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Las novelas siempre han sido una importante fuente de contenido para las producciones audiovisuales, especialmente en cine. Sin embargo, las nuevas tendencias en la ficción televisiva apoyan que cada vez existan más relatos del papel que pasen a la pequeña pantalla. Netflix España tiene previsto darlo todo con 'La chica de nieve', la adaptación del bestseller de Javier Castillo que ha superado el millón de ejemplares vendidos y se convirtió en el libro más leído en el confinamiento.
'La chica de nieve' nos lleva a la Málaga de 2010, cuando la pequeña Amaya desaparece en la Cabalgata de Reyes. A partir de ahí, se inicia una exhaustiva investigación policial que cuenta con la inspectora Belén Millán (Aixa Villagrán) al frente del caso. Pero le sale una dura rival, y es que Miren Rojo (Milena Smit), una estudiante de Periodismo que trabaja en un medio local, acaba obsesionada con el suceso y se enfrenta a todo y a todos para conseguir arrojar luz a lo ocurrido.Aixa Villagrán, Loreto Mauleón y Raúl Prieto en 'La chica de nieve'
Pero como toda adaptación, la serie trae notables diferencias respecto a la novela. Por tanto, si eres fan acérrimo de la historia en papel, quizá deberías hacer previamente un trabajo de separación para enfrentarte a este relato compuesto por seis episodios que se estrena el 27 de enero. Eso sí, no podemos negar que muchos de estos cambios juegan a favor del proyecto, y es que narrar audiovisualmente implica un necesario cambio de códigos en referencia a la narración escrita. Como, para empezar, que la acción transcurra en Málaga y no en Nueva York. Esta nueva localización ayuda a generar una empatía por parte del público, dado que, por triste que suene, no es igual que una niña malagueña desaparezca en una cabalgata del mágico día de Reyes a que lo haga una neoyorquina en Acción de Gracias. Este localismo, además de homenaje al escritor, favorece ya de primeras un mayor acercamiento del espectador.
Por otro lado, los lectores se habrán dado cuenta de que el personaje de Benjamin Miller pasa a ser Belén Millán. Este cambio de género resulta bastante acertado por dos cuestiones. La primera de ellas, la implicación personal que puede tener Belén con una madre que ha perdido a su hija. La segunda, su relación con Miren y el duro pasado de esta, lo que es capaz de generar una relación más fuerte entre las dos. Eso sin dejar de lado toda la lectura que tiene que las dos grandes cabezas investigadoras del proyecto sean dos mujeres. Y hablando de Belén, en la serie cuenta con un compañero de trabajo, algo necesario para sustituir la voz del narrador y facilitar la acción desde guion.
Personajes que orbitan alrededor de otros
Otro de los cambios versa sobre Eduardo (Jose Coronado), el profesor que cuida de Miren. En este caso es una persona a la que saca mucha más edad y que, además, mantiene algún vínculo no descrito con la familia de su estudiante. No obstante, su presencia abre otro importante tema en 'La chica de nieve': la falta de tramas secundarias. La serie va tan al grano con la trama principal que tan solo se sale del camino para dar algunas pinceladas al traumático pasado de Miren. Esto es un arma de doble filo, puesto que por un lado genera una mayor atención al no cesar la acción principal en ningún momento. Pero, por otro, muchos personajes se desvirtúan hasta el punto de ser unos satélites que orbitan alrededor de otros.
Milena Smit y Jose Coronado en 'La chica de nieve'
Este hecho se aprecia tanto en Eduardo como en el compañero de Belén, pero incluso la propia Belén no sale del entorno policial. Se entrevén algunos aspectos en un par de escenas, pero da rabia, ya que no nos permite acercarnos al personaje tanto como, por ejemplo, sí hacemos con Miren. Sin embargo, como decía, esta es su mayor herramienta para captar al espectador, y es que aunque no es una serie que se caracterice por una acción desmedida, sino que tiene un tono de thriller más pausado, consigue que no pierdas la atención y te "piques" hasta conocer qué ha pasado con Amaya y quién la secuestró.
El reparto es una de sus grandes bazas
Uno de los aspectos más llamativos de 'La chica de nieve' es la crítica estructural que realiza a la policía y a la concepción que tiene la población sobre los medios. Empezando por el primero, en varias ocasiones se critica la falta de efectivos para poder investigar un caso de esta envergadura. En ningún momento se trata de dejar a la policía por inútiles ni mucho menos, sino demostrar que, algo similar a lo que ocurría en la pandemia con la Sanidad y el personal sanitario, por muy eficiente que sea la gente que tienes contratada, si no hay un número suficiente no se puede resolver el trabajo correctamente.
La segunda cuestión está presente en el subtexto durante toda la historia. Lo vemos en cómo Miren trata de acercarse a algunas personas para conocer más sobre el caso y cómo, en el 99% de las veces, recibe un portazo. Nadie quiere participar de los medios por miedo a que puedan tergiversar la realidad y solo perjudiquen. Incluso esta es una de las razones que agrava la relación entre Álvaro (Raúl Prieto) y Ana (Loreto Mauleón), los padres de Amaya. Ella sí cree que la exposición puede ayudar a que el caso siga activo, opinión contraria a la que tiene él.
A nivel técnico, 'La chica de nieve' tiene tras de sí un gran trabajo de dirección. Muy bien enmarcada en una estética oscura que favorece poner sobre relieve los sentimientos de sus personajes, el hecho de contar con una ubicación tan polivalente como Málaga, así como localizaciones naturales, es la dupla perfecta para potenciar un reparto más que notable. No hay nadie que falle en 'La chica de nieve', pues incluso los personajes pequeños están muy bien defendidos. Aixa Villagrán hace un gran trabajo y Milena Smit defiende correctamente a Miren. Sin embargo, todos los aplausos se los llevan Cecilia Freire y Loreto Mauleón. La presencia de esta última en cualquier proyecto se traduce en un extra de calidad y, en esta ocasión, aunque su Ana prácticamente solo sufre y llora, la actriz lo borda hasta el punto de trasladar ese desgarro al otro lado de la pantalla. Por último, merecen atención las dos niñas que interpretan a Amaya, especialmente Iratxe Emparan.
Netflix nos trae un relato enmarcado en el thriller, bien cuidado, sobre la desaparición de una niña. 'La chica de nieve' tiene muchos elementos para convertirse en un éxito, como lo adictiva que resulta potenciada por un guion con buenos cliffhangers, el buen trabajo y dirección de su reparto y lo directa que es con la trama principal. Sin embargo, se echa de menos conocer un poco más sobre el resto de personajes, aunque, si atendemos a la situación actual de Netflix con su oleada de cancelaciones, casi se agradece. Con este mecanismo, no dejan nada por contar, pero sí hay abierta una segunda temporada que podría tapar estos agujeros. Se trata de una historia que, pese a no contar con nada novedoso ni diferenciador, es un plan ideal para pasar unas horas muy bien entretenido.