos de ellos se empiezan a preguntar si verdaderamente sería tan negativo y diferente de lo que ya hacen.
...que no acaba de explotar su potencial
Andrew Horton es el superhéroe Paragon en 'Jupiter's Legacy'
Este conflicto principal, tan potente y complejo, se ve un poco rebajado cuando, en la práctica, se reduce a replantearse específicamente una norma muy particular del Código: la de no matar. Es verdad que normalizar tomar una vida podría ser un detonante de acabar abusando de sus superpoderes, pero no se aborda tanto ese posible desenlace, con sus implicaciones políticas, como la conveniencia o no de esa solución fácil en sí misma, que en muchos contextos no parece algo que requiera tanto debate. Además, resulta poco creíble que en casi cien años de violentos combates contra supervillanos no se hayan planteado ya situaciones en las que cumplir estrictamente ese principio de preservar la vida no encontrase su excepción o no resultase conveniente.
Por otro lado, todo el poso y la profundidad del dilema también se rebajan según avanza la serie, ya que los personajes van perdiendo complejidad y se alinean de forma más clara en ejes de malos y buenos fácilmente reconocibles. A Utopian le habíamos visto ser una referencia como superhéroe, todo un símbolo trascendental, pero al mismo tiempo también un mal padre, se podría decir que un mal "ser humano", al estar tan cerca de un ideal que se aleja de la imperfección del ciudadano medio. Sin embargo, hacia el final esos conflictos se resuelven fácilmente y la revelación del villano que movía los hilos desde el principio convierte el argumento en algo mucho más trillado dentro de su género.
Marca de la casa de Netflix
Eso sí, aunque en ocasiones caiga de ser la reflexión sobre la moral superheroica que pretende a simplemente presentar una serie de superhéroes más, lo cierto es que como simple serie de superhéroes ofrece buenos alicientes. La incorporación al mercado de las series de Marvel a través de Disney+, que exportan la factura de sus películas al formato seriado, suponen todo un salto cualitativo con el que otras plataformas difícilmente pueden competir. Sin embargo, Netflix ha echado el resto para ponerse a la altura con una producción que, sin ser un derroche de acción, tiene escenas muy destacables y diseños de personajes imaginativos y vistosos, dentro de que muchos héroes son referencias a otros existentes.
Una espectacular escena de 'Jupiter's Legacy'
Además, tiene las cualidades adictivas que se le podrían pedir a toda buena serie de Netflix, plataforma que siempre busca productos lo más maratoneables posibles. Es habitual, especialmente en la primera mitad de los 8 episodios que componen la serie, que el final de un capítulo coincida con un punto álgido y deliberadamente inconcluso. Este dominio del cliffhanger junto a los misterios no revelados que se plantean a cuentagotas es fácil que mantengan al espectador pegado a la pantalla hasta el final, incluso aunque esos cliffhangers después no hagan avanzar la trama tan rápido como parecen o los misterios no terminen de resolverse del todo.
La serie que lucha contra el pasado
Elena Kampouris interpreta a Chloe Sampson, la hija de Utopian en 'Jupiter's Legacy'
Como no podía ser de otra manera en una serie que tiene el "legado" en el título, un núcleo central de la trama son las relaciones intergeneracionales. En este sentido, destaca particularmente la hija que no quiso seguir los pasos superheroicos de Utopian, Chloe, a la que interpreta una espléndida Elena Kampouris. Sin duda el personaje está muy descarriado y el conflicto con su padre le ha afectado de forma determinante, pero, a pesar del buen hacer de su actriz, la ficción parece juzgarla más que comprenderla, al igual que a toda su generación. De alguna forma, parece que el argumento esté alineándose con una perspectiva conservadora que afirma que los jóvenes han rechazado la corrección de sus padres y no tienen brújula moral. Esto también se refuerza por el destino de Petra (Tenika Davis), que parece afirmar que entre los hijos de los superhéroes no tiene sentido la rectitud del Código. El mensaje se matiza al final, pero sigue teniendo esa pátina de glorificación de un pasado mejor.
Por otro lado, el pasado supone un lastre para el ritmo de la ficción de formas mucho más directas, debido a los constantes flashbacks insertados durante la trama. Éstos se inician en 1929 y nos cuentan cómo era la vida de aquella primera generación de superhéroes de la que forma parte Utopian antes de adquirir sus poderes. Por supuesto, poco a poco esto se va transformando en una historia de origen que conecta con la actualidad, pero no de una forma suficientemente significativa. En los primeros episodios, la esperanza de que el misterio que se oculta en este pasado que se cuenta poco a poco afecte al presente puede ayudar a mantener la atención en él, pero acaba transformado en un añadido que resulta más una curiosidad que algo verdaderamente importante, especialmente cuando se come tanto tiempo de metraje.
Un primer paso para un universo en formación
Barnabas Wolfe, villano interpretado por Paul Amos en 'Jupiter's Legacy'
Para ser una primera toma de contacto entre Netflix y los mundos de Millarworld, lo cierto es que 'Jupiter's Legacy' no es un comienzo menor. Con una historia épica, llena de detalles de un vasto universo propio, una espectacularidad a la altura, tiene todos los elementos para que los fans del género superheroico se encuentren con otro buen exponente del mismo. Es una pena que el desarrollo de su premisa vaya perdiendo fuelle en su segunda mitad y las preguntas planteadas tengan respuestas tan poco relevantes o simplistas. Con todo y con eso, el final, fiel al espíritu del resto de la serie, sigue dejando un estado de las cosas apasionante de cara a una más que posible continuación.